CONCIERTO

BOYTOY, la mejor madurez

La banda de rock de garaje presenta un cuidado pero fiero segundo disco en el festival Altaveu

La banda de rock de garaje TOYBOY

La banda de rock de garaje TOYBOY / periodico

Juan Manuel Freire

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Una de las grandes sorpresas, si no La Sorpresa, del próximo festival Altaveu debería ser BOYTOY, grupo rock femenino de Brooklyn con un par de álbumes reivindicables a sus espaldas: el bastante noventero y grunge 'Grackle' y el más sesentero y dulce 'Night leaf'. "Para mí, el primero era una colección de perdigonazos, mientras que el segundo es un poco más rock’n’roll con groove", explica Saara Untracht-Oakner, cantante y guitarrista de la banda, además de pintora, fotógrafa, diseñadora… Rockera renacentista.

Comparado con el primero, 'Night leaf' suena… maduro, pero en el mejor sentido del término. Maduro por sofisticado y currado; no por aburrido, adulto, etcétera. "Es curioso que lo describas con esa palabra", dice Saara, "porque yo misma lo he descrito con ella y el resto del grupo me ha gritado a la cara. Yo no creo que, en cuestiones de música, la madurez sea algo malo. Desde luego hemos invertido más tiempo en esta colección de canciones que en ninguna otra [antes del primer disco, estuvo el 'epé' homónimo del 2014]".

El resto del grupo son Glenn Van Dyke (voz y guitarra) y Chase Noelle (batería), esta última, adición reciente. Así es: BOYTOY se concibió como un grupo sin bajista, igual que Yeah Yeah Yeahs y Sleater-Kinney. Cuenta Saara: "En realidad fue una decisión práctica. No éramos capaces de encontrar una bajista con el que tuviéramos química, así que empezamos a componer canciones solo para dos guitarras. Y funcionó".

Vaya si funcionó. A ver quién se pone su primer disco y se atreve a decir que no tiene ritmo: desde la inicial 'Postal', te cogía por las solapas y no te soltaba, obligándote a bailar hasta casi desfallecer. Eso sí, en el segundo ya había bajo, y han empezado a girar con una bajista, Sarah Palin, de Suiza. "La verdad es que un bajo llena bastante el sonido. Aún nos gusta tocar como trío, a veces, pero muchas de las canciones nuevas necesitan el empuje del bajo", reconoce Saara.

El ruido justo

Además de bajo, añadieron órgano y percusión, supervisadas con gusto por el productor Kyle Mullarky, conocido por su trabajo con Allah-Las o The Growlers. Fue Brooks Nielsen, vocalista de estos últimos, quien habló de Kyle a Saara. "Después, Glenn fue a chequear su estudio en Topanga y supo que podía ser divertido". Explica la propia Glenn: "Estando allí acabamos teniendo conversaciones muy frikis sobre micrófonos y tonos de guitarra. ¡Era la persona adecuada!".

Ya por decisión de BOYTOY y/o Mullarky, 'Night leaf' es un disco de pop-rock garajero cuyo sonido no está ahogado en ruido. Está muy bien eso del ruido, pero en esta clase de grupos sirve demasiado a menudo para disfrazar carencias compositivas o de habilidad instrumental. Dice Chase: “Con el ruido puedes esconder un montón de cosas; este no era el disco para eso”. Y Glenn: "Me gustan mucho los solos de guitarra que suenan limpios, pero con un punto de suciedad que los haga duros, pero no demasiado duros. Como en los viejos discos de blues".

Sea como sea, Saara avisa que quien vaya a sus conciertos esperando algo de ruido, lo tendrá: "Desde luego, sonamos más ruidosas en directo. Y me gusta la idea de cambiar. Hacer un disco limpio y después uno ruidoso al límite".

Happy Meals

Por si tienen curiosidad respecto al nombre del grupo: Saara fue quien tuvo la idea, inspirada por el cinturón con la misma palabra ('BOYTOY', 'juguete de chico') lucido por Madonna en los días de 'Like a virgin'. "El nombre llegó antes incluso que el propio grupo. Sobre todo, tiene que ver con que nos gustaban más los juguetes de chico que los de chica en nuestros Happy Meals".