QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

Una noche con música y animación japonesa en el Castell de Montjuïc

La Banda Municipal interpretará bandas sonoras niponas y se proyectará el filme 'La tumba de las luciérnagas'

salamontjuic

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Eduardo de Vicente

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Los amantes del cine de animación japonés y su música tienen marcado el día de hoy en rojo, ya que se celebra una velada muy especial e irrepetible que haría las delicias del director de cine Wes Anderson a la vista de su Isla de perros. La Sala Montjuïc ofrece un programa doble irresistible al aire libre que se abrirá a las 20.45 con la Banda Municipal de Barcelona, que repasará bandas sonoras de la productora nipona Ghibli, y seguirá con la proyección del drama animado La tumba de las luciérnagas (22 horas).

El concierto se centrará en las composiciones de su músico más célebre, Joe Hisaishi, colaborador habitual de Hayao Miyazaki, realizador que fue definido como el Walt Disney japonés. En primer lugar, se interpretará la suite sinfónica de Nausicaa de la Vall del Vent, una pieza en la que parece escucharse al viento soplar y que incluye, como instrumento exótico, unas castañuelas. La princesa Mononoke arranca con un cierto misterio para acabar convirtiéndose en una obra enérgica.

Tres personajes míticos: Totoro, Kiki y Chihiro

El meu veí Totoro es la más dulce y alegre, algo juguetona y la que tiene un aire más occidental. Los contrastes definen a Kiki, l’aprenent de bruixa que se inicia con un tono infantil para pasar a momentos más tristes e incluso de intriga. El recital lo cerrará la oscarizada El viatge de Chihiro que combina fragmentos casi épicos con otros líricos y una segunda parte más melódica. Y, si el público aún quiere más, el bis es una delicia. Así que todos a aplaudir bien fuerte.

La Banda está dirigida por Beatriz Fernández, que también ha trabajado con otras formaciones europeas y mexicanas. Destaca la ilusión que les produce este concierto ya que “es un tipo de bandas sonoras poco conocidas por el gran público, excepto los fans del anime, por lo que es un recital para descubrirlas”. Afronta este reto que califica de “apasionante y sorprendente, ya que de la cultura japonesa puedes esperar algo más frío pero están repletas de melodías hermosas y momentos muy emotivos”.

Influencias de las bandas sonoras japonesas

También opina que estas composiciones beben de múltiples fuentes y que cada uno puede encontrar elementos de otras obras. Por ejemplo, para ella, hay pasajes “de estilo jazzístico, otros que pueden recordar a La consagración de la primavera de Stravinski o el Alexander Nevsky de Prokófiev, además de las esperadas notas tradicionales asiáticas”. Lo cierto es que esta formación te traslada a un mundo de fantasía emocionante. Será un concierto memorable, seguro.

La segunda parte será muy diferente, con la proyección en versión original subtitulada de La tumba de las luciérnagas (1988), de Isao Takahata, el cofundador (junto con Miyazaki) de los estudios Ghibli y director de las series Heidi y Marco, muy populares en nuestro país en los años 70, o El cuento de la princesa Kaguya. Es decir, que es un experto en hacer llorar al público y el filme de esta noche no es una excepción. Un consejo: mejor ir bien aprovisionados de pañuelos de papel.

Está ambientada en la ciudad de Kobe en los últimos años de la segunda guerra mundial. La localidad es víctima de continuos bombardeos y en ese entorno deben intentar sobrevivir el joven Seita y su hermana pequeña Setsuko. Su padre está combatiendo en la Marina y su madre ha sufrido graves quemaduras, por lo que el chico debe hacerse cargo de la niña y conseguir comida.

Tiene un tono poético con la comparación entre las bombas que caen cerca de ellos y la luz de las luciérnagas, que fascinan a Satsuko y destaca su lucha por intentar lograr algunos momentos felices en condiciones adversas; apreciar las pequeñas cosas como un caramelo de fruta o un puñado de arroz. Pero no lo olvidemos se trata de un drama bastante duro que provocará que el Castell de Montjuïc se convierta en un mar de lágrimas. Insensibles, abstenerse. ¡Gambatte! (¡Buena suerte!).