Judd Apatow: «La comedia necesita una voz firme de mujer»

Como director o productor o como ambas cosas a la vez, Judd Apatow (Flushing, Nueva York, EEUU, 1967) es una de las figuras esenciales de la comedia americana actual. Este viernes se estrena en España su quinto trabajo desde detrás la cámara, Y de repente tú, retrato de una treintañera incapaz de sentar la cabeza que también supone la puesta de largo cinematográfica de la cómica Amy Schumer.

-Amy Schumer ha cosechado un gran éxito en la televisión americana, pero nunca antes había tenido un papel de relieve en una película. ¿Qué le atrajo de ella?-Amy tiene el coraje de escribir sobre las cosas que realmente le importan. Creo que el mundo de la comedia necesita una voz de mujer firme capaz de hacerse oír si algo es ridículo y atacarlo con fuerza. Recuerdo estar escuchando un programa de radio en el que ella estaba invitada. Simplemente me quedé sentado en mi coche, en el aparcamiento de mi oficina, para no perderme nada de lo que decía. Habló acerca de sus relaciones y de los obstáculos que impedían su felicidad. Y de su padre, que tiene esclerosis múltiple, y de lo que la enfermedad había supuesto para ella. Y lo hizo de una forma cálida e hilarante. Así que decidí llamarla para que discutiéramos sobre la posibilidad de trabajar juntos.

-De hecho, en el pasado ya ha trabajado varias veces con cómicos que en aquel momento carecían de experiencia en la pantalla grande. ¿Por qué hace estas elecciones?-Sí, es cierto. Me resulta excitante colaborar con alguien que no tiene experiencia previa, y trabajar con él o ella perfilando los detalles de cuál va a ser su personalidad cómica en pantalla. Cuando trabajas con actores que llevan toda la vida poniéndose frente a la cámara no hay forma de moldearlos. Pero en el pasado tuve la oportunidad de trabajar con Steve Carell y Seth Rogen antes de que fueran grandes estrellas, y no saber cómo iban a funcionar en pantalla lo hacía todo más divertido.

-Nunca antes había dirigido un guion no escrito por usted.-En cuanto Amy me entregó las primeras 30 páginas supe que era una gran guionista. En estos casos suelo considerar que es mejor que yo ejerza de productor y otro se encargue de dirigir. Cuando trabajamos en Supersalidos o Superfumados, el instinto me dijo que otro director podía hacer el trabajo tras la cámara mejor que yo. Pero, con Y de repente tú, sin embargo, sentí que estábamos en sintonía y quise llegar hasta el final. Además, no quise perderme la ocasión de rodar en Nueva York. Tener ocasión de cerrar las calles de la ciudad es el gran sueño de cualquier neoyorquino como yo.

-¿En qué medida afectó el hecho de manejar material ajeno a su trabajo tras la cámara?-Fue muy divertido porque yo tenía una mirada más limpia a la hora de decirle a Amy lo que pensaba sobre lo que necesitaba la historia y hacerle saber lo que, a mi modo de ver, le faltaba. El hecho de que ella fuera la guionista también significó que cada noche yo podía irme a dormir sin estar preocupado por lo que había que arreglar. Podía limitarme a decirle: «Oye, Amy, esta escena no funciona, debería ser divertida. Me voy a echar una siesta». Cuando dirijo material que he escrito yo mismo y que es más personal, a veces llego por la mañana y decido que debo rehacer por completo una escena, y eso, francamente, acaba siendo muy estresante.

-En su opinión, señor Apatow, cuál es el secreto para que una comedia funcione?-Si una escena tiene ocho chistes según el guion, hay que conseguir tener otros 45 chistes en la recámara pensados por si acaso. De ese modo, si las proyecciones de prueba de la película revelan que algún chiste no funciona, lo puedes sustituir por otro. A veces incluso puedes seguir ese método también en las partes dramáticas. Si una escena resulta demasiado seria, puedes cambiarla por algo más ligero. Siempre hay que tener material de reserva, eso te concede una mayor flexibilidad en la sala de montaje.