Godzilla está de vuelta

El famoso monstruo japonés regresa como aliado en un espectacular 'blockbuster' con trasfondo atómico

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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El monstruo más famoso del mundo está de vuelta. Godzilla reaparece, imponente, devastador, furioso, pero convertido en un aliado, para restablecer el equilibrio del universo. La película del inglés Gareth Edwards (Monsters), basada en el personaje creado por la productora nipona  Toho, habla nuevamente de radiaciones y de un ataque en Japón, el país en el que nació el personaje, en 1954, 10 años después de Hiroshima y Nagasaki. Ahora el monstruo retorna tras el desastre de Fukushima en el año 2011, provocado por un terremoto gigantesco y el posterior tsunami.

«Aquellas imágenes pavorosas han quedado en la retina de nuestra generación», afirma Edwards, al igual que la del hundimiento de las Torres Gemelas en Nueva York. «Cuando haces una película de desastres, tratar de hacer algo sobre el mundo que te rodea y de reflejar las imágenes que no se te van de la cabeza». Edwards y varios miembros del equipo presentaron esta semana en Londres el filme, que hoy se estrena en todo el mundo.

La película arranca con unas imágenes documentales en blanco y negro de explosiones nucleares. No es un buen augurio. Un matrimonio de científicos, Bryan Cranston (Breaking bad) y Juliette Binoche, investigan unos extraños temblores en el subsuelo de una planta nuclear, en la ficticia localidad japonesa de Janjira. No saben aún que el origen está en el misterioso derrumbamiento de una mina en Filipinas años antes. Cranston pide que se cierre la planta, pero nadie le escucha. Hay intereses secretos, que el Gobierno oculta. Una fuerza prehistórica de la naturaleza se ha despertado y muy pronto la situación escapará a cualquier control.

La trágica historia de la pareja y de su hijo, interpretado por el británico Aaron Taylor-Johnson (Kick-Ass: Listo para machacar), sirve de hilo conductor a espectaculares escenas de apocalipsis. El reencuentro con Cranston, el antihéroe Walter White de la tele, es uno de los alicientes del filme. Ahora luce mucho más pelo, parece algo más joven y resulta desde luego bastante menos siniestro. «Se podría haber hecho otra película solamente con la historia de los personajes. Es como tener dos filmes en uno. Ese es un enfoque me gustó desde el primer momento». De niño, Cranston era un fan de Godzilla, -«me gustaba mucho más que King Kong»- y jamás pensó que podría terminar en un proyecto sobre aquella criatura. «Godzilla da la impresión de sacar la cabeza cuando los humanos empujan a la Tierra a una situación límite, como hemos visto recientemente con la central nuclear en Japón», comenta. Después de Breaking bad quería hace algo totalmente distinto. «Este drama es realmente diferente. Es una película de monstruos, pero también es un estudio de situaciones y caracteres».

Taylor-Johnson, de 23 años, que encarna a  Ford Brody, un oficial de la marina especializado en la desactivación de bombas, es el héroe del filme. Más conocido por su participación en producciones artísticas independientes de bajo presupuesto, se siente «muy orgulloso» de este gigantesco proyecto de Hollywood «porque es de una gran calidad». El rodaje en la Columbia Británica y Hawái fue «un gran desafío emocional y físico», con escenas de acción para las que recibió  entrenamiento militar.

Los actores y el director asistieron el martes en Leicester Square, al estreno de gala. Edwards no creía poder estar pisando la alfombra roja. «Es surrealista», decía. Ha pasado de crear los efectos especiales de Monsters en el portátil de casa, a manejar una superproducción de 160 millones dólares, con 300 personas. «He querido hacer  una versión moderna y seria de God-

zilla para niños grandes de hoy, pero sin renunciar a sus raíces».