ESTRENO ESTELAR

'Dirty dancing' arrasa en Barcelona

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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No es extraño que musicales basados en películas de éxito triunfen en la cartelera (ahí están 'Priscilla', 'Mamma mia', 'Sister act'...). Pero sí sorprende que lo hagan con casi todas las entradas vendidas antes de levantar el telón como ha ocurrido con 'Dirty dancing'. El musical se acaba de instalar en el Tívoli con 55.000 entradas vendidas para las funciones previstas hasta el 12 de marzo. Ante tal demanda los productores han añadido funciones matinales y nuevas fechas a partir de diciembre.

Esta versión dirigida por Federico Bellone, la misma que arrasó en Madrid este invierno, es más fiel al guión de la película y utiliza menos pantallas led y pirotecnia tecnológica. "A diferencia de la primera versión del musical de Broadway, la escenografía es más orgánica y la obra superfiel a la película. No nos hemos saltado ni una coma del guión de Eleanor Bergstein, pero sí lo hemos acercardo con algún guiño al público español", ha indicado Iñaki Fernández, productor del espectáculo. Esta es su primera experiencia en el musical tras el cabaret erótico festivo de 'The hole'. "Esto es otra historia, no tiene nada que ver". Todas las voces son en directo, pero no todos todos los músicos. Hay instrumentos grabados.

25 ACTORES Y CUATRO MÚSICOS

Veinticinco actores, cuatro músicos y 20 técnicos se encargan del espectáculo que cuenta con una escenografía llena de sorpresas. Y dos intérpretes barceloneses, Amanda Digón, de 23 años, y Christian Sánchez, de 28. Para ella, que interpretado musicales en Alemania e Inglaterra, es su debut en la ciudad. Él debutó en Barcelona como bailarín en 'Hair', aunque ha hecho gran parte de su carrera en Madrid. Muchas adolescentes le conocen por sus apariciones televisivas en 'Yo quisiera'.

"Es complicado encarnar un rol tan icónico", ha asegurado Sánchez en relación con su papel de Johnny Castle, el 'crack' de la pista de baile, que interpretaba el fallecido Patrick Swayze. "No quise ver la película cuando me ficharon. Necesitaba hacer mío el personaje, ir a su esencia. Me alegra cuando la gente me dice que me parezco al actor del filme con quien físicamente tengo más bien poco que ver". Para él Johnny Castle es un tipo "chulesco pero tierno. El musical destaca más que la película cómo ha vivido el hecho de tener que acompañar a mujeres más maduras que él a cambio de dinero para sobrevivir", ha dicho el actor.

SEXO, BAILE Y FEMINISMO

Digón también necesitó "partir de cero" para meterse en la piel de la virginal Frances, una chica que descubre la danza y el sexo a raíz de unas vacaciones con su familia en unas vacaciones en la montaña en un 'resort' donde Johnny trabaja como animador y profesor de baile. "Dirty dancing' es muy feminista" recuerda Digón en referencia al filme, estrenado en 1987, por su defensa del aborto legal y de la libertad de las mujeres para disfrutar de su cuerpo y para tomar sus propias decisiones. 

Ambos actores alucinan con las pasiones que el musical despierta. "El público viene entregadísimo, con total predisposición a recordar la película. Muchos se saben las frases". Pero los números musicales son el plato fuerte, sobre todo el salto final a ritmo de 'Time of my life'.

La magia de 'Dirty dancing' perdura 30 años después gracias al musical.