LA REINA, EN CINCO CLAVES

Beyoncé, la jefa de todo esto

La artista visita el Estadi Olímpic con su disco más arisco hasta la fecha, 'Lemonade', historia de una amante despreciada y oda a la feminidad negra

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JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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"Sería paralizador cantar lo mismo durante 10 años", decía Beyoncé en el documental 'Life is but a dream', producido y dirigido por ella misma hace tres años. Hablaba del giro que su carrera iba a dar, en muchos sentidos, con '4' (2011), el primer álbum publicado tras desligarse profesionalmente de su padre, Mathew Knowles, quien había controlado su carrera desde los días de Destiny's Child. Ahora quería dejarse llevar, o en sus propias palabras, "no ser cool, sino ser honesta".

Cada nuevo disco después de 'I am... Sasha Fierce' (2008) ha supuesto un paso adelante en esa búsqueda de la imperfección. Por supuesto, hablamos de una imperfección perfecta en su alto grado de intensidad y efectividad emocional. Había señales inéditas de vulnerabilidad en '4', a la altura sobre todo de las oscuras 'I care' y 'Rather die young'. Pero los discos que realmente muestran a una nueva Beyoncé son 'Beyoncé' (2013) y el reciente 'shock' 'Lemonade', historia de una amante despreciada desdoblada en oda a la feminidad negra. Discos novedosos por su estilo, como también su forma de llegar al mercado (por sorpresa y solo en digital) o su condición de "discos visuales", que cobran su verdadera entidad cuando se disfrutan con los videoclips creados para cada composición.

Beyoncé no ha confirmado oficialmente que la historia de 'Lemonade' -trasladada a imágenes con interludios poéticos sobre los diferentes estadios del duelo- se base en la supuesta infidelidad cometida por su marido, el rapero/empresario Jay Z; pero hay que hacer verdaderos esfuerzos para no unir mentalmente los puntos entre realidad y ficción. En la abrasiva 'Don't hurt yourself', abre y cierra con un mismo verso, en la segunda ocasión exhalada con furia: "¿Quién cojones te crees que soy?".

Realidad, ficción o algo entre medias, lo que es seguro es que estamos ante un disco que abre fronteras para Beyoncé, no solo a un nivel expresivo sino también estilístico: las etiquetas R&B, soul y/o pop se quedan estrechas para una artista que parece cada vez más hambrienta de experimentación. Dueña de su carrera, liberada de corsés, sin miedo a cargar tintas políticas, llega el miércoles al Estadi Olímpic de Barcelona (21.30 horas) convertida en icono absoluto de varias generaciones de mujeres y espíritus hambrientos de igualdad y dignidad en general. Debajo, cinco claves del mito.


FAMILIA Una base movediza

Beyoncé habla de la familia como su "base". No pierde oportunidad para hablar de cuánto le enseñaron su madre, una peluquera que, de paso, ejercía como perfecta terapeuta con sus clientas y en cuyo salón empezó Bey a cantar, y su padre, cuya capacidad para presionarla solo la ayudó a mejorar. En un momento dado, esa presión pareció demasiada o demasiado anacrónica y ella decidió ser su propia mánager. Perdió a su padre, pero últimamente ha habido señales de reconciliación, como esta foto colgada por su madre en Instagram.

Algunos fans querrían ver a Bey rebajar un poco su respeto por el concepto de la familia, si realmente Jay le ha sido infiel. No parece casual que su marido aparezca, literalmente a los pies de Bey, en el interludio de 'Lemonade' a mayor gloria del... perdón. La abuela del rapero da el discurso que debió inspirar el título del proyecto: "He tenido mis altos y bajos, pero siempre encontré la fuerza interior para tirar de mí misma. Me sirvieron limones, pero yo hice limonada".


MODELOS Solo los más grandes

El arte de Beyoncé no surge por infusión divina, sino que se compone de las lecciones aprendidas durante una infancia atenta a cada movimiento de Diana Ross, Whitney Houston, Michael y Janet Jackson, Tina Turner, Madonna o Stevie Nicks. De la penúltima admiraba, según parece, su voluntad de controlar todo lo que rodeaba a su negocio. La influencia de Nicks -la cantante-compositora de Fleetwood Mac- parece un poco más difícil de rastrear, pero el riff de guitarra de su 'Age of seventeen' sonaba en 'Bootylicious', antiguo mega-éxito de Destiny's Child.


EDUCACIÓN EN GRUPO La fase Destiny's Child

En el citado documental 'Life is but a dream' hay pocas sorpresas o revelaciones y, por momentos, se tiene la sensación de estar viendo un largo publirreportaje con ínfulas. La peor sorpresa es el espacio microscópico reservado a la memoria de Destiny's Child, su grupo desde principios de los 90 y hasta la mitad de la década siguiente, una máquina expendedora de éxitos R&B con verdadero 'punch'.

Las primero llamadas Girls Tyme (y primero seis, luego cuatro, finalmente tres en la formación icónica completada por Kelly Rowland y Michelle Williams) tocaron el cielo del pop con el repertorio de 'Survivor' (2001), cuyos arranques feministas cambiaron unas cuantas vidas. "Me pago mi propia diversión y me pago mis propias cuentas / Siempre 'fifty-fifty' en las relaciones", cantaban en 'Independent women part I' en rechazo al discurso androcéntrico. Deberían volver, pero para algo más que una canción (en el 2013 grabaron el tema de reunión 'Nuclear').


LOS ÁLBUMES Respeto absoluto al formato

En el 2003, en un paréntesis de Destiny's Child, Beyoncé publicó 'Dangerously in love', un debut en solitario con mitad de grandes singles ('Crazy in love', 'Baby boy') y mitad de cortes menores, al igual que después 'B'Day' (2006) y el dual 'I am... Sasha Fierce' (2008). En el posterior '4', Beyoncé Knowles y Sasha Fierce (su antiguo álter ego turbulento) son solo una mujer, una auténtica, liberada de casi todo lastre y ataduras que la coarten. Pero ese disco era tímido en comparación con 'Beyoncé' y 'Lemonade', que sorprenden tanto por sus formas osadas como por su crudeza a nivel de sentimiento. Son, además, álbumes de verdad: obras de cierto aire conceptual que Beyoncé quiere que escuches de tirón.

Debajo, 'Beyoncé' al completo; prohibido saltar un solo corte.


LA FILOSOFÍA En defensa de la iniciativa femenina

En los últimos tiempos, Beyoncé ha logrado que muchas jóvenes se llamen a sí mismas feministas. Afianzó su misión a través de las palabras de otra: la sabia definición del término que sonaba en '***Flawless' en boca de la escritora Chimamanda Ngozi Adichie. "Feminista: la persona que cree en la igualdad social, política y económica de los sexos".

Para apoyarse a sí misma pero también a otras, Beyoncé creó la compañía de 'management' Parkwood Entertainment. Dos de sus fichajes ejercen el miércoles como teloneras: la rapera Ingrid (una amiga de su infancia) y las hermanas R&B-pop Chloe x Halle, de 18 y 16 años precoces. Perderse a estas últimas sería pasar del futuro: