Les dejo, regreso, ha sido un placer escribirles

El periplo asiático del Mundial de motociclismo toca a su fin con dos títulos aún por decidir

Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Dani Pedrosa, durante el GP de Japón, en Motegi

Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Dani Pedrosa, durante el GP de Japón, en Motegi / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Motegi (Enviado especial)

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Esto se acaba, señoras y señores. He estado encantado de compartir con ustedes mi periplo por MalasiaAustralia Japón a 345 kilómetros por hora, que es la velocidad que alcanzan las motos de MotoGP que, dicen, tienen más de 260 caballos de potencia pero que, jamás, jamás, especifican realmente cuántos tienen.

Lo hemos pasado estupendamente, o eso espero, ustedes y yo. Yo he escrito con ventaja, quiero decir, a favor de reloj. Escribía cuando me iba a la cama para que, los que quisiesen, se despertasen con mi historieta del día. Y cuando he podido, que ha sido siempre, he añadido algunas fotos viajeras, sin pretensión alguna, solo para ayudarles a situarles en el tema. A excepción, lo reconozco, del día del terremoto que estaba realmente... asustado.

Regreso a casa (los más pillos, y ricos, vuelven este domingo por la noche) y lo hago después de comprobar, una vez más, que el deporte esconde siempre sorpresas. Muchas. Demasiadas. Bueno, nunca son demasiadas.

Sopresas en las tres categorías

Viajamos a Sepang, Phillip Island y Motegi creyendo que Marc Márquez (Honda, MotoGP) se proclamaría campeón del mundo antes de llegar a Cheste (Valencia), pero un tremendo error en la estrategia de su equipo le complicó la conquista. Bueno, eso y un fabuloso Jorge Lorenzo (Yamaha), cuyo mérito es haber logrado que el título se decida en el último día.

Viajamos pensando que Pol Espargaró (Kalex, Moto2), horrible al inicio de la temporada y brutal, portentoso, del ecuador de la misma al esprint final, lo tenía complicadísimo para atrapar al británico Scott Redding. Y va Redding y se cae. Y se lesiona. Y lo operan. Y 'Polyccio' coge el liderato al lazo y ya no lo suelta hasta campeonar este domingo en Japón, donde también --ven, el deporte es la repera-- se cayeron Redding y Tito Rabat, los dos que podían amargarle la fiesta.

Viajamos intuyendo que Luis Salom (KTM, Moto3) se haría, como principal favorito al título, con el cetro en cualquiera de estos grandes premios, y el título se decidirá --¡ojito al dato!-- en la última carrera, que será dentro de 14 días en Cheste. Imagínenselo: tres 'pipiolos' en medio de un escaléxtric, en casa, jugándose el sueño de su vida ante 100.000 seguidores. El no va más de los nervios.

Sin hacer cuentas

En esta vida, y menos en el deporte, no se puede considerar nada ganado a priori. Eso sí, a menudo, como fue el caso de Márquez en Australia y de Rins en Motegi, se cometen errores incomprensibles. Márquez y su gente no debieron confundirse de cuentas el día de su primera pelota de partido y Rins debía haberse conformado este domingo con la tercera plaza y repetir en Valencia. Y listos: campeones los dos.

Ahora deberán sufrir. Pero es lo que les gusta. O corren así o no corren. Ellos salen a ganar. Las cuentas que las hagan otros. Por eso es bello saber que hay jóvenes que no solo buscan la victoria, sino levantar al público de sus asientos.

Vuelvo. Regreso. Encantado de conocerles. No se preocupen, que trataré de mantener esta correspondencia epistolar que hemos creado en este periplo malayo-australiano-japonés. Disfruten de lo suyo y con los suyos. El placer es mío. Cuídense, se lo merecen.