PRODUCTOS PELIGROSOS

Los cetáceos europeos presentan contaminantes prohibidos hace 40 años

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Los bifenilos policlorados (PCB), contaminantes químicos de origen sintético y bioacumulativos, se prohibieron en Europa hace casi 40 años, pero los cetáceos que nadan por sus costas siguen presentando en sus organismos concentraciones muy elevadas, tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, según destaca un estudio internacional en el que han participado investigadores de la Universitat de Barcelona (UB).

Los PCB, del grupo de los compuestos organoclorados, eran habituales en la industria petroquímica, además de emplearse para la fabricación de condensadores eléctricos, lámparas, pinturas y refrigerantes. Hoy están catalogados por la ONU entre los 12 contaminantes más nocivos fabricados por el hombre por su vinculación a diversos trastornos hormonales y por su carácter inmunodepresor, entre otros problemas.

“En el caso de los cetáceos, quizá no mueren directamente por la ingestión de los PCB, pero estos compuestos contribuyen a debilitarlos, lo que los hace más vulnerables al efecto de los patógenos, además de reducir su tasa de reproducción”, explica Àlex Aguilar, director del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio-UB).

El análisis, liderado por la Sociedad Zoológica de Londres, se ha publicado en la revista especializada Scientific Reports, del grupo Nature.

LOS PRIMEROS DEL MUNDO

La investigación está basada en estudios a largo plazo del tejido de alrededor de 1.081 cetáceos, entre ballenas, delfines y marsopas. Las orcas ('Orcinus orca'), los delfines mulares ('Tursiops truncatus') y los delfines listados ('Stenella coeruleoalba') que viven en aguas europeas son los que presentan mayores concentraciones de PCB de todo el planeta.

Las concentraciones de PCB tienden a permanecer más altas cerca de las zonas industriales y centros urbanos densamente poblados, por lo que las aguas europeas son especialmente vulnerables. Concretamente, los investigadores han determinado que las áreas centrales y del oeste del Mediterráneo, del suroeste de la península Ibérica, el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar son puntos críticos para estos mamíferos, ya que se han observado concentraciones por encima de los 40 miligramos por kilo, “que es el umbral a partir del cual empieza a haber problemas”, prosigue Aguilar.

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Aunque los PCB ya no se emplean, muchos aparatos que los tenían en su origen siguen desprendiéndolos y llegan al aire y el suelo. Luego, por efecto de las lluvias y el arrastre de los ríos, acaban en el mar, donde entran a formar parte de la cadena trófica. “Como los organismos vivos no pueden excretarlos ni degradarlos -subraya Aguilar -, estos contaminantes se fijan en los tejidos de las especies marinas y se acumulan progresivamente a lo largo de las cadenas alimentarias, hasta llegar a concentraciones muy elevadas en los animales predadores terminales, como los grandes cetáceos”. Como los delfines viven de media unos 30 años, ello favorece una mayor concentración.

«Aunque las concentraciones de PCB son ahora menores que las de los años 1980 y 1990, aún se encuentran por encima del umbral que se considera peligroso para los predadores marinos. Por tanto, hay que seguir controlando la evolución que siguen estos contaminantes en las próximas décadas ", insiste Assumpció Borrell, investigadora del IRBio-UB que también ha participado en el estudio.

Y EN EL CASO DE LOS HUMANOS

En el caso de los humanos, los niveles detectados en delfines u orcas no constituyen un problema de salud pública porque, salvo contadas excepciones como Noruega y las islas Feroe, no se consumen cetáceos. “Pero en Japón o Corea del Norte tuvieron graves problemas años atrás”, dice Aguilar.

En concentraciones elevadas, los PCB tienen varios efectos negativos en las especies marinas: son inmunosupresores potentes, interfieren en la reproducción y el crecimiento de los animales y provocan problemas hepáticos y hormonales. "En el Mediterráneo, las concentraciones elevadas de PCB estuvieron detrás de las grandes mortandades de delfines listados que hubo en los años 1990 y 1991", concluye el investigador.

En el estudio han participado una veintena de centros de investigación europeos (Gran Bretaña, España, Irlanda, Suecia, Portugal y Eslovenia) especializados en cetáceos. Además de la UB, ¿¿han participado los centros españoles CIRCE (Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos, de Algeciras), la Estación Biológica de Doñana del CSIC (Sevilla), la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Marinos (Pontevedra), la Sociedad de Estudios de Cetáceos (Lanzarote) y la Universidad de Las Palmas.