Análisis

Una guerra para salvar la credibilidad

ALBERT GUASCH

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Los redactores de discursos deObamahabrán sentido estos días todo el peso de la Casa Blanca. El presidente pronunciará hoy un discurso, en el que se sabe que lleva tiempo trabajando, sobreMartin Luther Kingy los 50 años del célebreI have a dream. AObamale motiva dar lo mejor de sí en la conmemoración de uno de sus referentes políticos indispensables.

Paradójicamente, el homenaje a la leyenda de los derechos civiles, de la igualdad racial y, no lo olvidemos, del activismo pacifista tiene lugar cuando el primer presidente negro de EEUU se arrastra hacia una guerra. A regañadientes, sin ningunas ganas, pero en esas está el premio Nobel de la Paz del 2009, barajando opciones militares para cuadrar aBashar al Asad. Obamano ha tenido más remedio que involucrarse en Siria. Él mismo se empujó con la dichosa frase de la línea roja que soltó sin querer, fuera de guion, improvisadamente. Pero la dijo y ahora está en juego su credibilidad global.

Si ninguna decisión es fácil en Oriente Próximo, lo de Siria es como adentrarse en un pasillo lleno de clavos y serpientes. Recibir pinchazos y mordiscos a sabiendas de que al final de ese pasillo no espera nada bueno. Qué cómodo resultaba mirar hacia el otro lado.

AhoraObamatiene que actuar y, francamente, no es la suya una posición envidiable. Recordemos lo sabido: no hay buenos en esta guerra, no hay un bando por el que apostar. A un lado está el dictador inmisericorde; en el otro, los amiguitos de Al Qaeda, que han ganado terreno a los rebeldes que podían generar empatía. Encima, las encuestas reflejan que muy pocos estadounidenses desean ver a su Ejército en una nueva misión redentora.

Ninguna acción que ordeneObama,por mucha coalición internacional que forje, hará cambiar el curso de la guerra. Haría falta poner soldados entre las ruinas sirias y sufrir bajas. Inasumible. Así que parece que la conciencia occidental y la credibilidad deObamase salvarán con un par de días de intensos lanzamientos de pepinos desde el mar a objetivos militares. Después, a por otra cosa. Más podría hacerPutin,que tiene influencia enAsad.Pero como damos por sentado que carece de conciencia y credibilidad, ya nadie le pide cuentas. Ni en sueños.