LA SITUACIÓN ACTUAL

Una carrera ralentizada

El número de cabezas nucleares se ha reducido de las 50.000 de la guerra fría a las actuales 15.000

Imagen de archivo de un misil nuclear de la Índia en un desfile por la capital, Nueva Deli.

Imagen de archivo de un misil nuclear de la Índia en un desfile por la capital, Nueva Deli.

ADRIÀ ROCHA / BARCELONA

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Durante la guerra fría, en el momento de máxima tensión entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, el mundo bipolar de la segunda mitad del siglo XX vivía con el dedo en el gatillo. Ambos países tenían más de 50.000 cabezas nucleares apuntándose mutuamente, en una especie de paz armada en la que la gran capacidad armamentística del rival disuadía a su contrario de aniquilarlo.

Ahora, en 2015, el número de armas nucleares en el mundo se ha reducido drásticamente: según el último informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI en sus siglas en inglés). Nueve países tienen en su haber 15.850 cabezas nucleares, de las cuales 4.300 están desplegadas y listas para ser usadas. Estos estados son, además de Rusia y Estados Unidos —que acumulan entre los dos el 90%—, China, Francia, Gran Bretaña, Pakistán, Índia, Israel y Corea del Norte.

«Es cierto que el número de cabezas nucleares se ha reducido mucho en las últimas décadas, pero estas son mucho más sofisticadas y potentes que antes. Con lo que hay ahora, se podría destruir el planeta al menos 14 veces», asegura Xavier Masllorens, presidente de FundiPau, una oenegé que aboga por la completa abolición de estas armas.

Pero, si la disuasión directa al país adversario ya no es necesaria, ¿por qué los estados mantienen, entre promesas de mayores desmantelamientos, sus arsenales? La respuesta, según Masllorens, es que aún ven el mundo y las relaciones internacionales desde una óptica antigua: la que se imponía en la guerra fría. «Vamos hacia un escenario en el que tienen que mandar la diplomacia y los intereses humanitarios, no la amenaza mediante la posesión de armas», concreta.

Irán e Israel

Obama si pareció seguir esta directriz con el acuerdo conseguido con Irán, que permitirá que Teherán use energía nuclear para fines civiles pero no militares.  El acuerdo deja a Israel como única potencia nuclear  en la región. «Mientras solo sea Tel- Aviv quien tenga capacidad nuclear en la región, el lugar se desestabilizará aún más: lógicamente, para los enemigos del país —casi todos los vecinos de Israel— esto es una grave amenaza», comenta el preside de Fundipau.

Quien, en cambio, sí que usa la arma atómica satisfactoriamente para disuadir a sus enemigos es Corea del Norte. El régimen de Kim Jong consigue, con su arsenal nuclear, mantener bien alejadas las tropas de sus dos archienemigos: sus vecinos de  Corea del Sur y Estados Unidos.

Aún con todo, en un siglo multipolar en el que la política internacional ya no solo la marcan los estados sino grupos terroristas como Al Qaeda o el Estado Islámico, el poder de la aún potencia mundial, EEUU, está en entredicho. Pese a  que Washington, junto con sus aliados occidentales, dispone de la gran mayoría de la capacidad nuclear mundial, no ha conseguido disuadir a los yihadistas de poner a Europa y EEUU en su punto de mira.

En opinión de Masllorens, la posesión de estas armas constituye un riesgo mayor para la propia población que para los enemigos ya que «estos grupos podrían atacar a las cabezas nucleares o a las centrales, cosa que sería una catástrofe». «Por eso demandamos un compromiso mundial para acabar con la carrera nuclear», insiste.