MEDIDAS DEL GOBIERNO
Trump amaga con derogar el NAFTA y opta por renegociarlo
El presidente de EEUU llega a un acuerdo con Peña Nieto y Trudeau para mejorar el tratado
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON
Donald Trump renegociará el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA), el tratado que entrelaza las economías de Estados Unidos, México y Canadá desde 1994 y que Donald Trump ha descrito habitualmente como “una catástrofe”. Después de que la prensa publicara el miércoles que la Casa Blanca se disponía a suspender de forma inmediata la participación de Washington en el tratado, el presidente anunció todo lo contrario tras hablar por teléfono con los líderes de sus socios comerciales. “Hemos acordado no cancelar el NAFTA por el momento”, dijo en un comunicado. La decisión es un golpe más para los sectores populistas de su Administración, ya muy acostumbrados a ver como Trump renuncia a sus bravatas nacionalistas para plegarse en el último momento a los intereses de la ortodoxia republicana.
Durante la jornada, marcada por la presentación de la propuesta fiscal para bajar los impuestos a las empresas, Trump habló con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. “Los tres líderes han acordado proceder con premura, de acuerdo a los procedimientos internos, para que la renegociación del NAFTA beneficie a los tres países”, añadió el comunicado de la Casa Blanca. El anuncio frenó un nuevo descalabro del peso mexicano, que volvió a caer a medida que tomaban cuerpo los rumores de la inmediata suspensión del acuerdo firmado en su día por Bill Clinton. Trump lo ha atacado reiteradamente, presentándolo como una calamidad para los trabajadores estadounidenses y en su contrato para los primeros 100 días de su Administración prometió renegociarlo o derogarlo en caso de que no fuera posible mejorar sus términos.
Los defensores del acuerdo sostienen que hasta 14 millones de empleos dependen directamente del NAFTA, pero también es cierto que el acuerdo ha contribuido decisivamente a la deslocalización de empresas estadounidenses, que han aprovechado la eliminación de los aranceles fronterizos para trasladar su producción a México, donde los costes son mucho más reducidos. “Si no alcanzamos un acuerdo justo para todos, derogaremos el NAFTA”, dijo más tarde Trump. Su decisión ha sido celebrada por numerosos republicanos, reticentes al giro proteccionista de la Administración.
DAÑARÍA A LAS FAMILIAS
“Romper el NAFTA sería una idea desastrosa. Dañaría a las familias estadounidenses al pasar por caja y haría añicos a los productores sobre el terreno y en sus oficinas”, ha dicho el senador republicano por Nebraska, Ben Sasse, abierto en cualquier caso a una renegociación que amplíe el mercado para los productos de su país. La puesta en marcha del diálogo para actualizar el tratado permite a Trump tachar otro elemento de su lista de la compra, ya que prometió decidir sobre el acuerdo antes de que se cumplieran los primeros 100 días de su mandato, un umbral que se alcanzará el sábado. En materia comercial, ya cumplió con la retirada de EE UU del Acuerdo Tranpacífico (TPP), con 11 países de la cuenca del Pacífico.
La Casa Blanca está ansiosa por presentar resultados, tras el fracaso de sus grandes iniciativas legislativas. La reforma fiscal anunciada el miércoles ha sido duramente ridiculizada en los medios, empezando por los escasos detalles que contiene. La Administración la presentó en un folio esquelético, donde no consta el impacto que tendrá sobre la recaudación y el déficit. Varios análisis insisten en que las grandes fortunas, como la de la familia Trump, serán las principales beneficiadas por la reforma, que entre otras cosas elimina el impuesto de sucesiones.
“A tenor de cualquier estándar histórico”, la propuesta “es una artimaña ridícula de una banda de plutócratas que quieren enriquecerse a costa del futuro del país”, ha escrito el New York Times en su editorial. Antes de llegar a los 100 días, la Casa Blanca tiene por delante otro reto de envergadura. Antes de la medianoche del sábado, necesita pactar con los demócratas un acuerdo para extender la financiación del Gobierno si no quiere que las agencias gubernamentales amanezcan cerradas el lunes. Para conseguirlo, Trump ha renunciado a incluir la financiación del Muro en la resolución, otra concesión a sus rivales políticos.
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