VIOLENCIA EN MÉXICO

La siniestra pareja

El exalcalde de Iguala y su mujer, acusados de la desaparición de los estudiantes, han gobernado el municipio con un régimen de terror

El matrimonio 8Ángeles Pineda y Luis Abarca.

El matrimonio 8Ángeles Pineda y Luis Abarca.

TONI CANO / MÉXiCO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los vecinos de Iguala, que los han aguantado y temido durante dos años, aún la llaman la «pareja imperial» y precisan que «ella era la que mandaba». La fiscalía mexicana señala  al exalcalde José Luis Abarca, y su mujer, María de los Ángeles Pineda, como autores intelectuales de la desaparición de los 43 alumnos de la escuela de magisterio de Ayotzinapa y «principales operadores» del cártel Guerreros Unidos en ese municipio del estado de Guerrero.

El propio alcalde mató el año pasado a un líder campesino junto a una de las macabras fosas de un cerro. Según varios testigos, Abarca dijo: «Qué tanto estás chingando y te dabas el gusto de pintar mi ayuntamiento; ahora yo me voy a dar el gusto de matarte». Durante su mandato proliferaron los secuestros, así como desapariciones y asesinatos paralelos a sus amenazas: «No sabes con quién te metes, cabrón, te va a llevar la chingada». Los estudiantes de Ayotzinapa, que también habían «pintarrajeado» su Ayuntamiento, lo tenían harto, «hasta la madre».

La mujer

La mirada agria de Ángeles Pineda rompía su belleza e imponía decisiones a su marido, de quien muchos señalan que «trataba de compensar su complejo de bajito con un cuerpo de gimnasio». Ambos eran empresarios y poseían negocios -que eran saqueados mientras el Ayuntamiento estaba en llamas--, pero sus vínculos eran de sangre y se enriquecían con sangre. Tres hermanos de ella fueron miembros del cártel de los Beltrán Leyva y murieron en medio de la narcoguerra, mientras un cuarto hermano, Salomón, pasó a ser uno de los jefes de Guerreros Unidos. Los Abarca le daban a ese grupo más de 150.000 euros al mes, de los que una quinta parte se repartía a los municipales de Iguala.

«Es bella como villana de telenovela», comentaban ayer las mexicanas. Pineda era presidenta local del DIF -Desarrollo Integral de la Familia, un organismo que presiden las primeras damas en todo el país—y el 26 de septiembre presentó su informe anual. En el momento de máximo lucimiento - «justo cuando iniciábamos el baile», dijo el alcalde antes de fugarse--, Abarca recibió una llamada: los estudiantes iban en dirección a la fiesta. Los sobrevivientes afirman que no tenían «intención de llegar allí». Pero la orden del sátrapa estaba en marcha.

La Fiscalía señaló también como autores intelectuales al jefe de la policía local, Felipe Flores, y a un miembro de Guerreros Unidos apodado el Gil. Las policías de Iguala y Cocula tirotearon y persiguieron a los estudiantes, detuvieron a un «grupo» de ellos, los «trasladaron a un paraje en los límites entre ambos municipios y ahí los entregaron al grupo Guerreros Unidos».

Elegantemente vestidos de azul rey, la pareja imperial aún tuvo tiempo de despedirse antes de hacer mutis.