El EScÁNDALO DE LAS ESCUCHAS EN EL REINO UNIDO

Rebekah Brooks dice sentirse resarcida por su absolución

La exdirectora de 'News of the world' celebra su inocencia

Rebekah Brooks, ayer.

Rebekah Brooks, ayer.

AGENCIAS
LONDRES

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La exdirectora del periódico británico News of the world, Rebekah

Brooks, declaró ayer sentirse satisfecha de que un jurado decidiera el martes por unanimidad absolverla en el caso de las escuchas ilegales. En una declaración a las puertas de su casa en Londres acompañada de su esposo, Charlie Brooks, Rebekah subrayó su inocencia y aseguró que apoyará a sus colegas que aún están siendo procesados. «Soy inocente de los delitos que se me imputaron», aseguró a los periodistas, y añadió que se siente «resarcida» por el veredicto «unánime» de inocencia.

Charlie Brooks, entrenador de caballos de carreras y que también fue absuelto en el juicio, confesó que los últimos años han sido duros y destacó «la dignidad» mostrada por su mujer. «Rebekah ha sido objeto de una investigación sin precedentes tanto a nivel forense como personal», dijo Brooks, compañero de estudios del primer ministro, David Cameron.

Brooks, de 46 años, fue una de las mujeres más poderosas de la prensa británica. Se abrió camino en el mundo masculino de los tabloides con talento y pocos escrúpulos. Sin títulos universitarios, pero con una ambición desmedida, en el año 2000 era la directora de News of the World, la periodista más joven con esta responsabilidad en la prensa nacional británica.

EXAMANTE CONDENADO / El único condenado por interceptar teléfonos para obtener exclusivas fue otro director del rotativo, Andy Coulson, examante de Brooks y que fue jefe de prensa del primer ministro británico. Cameron pidió perdón por haberle contratado. Junto a los Brooks, fueron absueltos la asistente personal de Rebekah, Cheryl Carter; el director de seguridad del News of the world, Mark Hanna, y el antiguo director gerente del dominical, Stuart Kuttner.

El caso de las escuchas causó un gran escándalo cuando trascendió el alcance de los pinchazos de empleados del tabloide a teléfonos de famosos y ciudadanos corrientes.