CRÓNICA DESDE ROMA

Italia descubre que los fantasmas existen

Un hotel 'fantasma' clausurado.

Un hotel 'fantasma' clausurado.

ROSSEND DOMÈNECH

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hay castillos y mansiones con fantasma y también presencias fantasmagóricas en lugares como manantiales y bosques. Lo narran las leyendas. Sin embargo existe también otro tipo de apariciones, muy presentes en el mundo real y a la vez muy ausentes. Es lo que están descubriendo en estos días el Gobierno italiano y los ayuntamientos que, en aras de la seriedad y a la búsqueda de ingresos, bucean en el abismo de lo visible y de lo sumergido. Una operación con visos pirandellianos, pero con la genialidad de Totò, que en uno de sus filmes le vendía el Coliseo a un turista norteamericano de forma tan convincente que este se lo compraba.

Así, el Ministerio de Economía ha cazado en toda la península la friolera de 2.077.048 edificios que no constan ni en el catastro, ni en Hacienda, ni en el ayuntamiento donde se asientan. De modo que aproximadamente uno de cada tres edificios del país es un fantasma.

Fantasmagóricos eran también los 21 hoteles localizados en Roma sin ninguna de las licencias exigidas, pero con las estrellas de rigor, reservas por internet y clientes en su interior. Hurgando en los permisos de ocupación de suelo por parte de los bares, principalmente en el centro histórico, los municipales de Roma han descubierto y multado, en solo dos meses, a casi la mitad (45%) de los establecimientos. Otros han resultado inexistentes.

La policía tributaria, que en este país es militar, ha topado con una mina de oro mundial: los jubilados que residen en el extranjero. Si el italiano viviente, emigrado 60 o 70 años atrás, recibe la pensión, ¿quién controlará si un día se muere? O, ya puestos, ¿quién notará si a la lista de los vivos se le añaden unos cuantos difuntos? La policía del fisco ha descubierto que 300 personas estaban empleadas en este menester de mantener en vida a los finados. Pero este filón aurífero se refiere solo a Argentina, por lo que, dado que la emigración italiana es antigua y está afincada en todo el mundo, promete convertirse en un Potosí.

En los cuentos hay fantasmas importantes y presencias desconocidas de menor calado. Como los 101 custodios de aparcamientos descubiertos en la capital, fantasmas para la ley y la renta, agresivos por lo demás si uno no les suelta unas perras. Bajo lupa están también los precios fantasma de los bares. La ley manda que en algún lugar visible haya expuesta la lista de los productos servidos con los precios, en la barra y en las mesas. En la patria del café, un expreso cuesta un promedio de 80 céntimos, pero en un mismo local se piden 60 a unos, un euro a otros, 1,10 a unos terceros. Depende de si el cliente es habitual, esporádico o turista.

Precisamente en muchos casos son los turistas quienes han levantado la liebre y varios municipios les han invitado a denunciar los atropellos, cotejando los precios del menú con los de la factura. Así lo hizo una parejita de japoneses a los que en un local cercano a Piazza Navona de Roma les facturaron 695 euros por dos entremeses, dos primeros, dos segundos y un helado. En el importe de la cuenta, que no fue una fantasmada, iba incluida una propina de 115,50 euros.