Terremoto en el Elíseo

La infidelidad de Hollande deriva en escándalo político

Valérie Trierweiler y François Hollande,  muy sonrientes, en un acto en julio del 2012.

Valérie Trierweiler y François Hollande, muy sonrientes, en un acto en julio del 2012.

ELIANNE ROS
PARÍS

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El Gayetgate. Así han empezado a denominar los periodistas franceses al idilio del presidente francés, François Hollande, de 59 años, con la actriz Julie Gayet, de 41, tras conocierse los vínculos del apartamento donde ambos se citaban en secreto con la mafia corsa.

En vísperas de la conferencia de prensa con la que el jefe del Estado pretendía relanzar hoy su debilitado mandato, esta secuela de la infidelidad de Hollande hacia la primera dama, Valérie Trierweiler -hospitalizada debido a la conmoción que le produjo la revelación del romance en la revista Closer-ha puesto de relieve la existencia de fallos en la seguridad del presidente.

El diario digital Mediapart destapó la relación del nido de amor del presidente con una peligrosa organización conocida como la banda de la Brise de Mer. Según este medio, el apartamento, situado en la calle du Cirque, a 126 metros del Elíseo, esta a nombre de Michel Ferracci, exmarido de la inquilina del piso, la actriz Emmanuelle Hauck, que lo cedió a su amiga Gayet. Actor de profesión, Ferracci fue condenado a 18 meses en relación con un escándalo asociado a la citada banda.

EL JUBILADO / De hecho, su nombre solo aparece en el buzón. Según dijo a Le Parisien, se debe a que sus hijos llevan su mismo apellido, pero el contrato de alquiler lleva la firma de Hauck. El propietario es un jubilado de 71 años, Jean-Pierre Discazeaux, que vive ahora en Biarritz.

«Hemos descubierto que aquellos que le protegen (a Hollande), e incluso él mismo, han cometido una imprudencia grave. Si en los medios ligados a la mafia hubieran conocido esta situación podrían haber intentado tender una trampa al presidente», sostuvo el director de Mediapart, Edwy Plenel, para quien el asunto se ha convertido en un «escándalo político» que suscita interrogantes sobre la seguridad del jefe de Estado de la segunda potencia Europea. Tras la intervención militar de Francia en Mali, hace un año, el Elíseo ha redoblado las medidas de protección debido a las amenazas de Al Qaeda.

Pese a ello, Hollande se dirigía a sus citas clandestinas como pasajero en una moto conducida por un guardaespaldas y tras una somera supervisión del lugar por parte de su escolta. Al parecer, los servicios de seguridad desconocían los vínculos de la inquilina con la mafia -su segunda pareja fue acribillada a tiros en el norte de Córcega por la misma banda- y tampoco se percataron de que unos paparazis alquilaron el piso de enfrente.

VALLS, EN EL PUNTO DE MIRA / ¿Estaba al corriente el ministro del Interior? Manuel Valls asegura que no, que los servicios del Elíseo «son autónomos» y que la seguridad del presidente no ha estado en peligro. Tras la revelación de Closer, en la presidencia se intuye la mano de algún rival político. Sin nombrarlo, se alude a Nicolas Sarkozy, que  aspira a disputar el cargo a Hollande en el 2017.

Con la cota de popularidad más desastrosa de la V República, Hollande se dispone hoy a explicar la reorientación de su política. Ante las voces que exigen una clarificación de su relación con la primera dama, lo tiene difícil para evitar que el espinoso asunto acapare la atención.

La historia se repite. En enero del 2008, le sucedió a Sarkozy a causa de su relación con Carla Bruni. Con una diferencia. «Hemos optado por no escondernos. No quería que tomaran una foto mía de madrugada, sórdida», adujo el expresidente.