CONFLICTO ARMADO EN LA PENÍNSULA ARÁBIGA

#BastadeGuerra

Una campaña en Twitter intenta reflejar el hastío de los ciudadanos de Yemen ante los sucesivos conflictos que padece el país

Movilización 8Yemenís cavan tumbas tras un bombardeo saudí.

Movilización 8Yemenís cavan tumbas tras un bombardeo saudí.

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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La imagen muestra a un niño de piel morena, grandes ojos negros, pelo rizado y camiseta roja. «Mi hijo Hamza tiene 18 meses y 2 guerras. Y dice: #KefayaWar». Ammar al Awlaki, ingeniero y activista residente en Yemen, sumaba así a su retoño a la campaña yemení que, a través de la red social Twitter y bajo esa etiqueta, muestra el hartazgo de los habitantes del país más pobre de la Península Arábiga: #KefayaWar, «Basta de guerra».La usuaria ThatYemeniGirl transmitió su hastío con el conflicto porque «han muerto más de 500 personas, se han destruido barrios enteros y el país está llegando al desastre humanitario». El Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) le da la razón: ayer denunció que tres cargamentos de ayuda humanitaria llevaban días bloqueados por la coalición de países árabes que lidera Arabia Saudí y que controla el espacio aéreo y los puertos, en su lucha contra los rebeldes hutís. Sabedores de la mala prensa que están teniendo, Riad y compañía tienen previsto comenzar las operaciones de reparto de ayuda humanitaria hoy mismo, un día después de atacar desde el aire Saná.

Aunque el actual conflicto en Yemen comenzó en septiembre, con los norteños rebeldes hutí tomando Saná, no ha sido hasta el pasado mes cuando se ha recrudecido la situación: el avance hutí hacia el sur a la caza del depuesto presidente Abdurabu Mansur Hadi y la respuesta armada saudí y de sus socios, la llamada operación Tormenta Decisiva. «¿Arabia Saudí puede lanzar cargamentos de armas [a sus aliados sobre el terreno] y no cargamentos de comida y medicinas?», se preguntan varios internautas yemenís.

POTENCIA EN LA REGIÓN

«Basta de guerra, porque usar la religión para movilizar a las masas es vomitivo», pide Ruba Aleryan, vecina de Saná. Los enfrentamientos tienen un importante componente sectario, con los rebeldes hutí, que profesan de la rama zaydí del chiísmo, apoyados por Irán, la potencia chií de la región, frente al sunismo mayoritario de Arabia Saudí y la Liga Árabe.

A este escenario se suman las operaciones de dos grupos que también usan la religión como forma de justificar sus actos terroristas: Al Qaeda en la Península Arábiga y el Estado Islámico. «Mi hijo de nueve años estaba hoy imitando a las baterías antiaéreas», lamentó Aleryan en otro mensaje.

COMIDA YEMENÍ

«¡Haced comida yemení y no la guerra en Yemen!», reclamaba en Twitter Sarah Jamal, aburrida de un conflicto que, según UNICEF, ha acabado con las vidas de más niños yemeníes desde finales de marzo que en todo el 2014. Una guerra que se ha recrudecido en los últimos diez días, desde el inicio de la operación Tormenta Decisiva.

Los bombardeos -aseguran los tuiteros yemenís- forman parte de la triste cotidianidad de ciudades como Saná o Adén, donde destruyen mucho más que edificios y bases militares enemigas. La activista Zuha al Hammadi se asomó a internet y dejó este mensaje: «Hace 10 días, tenía 23 años. Ahora tengo 43, porque esta guerra ha acabado con mi joven espíritu y se ha llevado el resto de mis sueños. #KefayaWar». Sin embargo, a pesar del alcance de la iniciativa, ninguna señal apunta hacia un fin cercano de las hostilidades.