CON MUCHO GUSTO. CUADERNO DE GASTRONOMÍA Y VINOS

Beber a sorbos cortos

Disfrutar de un buen destilado requiere atención. Estos días se dan las condiciones para apreciar unas copas que guardan el espíritu del bienestar

Preparación de un gintónic, la bebida de moda.

Preparación de un gintónic, la bebida de moda.

MIQUEL SEN

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Este año que acaba ha sido el del pelotazo de gintónic. Con el entusiasmo que caracteriza al barcelonés frente a la novedad, la sencilla mezcla de ginebra y tónica se ha complicado hasta crear estudios que no me extrañaría que, como van las cosas en el ámbito gastronómico, alcancen rango universitario. Si los cocineros lo han logrado, metres y cocteleros, en principio sin tanto protagonismo, están situándose a niveles de gloria, amparándose en la creciente diversidad de ginebras. El trago largo, a veces pelotazo creativo, está situándose como bebida generacional.

Nada que objetar a esta formulación, ni a su estética, que puede caer en barroquismo infantil. La ginebra tiene como principal virtud dar vida a la coctelería, alquimia que merece mucho respeto. Pero los que venimos de otros planetas del gusto, influidos por generaciones precedentes, tenemos una marcada predisposición por el trago corto y la contemplación de botellas de todo tipo de destilados que nos fascinan.

Adentrarse en el altar del whisky escocés que luce Vila Viniteca es un ejercicio estético próximo a la reverencia que merece una gran biblioteca. Frente a tan antiguas glorias del ingenio humano en forma de arte de destilar con referencias tan impactantes como Scapa o el Springbank 25 años, de aromas tan complejos como su precio, el visitante se ve obligado a recordar la frase de Raymond Chandler en Asesino en la lluvia: «Hombre, eso sí que es whisky. No me importa quién sea usted».

DESTILADOS DE UVA / Como somos gentes del Mediterráneo no podemos olvidarnos de los destilados de uva, la reducción a tamaño de una copa de una aventura humana a lo largo de un año. Me asombro ante los Armagnac que se conservan en Bodega Gelida, dónde Toni Falgueras es maestro para todos aquellos que quieren saber de un trago que descubrieron los caballeros gascones en versión pobre. No podían ejercer un oficio, pero sí destilar en alambiques de vidrio. Un peregrinaje hacia aguas no benditas, pero si bautismales, que me repone de cualquier mal trago, cuando en Can Ravell contemplo al trasluz un Dartigalongue de esos que dan para hablar.