Vincent Cassel, la bestia más sexi del cine

En vivo y en directo, Vincent Cassel, el eterno bad boy del cine francés, rompe esquemas. No solo es bastante más apuesto que en la pantalla -la madurez le sienta estupendamente-, sino que su carácter está en las antípodas de los personajes oscuros y torturados que suele interpretar. Nacido en París hace 48 años, el actor dice no encajar con la mentalidad de la vieja Europa. Por eso, tras separarse de Monica Bellucci después de 14 años de matrimonio y dos hijas, se ha instalado en Río de Janeiro.

¿No le gusta Francia? «Me gusta París y el sur de Francia pero me siento mejor en un país nuevo que en uno antiguo, donde todo pesa demasiado y la gente se vuelve cínica. En Brasil hay muchos problemas, pero no hay cinismo, al menos no aún», argumenta Cassel. Entre rodaje y rodaje, en Río da rienda suelta a su pasión por el surf -el secreto de un físico musculado en el punto justo- y encuentra la «energía positiva» que echa de menos en su país.

Cuando hay un océano de por medio, ¿cómo se organiza uno con los hijos? «No siempre están conmigo, pero nos apañamos, a veces me los llevo a algún rodaje», se limita a decir este actor hijo de actor -su padre Jean-Pierre Cassel fue una vaca sagrada del cine galo- poco dado a hablar de su vida privada. En el ámbito profesional, se ha distanciado de su progenitor. «Soy de una generación menos intelectualoide, de hecho no me he proyectado en el cine francés, no me identifico con el síndrome post nouvelle vague, no me interesa que te pidan que seas tú mismo», sostiene este polivalente intérprete que ha triunfado en Hollywood.

«UN PRÍNCIPE ES ABURRIDO» / Por primera vez en 25 años de carrera y medio centenar de filmes, Cassel protagoniza, junto con Lea Seydoux, un cuento de hadas: La bella y la bestia de Christophe Gans. ¿Su favorito? «Barba Azul, por las mujeres y porque creo que debe de haber algo de terrorífico en los cuentos, que son metáforas para preparar a los niños a la realidad», reflexiona.

En la versión de Gans, el príncipe convertido en animal es más sexi que los monstruos de las anteriores adaptaciones cinematográficas, pero no deja de ser una fiera. Este aspecto seduce a Cassel. «Detrás de cada príncipe azul hay una bestia, hay que aceptarlo, lo otro es un engaño. Además, un príncipe es aburrido», concluye con mirada pícara.