David Lynch, un renacentista

¿Qué puede esperarse de alguien que se queja de que su infancia en Missoula (Montana) fue demasiado feliz y sostiene que las ideas están por ahí, flotando, "un océano de ideas que vienen por oleadas, por pedacitos que hay que atrapar"?

Nada muy ortodoxo, por supuesto. Así es David Lynch, que el pasado miércoles cumplió 70 años, y así han surgido algunas obras cinematográficas tan inclasificables y sorprendentes como 'Cabeza borradora', 'El hombre elefante', 'Terciopelo azul', 'Carretera perdida' o 'Mulholland Drive', por no hablar de sus pinturas elaboradas, en algunas ocasiones, con elementos cotidianos (un móvil, un zapato, una corbata) que incrusta encima del propio óleo para darle relieve. Porque Lynch, en realidad, empezó a hacer cine porque quería dotar de volumen a la pintura.

Lo mejor del autor en los últimos años es que no ha dejado de ser noticia pese a que se retiró del cine en 2006, tras 'Inland Empire'. Pero, ¿ha estado quieto el gran artista renacentista del último medio siglo? En absoluto.

PARTE METEOROLÓGICO

David Lynch sigue contando historias a través de su web oficial (davidlynch.com), en la que ofrece desde el parte meteorológico diario hasta series domésticas de animación o imagen real, pasando por venta de café, diarios filmados de su hija y experimentos audiovisuales.

Pese a su afición por la obra artesanal (ha hecho serigrafías, litografías y fotograbados, y hasta diseña muebles), se ha adecuado a las nuevas tecnologías: realiza animaciones en su estudio, donde también ha grabado extraños discos de blues industrial y pop electrónico. Ahora que el festival Primavera Sound anuncia la actuación de otro cineasta-músico, John Carpenter, no estaría mal ofrecernos la posibilidad de ver en directo al funambulista que ideó 'Twin Peaks'.

PROYECTO ACCIDENTADO

Esta es la serie que cambió el curso de la ficción televisiva en 1990. Dos décadas y media después, Lynch está en la labor de dirigir una continuación. Pero ha sido un proyecto accidentado: el director lo canceló porque no le pagaban lo suficiente y tras el aluvión de protestas por internet (los actores habituales de la serie crearon un 'hashtag' de apoyo) parece que la cosa vuelve a ir en serio.

Y eso no es todo. Sigue pintando, grabando discos, exponiendo sus fotografías y lienzos y dirigiendo anuncios publicitarios (ha trabajado para Calvin Klein, Yves Saint-Laurent, Giorgio Armani, Lancôme y Dior, pero también para Play Station y Alka-Seltzer). En 2011 abrió en el centro de París un local propio, Silencio, en el que hay que ser socio para entrar, y dirige una fundación dedicada a la meditación trascendental.

Nunca nadie ha hecho más cosas tras dejar el cine, aunque algunas de ellas sean tan "bizarras" como fotografiar el proceso de unas hormigas devorando durante cuatro días una bola de pavo y queso montada en una percha. Así es Lynch y nada lo va a cambiar.