Room Mate crece en Barcelona

Kike Sarasola se declara enamorado de Barcelona. El exdeportista olímpico de hípica y presidente y fundador de Room Mate Hotels elogia la capacidad de la capital catalana para «reinventarse» y la colaboración público-privada en las estrategias de turismo catalanas. «Siempre lo pongo como ejemplo», asegura Sarasola, que se declara a favor de la tasa turística. Tan convencido está del empuje de Barcelona, que multiplicará la presencia de sus hoteles en la ciudad.

Room Mate ya tiene dos hoteles en Barcelona y entre este año y el 2015 abrirá otros dos, uno en Aragó con paseo de Gràcia y el otro próximo a Urquinaona. Los planes no acaban aquí, ya que Sarasola aspira a ocho establecimientos en la ciudad, todos ellos en régimen de alquiler o gestión. Y los quiere «para ya», en un plazo de dos años como máximo, explicó a este diario el empresario hotelero.

Aunque la cadena también quiere ganar presencia en Madrid, lo cierto es que entre sus planes a corto plazo, Barcelona es la única ciudad de España donde ha cerrado acuerdos. Las restantes ocho aperturas confirmadas para los próximos dos años son en el extranjero. Algunas, en países donde ya están, como EEUU (abrirá su segundo hotel en Nueva York), Italia (un hotel en Milán) y Holanda (uno en Rotterdam). También entrará en nuevos mercados, como Turquía (tres hoteles en Estambul) y Colombia (dos en Bogotá). La inversión prevista en los nuevos proyectos será de entre ocho y 10 millones de euros. Sarasola afirma que este ambicioso plan de expansión permitirá a la compañía casi duplicar la facturación, de los 35 millones del 2013 a una previsión de 60 millones en el 2014.

Room Mate es una cadena volcada en el exterior, prueba de ello es que el 75% de las ventas son internacionales. Ahora mira más oportunidades en Bruselas, París, Londres, Los Ángeles y Miami. «Tenemos el objetivo de llegar al 2017 con 5.000 habitaciones», afirma su presidente. El 2013 se cerró con 1.190 habitaciones.

Para esta expansión a medio plazo la cadena prepara una ampliación de capital de entre 10 y 15 millones y negocia con inversores españoles, rusos, chinos y americanos la entrada de un nuevo socio que tendría entre el 10% y el 20% del accionariado, que ahora se reparte entre los fundadores (50,5%), Sandra Ortega, hija de Amancio Ortega (30,6%) y la familia del Castillo (12,6%). Sarasola quiere que la cadena salga a bolsa en el 2017, pero no en la española, sino que prefiere cotizar en los mercados de Nueva York o Hong Kong. Un paso lógico, dice, ya que «desde el principio» la compañía tuvo clara su internacionalización.