España consolida su posición en el G-20 nacido de la crisis

El G-20, una amalgama de grandes potencias y países emergentes, se constituyó ayer como «foro principal para la cooperación económica internacional». El anuncio eclipsa a otros grupos como el G-8 (de los países más ricos), encargado desde los años 70 de supervisar y guiar las decisiones económicas del mundo. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dio por hecho que España, como ha ocurrido desde que el G-20 se puso al frente de la crisis el año pasado, seguirá participando en las cumbres que se organizarán a partir de ahora.

España, además de ser la novena economía del mundo según algunos indicadores, tendrá otro visado para continuar entre los elegidos: la UE es un miembro con silla propia en el G-20 y el primer semestre del año próximo Zapatero será el presidente de turno de los Veintisiete.

EL PODER DE LOS EMERGENTES / El poder asumido por el G-20 supone el reconocimiento del peso de los países emergentes (Brasil, la India y Suráfrica, entre otros). Las conclusiones del texto acordado ayer en Pittsburgh (Pensilvania) fijan la celebración de dos cumbres para el año próximo, en Canadá y Corea del Sur (presidentes del G-8 y del G-20, respectivamente). A partir del 2011, el documento recomienda hacer una por año.

El texto de las conclusiones no concreta cuál será el futuro del G-8, que es probable que se quede como un club exclusivo para tratar cuestiones de seguridad. De hecho, a su última cumbre --organizada en julio por el dirigente italiano, Silvio Berlusconi-- acabaron acudiendo más de 40 países, entre ellos los miembros del G-20.

EMPLEOS VERDES / En su intervención en una de las sesiones de ayer, Zapatero expuso su tesis de que los efectos del cambio climático son una oportunidad para crear un nuevo modelo productivo y «empleo más estable y más sostenible». El jefe del Ejecutivo instó al presidente de EEUU, Barack Obama, y al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, para que «ejerzan su liderazgo» y trabajen por el éxito de la cumbre sobre cambio climático de Copenhague de diciembre.

La vicepresidenta primera, Elena Salgado, aplaudió la regulación de las retribuciones variables que perciben los ejecutivos de las entidades financieras y se felicitó por que «todos los dirigentes» hayan pedido que se mantengan los estímulos fiscales.