Belén Rueda: "Los 40 son el momento crítico en las actrices"

Belén Rueda

Belén Rueda / periodico

JUAN MANUEL FREIRE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En 'La noche que mi madre mató a mi padre', la comedia que ha protagonizado a las órdenes de Inés París, y que se estrena el 29 de abril, Belén Rueda encarna a una actriz que, a los 40 (Rueda tiene 51), se enfrenta al temor a envejecer, a recibir cada vez menos llamadas profesionales con cada ronda de velas sopladas. Un teléfono que no suena: el objeto más amenazador descubierto en el universo hasta la fecha. Isabel, la heroína, es la anfitriona de una cena en la que su marido guionista (Eduard Fernández) y la exmujer de este (María Pujalte), directora de cine, deben convencer a Diego Peretti (que se encarna a sí mismo) de que se ponga al frente de una película. Nada sale como se espera en esa velada, una montaña rusa de tirabuzones infinitos que sirve a Rueda para, por fin, exhibir en pantalla grande la vis cómica tan demostrada en la televisión.

La película podría suponer un nuevo éxito en la carrera cinematográfica de Rueda, comenzada a lo grande con 'Mar adentro' y continuada con proyectos del calado popular de 'El orfanato', 'Los ojos de Julia' o 'Séptimo', todas ellas dentro del espectro del 'thriller' y el terror. En esta comedia hay momentos de negritud, pero el ambiente en la sala será claramente festivo, sobre todo entre espectadores que echen de menos al Almodóvar poco melodramático. 

Aprovechamos el inminente estreno del filme para hablar con la madrileña sobre las posibles coincidencias entre su personaje de actriz en la edad madura y ella misma, cómo se sobrevive al machismo de la industria y el ambiente feminista que reina en su casa, entre otros asuntos. Charla distendida, franca, generosa. Todo lo que han escuchado sobre la amabilidad de Belén Rueda es rigurosa, casi emotivamente cierto.

¿Qué le atrajo de 'La noche que mi madre mató a mi padre'? ¿Tenía ganas de soltar su lado cómico en pantalla grande?

Yo en la vida real, en mi casa, siempre he sido muy payasa, pero no es lo mismo ser payasa que hacer comedia. Olvidémonos de que es lo mismo, porque no es así. En comedia hay un ritmo que casi es matemático, y esa forma de trabajar es la que ha impuesto Inés, así que sabía que todo iría bien.

No sé si se identificaba en algún aspecto con el personaje: una actriz que, llegada a una cierta edad, siente inseguridades y empieza a tener dificultades para encontrar papeles interesantes. No parece su caso, pero...

Yo tengo la suerte de que sigo trabajando y todavía me siguen ofreciendo proyectos interesantes, pero, en general, en el panorama español, y diría yo que en casi todos los países, esa situación para las mujeres es una realidad. Los 40 son el momento crítico en las actrices.

¿Y encuentra algún motivo claro?

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Faltan guionistas mujeres.\u00a0","text":"Si es una mujer la que escribe ser\u00e1 m\u00e1s f\u00e1cil que incluya un buen papel para una mujer de cierta edad"}}

Primero, que faltan guionistas mujeres. No es que los hombres no escriban buenas historias de mujeres; pero si es una mujer la que escribe, será más fácil que incluya un buen papel para una mujer de una cierta edad. Las historias sobre mujeres de estas edades son interesantes para todos, para jóvenes, mayores y gente de mi misma edad. Solo hay que escribirlas.

De la crisis de los hombres no se habla tanto.

No es que no se hable, es que ni siquiera existe. Hay actrices de mi edad, a puñados, que son maravillosas y que se cuidan mucho. Se cuidan más que los hombres. A ciertas edades, intentas encontrar a algún actor que físicamente esté un poquito más cuidado y te cuesta. Me van a matar, pero es una realidad. 

Uno de sus iconos, tengo entendido, es Robin Wright. No sé si vio 'El congreso', en la que interpretaba a una versión ficcional de sí misma... Esta falsa Robin recibía una oferta de un estudio para ser escaneada y crear un álter ego digital. La promesa de una eterna juventud. 

La promesa de una eterna juventud. No, no la he visto porque me tienen un poco secuestrada. Estoy rodando la serie 'La embajada', hace dos semanas estuve en Colombia con una película... Pero me la apunto, porque seguro que está interpretada con criterio. 

No hace mucho, Wright confesó haber recurrido al bótox. ¿Cuáles son sus ideas al respecto?

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Si la cirug\u00eda est\u00e9tica cado\u00a0","text":"\"Si la cirug\u00eda est\u00e9tica cado\u00a0se emplea correctamente y sin exceso, a todos nos viene bien\""}}

Todo, utilizado en su justa medida, es bueno. La cirugía estética me parece muy dramática en los actores porque te cambia bastante, pero eso no quiere decir que yo esté en contra de ella. Eso es mentira. Yo no estoy en contra de su uso. Me parece que la cirugía estética es, en algunos casos, tan necesaria que incluso te puede cambiar la vida. Hay complejos que a uno le pueden parecer muy estúpidos, pero que a la propia persona le hacen no relacionarse con los demás ni con el mundo de una manera normal. Yo creo que en los actores es peligrosa, pero también es verdad que estos avances de los pinchacitos o las vitaminas son cosas que hay que usar. Si se emplean correctamente y sin exceso, a todos nos vienen bien.

Sobre todo si se emplean correctamente.

Es que yo creo que el bótox mal utilizado…

…da como resultado la frente y las cejas poco expresivas de Nicole Kidman.

Los actores trabajamos con nuestra cara, nuestros ojos, la expresión... En el cine, un primer plano de un ojo es como una casa. Y si utilizas algún material de belleza, alguna sustancia que te impide expresar aquello que sientes, quitas una parte importante a la actuación. Es como si a un pianista se le parte un dedo. Puede seguir tocando, pero no será lo mismo. 

¿La culpa es de la presión mediática?

Hace unos días vi con mis hijas 'Amy' [el documental sobre el auge y, sobre todo, la caída de la cantante soul Amy Winehouse]. Es tremendo. Te quedas con el corazón encogido después de verlo. Te empiezas a plantear, ¿por qué en el mundo del espectáculo se hace esta persecución a determinadas figuras, sobre todo femeninas? Porque en las masculinas no lo veo. Hay muchos actores que han pasado por un proceso de drogas, de alcohol, y a ellos siempre se les excusa como algo emocional. Al otro lado están Lindsay LohanBritney Spears, la propia Amy… a las que se persigue y con las que se acaba de forma brutal. ¿Por qué en las mujeres este acoso está permitido al 100% y en los hombres se dice “no, hay que respetar su intimidad”? No digo que en los hombres no haya que respetarla, es que hay que respetarla también en las mujeres. Porque acaban con vidas. 

En el caso de los hombres, los convierte en personajes casi de culto y se retrata con romanticismo su retorno.

Eso por no hablar del tema laboral y de la desigualdad de sueldos, que clama al cielo. Estamos haciendo exactamente lo mismo y dando al espectador exactamente lo mismo. 

Entonces ¿pasa aquí como en Hollywood? ¿Existe esa diferencia salarial?

Sí, claro que pasa. A no ser que te sitúes en determinados niveles, claro que pasa. Cuando ya tienes una cierta posición, te puedes poner exigente, pero cuando estás empezando o no estás muy asentada, no. A mí me parece muy atrasado. Y yo siempre lo digo, la única manera de solucionar esto es… desde que los niños son pequeños. Con la educación. Hay cosas que mis hijas ya ni siquiera me preguntan, y eso ya me parece un avance. 

Usted, a sus hijas, Belén y Lucía, ¿les recomienda este trabajo?

El feminismo se huele dentro de la casa. El otro día, mi hija pequeña [Lucía], que tiene 17 años, me decía: "Mamá, esta forma de pensar que tengo yo me la habéis inculcado sin que me diera cuenta". Y yo le dije: "Pero ¿lo sufres?". Dice: "No, qué va, si yo estoy encantada, pero cuando hablo con la gente me doy cuenta de que mis ideas, para algunos, son inexplicables, como que no son posibles". Todo empieza por la educación, cuando son pequeños.

¿Pero sus chicas quieren ser actrices, o nada que ver?

Bueno, están dentro del medio. La mayor está estudiando Comunicación Audiovisual, o sea que... Es que lo han mamado. Tienen bastante adelantado porque tanto su padre [el productor, director y guionista Daniel Écija] como yo estamos dentro del medio. Ellas dos han estado toda la vida oyendo términos que tienen que ver con la profesión, problemas que tienen que ver con la profesión, éxitos, fracasos. Todo lo relacionado con un mundo en el que ellas están habituadas a moverse.

Empezó arquitectura. Lo dejó y fue modelo, comercial, azafata, presentadora... ¿Cuándo entró en usted la idea de ser actriz?

Contestando a algo así, me entra la presión. Cuando era pequeña leía las entrevistas de gente a la que admiraba, y de alguna manera quieres repetir su camino. Y parece que, si no has pasado por determinados procesos, no puedes llegar a hacer aquello que te gusta, porque se diría que nadie sobre quien has leído ha pasado por ese proceso. 

Pero no pudo decidir ser actriz de la noche a la mañana. No pudo pasar de nada a la Clara de 'Médico de familia'.

Cuando tenía 16 años hice un curso de interpretación, y ahí pensé que esto no era lo mío. De repente, te dedicas a otras cosas, pero hay algo ahí dentro… Quiero decir algo para los que vienen detrás: no tienes por qué saber, desde que naces, si quieres ser actriz, cocinero, arquitecto o panadero. A lo mejor, mientras te preparas para una cosa descubres otra vía que decides tomar. Y no por eso vas a dejar de ser menos bueno que alguien que sabía lo que quería hacer desde que nació. La fuerza y las ganas de hacer algo te pueden llegar con 8, con 17, con 30 o con 40.

Y además la vida también enseña.

Personalmente, siempre he sentido un extraño respeto por el escritor que debuta "tarde". Siempre pienso: "Debe de saber algo". Yo con mis hijas, a veces, he hablado de esto. Para ser una persona completa lo más beneficioso es tratar de juntarte con gente de diferentes gremios. Lo que te da riqueza es llenar tu archivo de experiencias lo más distintas posibles. Cuanto más llenes tus archivos de vivencias dispares, con gente de distintos países, de distintas ideologías, de distintas culturas, más capacidad tendrás después para, por ejemplo, expresar personajes opuestos.

Usted ha vivido en primera persona todos los cambios de la televisión y la ficción audiovisual españolas de las últimas décadas. ¿Qué separa a algo como 'Médico de familia' de la futura 'La embajada'

En realidad, hacer cine es cada vez más como hacer tele. Los tiempos son muy importantes para prepararte algo. El tiempo del rodaje de una película depende del presupuesto. Antes había mayores presupuestos y había más tiempo; y, sin embargo, ahora…

¿Cuánto tardaron en rodar ‘La noche que mi madre mató a mi padre’?

La hicimos en un mes, lo que era impensable hace años. Como mínimo, una película tenía tres meses de rodaje. Ya de preproducción, o de posproducción, ni le cuento. Por eso digo que cada vez cine y tele se parecen más. Pero sí que es cierto que en España el tema audiovisual ha mejorado de tal forma que estamos exportando. Otros países lo estarían diciendo continuamente, y, sin embargo, aquí todo el tiempo nos tiramos piedras sobre nuestro propio tejado. La ficción española ha cogido un nivel importante, no solo en el plano visual, también de ideas: tenemos proyectos que son diferentes y rompedores. Yo tengo 51 años y todavía me acuerdo de cuando solo existía la primera cadena y el UHF y había que levantarse a cambiarlo.

¿Puestos a elegir, película o serie?

Depende del proyecto. Hay proyectos que te ilusionan, y da igual que sea teatro, que sea cine o que sea televisión. Ahora mismo estoy con el proyecto de 'La embajada', una producción con Bambú. Tenemos la sensación de estar haciendo algo diferente y en un tiempo récord, como siempre. Hace dos semanas me fui a Colombia para rodar la primera película de un director. Las dos cosas no pueden ser más opuestas: en la serie se supone que estamos en Tailandia y vamos en tirantes, pasando, en realidad, un montón de frío; en la película me pusieron botas y abrigo cuando estábamos a 40 grados. Al final, todo lo haces por lo mismo: te enamora el director, el guion, o a lo mejor hay un actor con quien quieres trabajar. Y en televisión han abierto un poco la mano: tú puedes estar haciendo una serie, pero si avisas con tiempo puedes hacer un proyecto de cine; antes parecía que eso estaba vetado.

De 'Los Serrano' acabó saliendo con un giro dramático.

Ahora hay una mayor comunión entre unos y otros. 

¿Y cuál es su lectura del final de la serie? Casi tan comentado como el de 'Perdidos'. Me parece lo que a todo el mundo. ¿A usted qué le parece?

Todavía estoy digiriéndolo, en realidad. Es tan delirio que casi creo que me gusta. A mí me parece una marcianada. La mitad de España veía 'Los Serrano'. Bueno, la mitad de los españoles que en ese momento tenían puesta la televisión, quiero decir. Cuando me mataron compararon el trauma con la muerte de Chanquete. Lo que quisieron hacer con el final era rendir homenaje al espíritu conciliador de la serie y juntarnos a todos otra vez.

De la forma más marciana.

Marciano porque, de un día para otro, los niños pasaban de tener 11 años a tener 17. Esos niños habían crecido muchos centímetros de manera súbita. Pero fue una manera de hacer una fiesta final en la que estuviéramos todos juntos; como una cena de Nochevieja en la que cada cual trae su propio problema, pero lo importante es que nos hemos juntado. Yo creo que esa era un poco la idea. Porque el final es raro, pero ¿cómo puedes acabar una serie así?