unos vecinos llamados... Javier y Sergio Torres, chefs de Dos Cielos

Javier y Sergio Torre: "Nos gustaría abrir un espacio de cocina y creación en el 22@"

<b>Apostaron por sembrar en el Poblenou. </b> Desde la planta 24 de uno de los altos edificios que definen el carácter innovador de este barrio, los hermanos Javier y Sergio han tocado el cielo. Ya tienen una estrella Michelin. El domingo cumplieron 40 años de una vida sabrosa.

CARME ESCALES
BARCELONA

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los aromas que desprenden las ollas sobre los fogones del restaurante Dos Cielos no llegan hasta el transeúnte que rodea la esquina de Pere IV con Diagonal, en el Poblenou. Pero a 50 metros de altura, los comensales de este establecimiento, que el pasado 24 de noviembre ingresó en la lista de estrellas Michelin, tienen unas vistas privilegiadas, las que los hermanos Javier y Sergio Torres eligieron para desarrollar su sueño. «La primera idea era instalarnos en la planta baja. Aquí en la 24, tenía que haber un gimnasio. Pero cuando subimos y vimos la terraza y el horizonte visual, no lo dudamos. Teníamos que estar aquí», asegura Javier Torres. «En verano, la gente que viene a cenar flipa con las puestas de sol. También cuando hay tormentas. Muchas veces, las nubes quedan por debajo de nuestro nivel. Aquí todo se duplica, vemos el mar y la montaña», aseguran. Del barrio de Gràcia de toda la vida, los hermanos Torres dieron el salto a la nueva Diagonal. Allí se instalaron, dispuestos a fecundar junto a las apuestas arquitectónicas, calles y jardines diseñados para el 22@. Este par de cocineros intercambiables -cuando uno está en Brasil y el otro en Barcelona, todo sigue viento en popa- están creciendo profesionalmente con la nueva Barcelona.

Platos de altura

Afianzando sus platos en las alturas, los Torres, además, se entrenan por si algún día la ciudad de los grandes rascacielos alberga uno de sus restaurantes. «Abrir uno en Nueva York es otro de nuestros sueños», afirma Javier Torres. La estrella que acaban de lograr también fue primero un sueño. Una Michelin que aporta también luz propia en un enclave de Barcelona todavía algo desconocido y distante para muchos. «Nos gusta saber cosas de la gente que viene al restaurante. Algunos nos cuentan que han cogido un despacho en la zona o que se instalan en una antigua fábrica. Son arquitectos, pintores, escultores, diseñadores, algunos de fuera, de México, americanos, italianos, franceses... Ellos están haciendo el barrio muy interesante», declara de nuevo Javier Torres. Su hermano Sergio acaba de regresar de Brasil, donde, además de pasar por sus dos restaurantes, el de Río de Janeiro y el de Sao Paulo, ha cerrado un acuerdo para que los cocineros se encarguen de la carta vip y business de la compañía aérea brasileña TAM Airlines a nivel mundial.

Apenas les queda tiempo para pasear por el entorno en el que se levantan las 30 plantas del Hotel ME, una pequeña ciudad en la que estiran sus jornadas los gemelos y todo el equipo que ha hecho posible el reconocimiento mundial del Dos Cielos. El trabajo está desdoblado en dos plantas del edificio. «En la quinta, recibimos la mercancía y se hace la cocina de preparación. En la planta 24, hacemos los acabados. Y en un ascensor directo y exclusivo del restaurante, se trasladan los platos», revelan.

En el cuarto edificio más alto de Barcelona, su negocio convive con un spa, una discoteca, un restaurante de comida rápida y 260 habitaciones del hotel. «Somos independientes dentro de una misma estructura. Lo importante es que cada cual guarda su identidad», puntualizan los hermanos.

Proyecto en mente

De su abuela Catalina, de Linares (Jaén) aprendieron que comer es una fiesta que se disfruta preparándola. Inspirados en ella, las ideas de los chefs traspasan los platos. «Nos gustaría abrir, en el 22@, un espacio en el que la cocina fuera nexo entre profesionales que intercambiaran ideas creativas entre arte culinario y otras artes», asegura Javier Torres. «También sería un lugar de estudio y divulgación de temas de nutrición, dietética o alergias vinculadas a la alimentación», avanza. La estrella Michelin que han logrado ahora seguramente iluminará este y cuantos proyectos salgan del sello familiar que, en el Poblenou, ha sembrado ilusión. Es una cocina ligada a su niñez. «Hemos diseñado la misma estructura de cocina y acceso a las mesas que tenemos en nuestra casa familiar en Gràcia y que llamamos Espacio Ilusión. Es un homenaje a nuestra abuela», explica Javier Torres. Habla de la abuela materna. «La pobre. La otra, la paterna, era la rica y quería que fuéramos aviadores», recuerda el nieto. ¿Para qué? ¿Para acercarles cielo y estrellas?