'"Independence day", dijo él', por Josep M. Fonalleras

Una manifestación es un microcosmos incandescente y, en ocasiones, líquido

Aspecto de la protesta en el cruce de Diagonal y paseo de Gràcia.

Aspecto de la protesta en el cruce de Diagonal y paseo de Gràcia.

Josep M. Fonalleras

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A la una del mediodía, mientras paseaba por la Rambla de Catalunya, era bastante difícil prever lo que iba a pasar poco después. A esa hora, vi a un chico con unaesteladaque se dirigía hacia la plaza de Catalunya. Se cruzó con un taxista que llevaba la rojigualda en la antena y se lanzaron un par de lindezas que no puedo reproducir. La cosa no pasó a mayores. El taxista se largó con un par de turistas hacia el aeropuerto. Se perdieron una jornada histórica. No así tres chicas inglesas que, a eso de las tres, ya percibieron que la cosa no era normal.

Se acercaron a una parada improvisada en la esquina de Valencia y preguntaron de qué iba la cosa a un señor que enarbolaba un globo gigante de color blanco. En la parada –se forraron– vendían banderas y pañuelos, e incluso pancartas prefabricadas para maestros en lucha por el Estatut. En el globo se leía, con letras artesanales, «independència»,y el señor tuvo un momento de duda a la hora de explicar a las turistas el porqué de la concentración que, en ese momento, ya empezaba a insinuarse como algo inaudito. «Today –les dijo– is the independence day». O algo así. Intentaron indagar algo más, pero el señor no estaba en condiciones de hablarles del Tribunal Constitucional, de la dignidad, de la nación y de todo eso que ustedes ya saben.

En uno de los bancos gaudinianos, otro señor, mayor, le contaba a su hija por teléfono que se había provisto de agua y de una gorra,«como recomiendan los periódicos».Se quedó ahí hasta que empezó todo. Yo me fui a dar una vuelta hacia la Diagonal. Vi a una señora con unshorty labios extremos y pintados. Aparentaba unos 70. Se cruzó con niños, jóvenes, parejas, saltimbanquis, músicos, agrupaciones diversas y hombres solos, como uno que después volví a ver cerca de Aragó: iba gritando «A, a, adéu, Espanya» sin que nadie más siguiera su proclama. A lo suyo. Ensimismado.

Yincana por el Eixample

Ya eran las cinco. Vi a un menor de unos 12 años que volteaba una bufanda de la selección holandesa. Y también una pancarta que rezaba «si no ens torneu l'Estatut, demà, sense els culers, ho tindreu fotut». Me parece que hoy Puyol y Piqué jugarán, aun a pesar de los jueces del Constitucional. Decidí empezar como Dios manda, donde se dijo que empezaba la manifestación. A eso de las siete, una hora después de la marcada como inicio, estaba en el mismo sitio. A mi alrededor comentaban que «hi ha un tap a Aragó». Después, supe que eltapera monumental y que la Gran Via ya estaba colapsada. Me refugié en la parte de paseo de Gràcia que estaba a la sombra. Poco a poco, la sombra iba avanzando, pero no la manifestación.

Me olí que a las once de la noche aún estaría por empezar la marcha y empecé una especie de yincana por el Eixample para llegar por la vía rápida a Tetuan. Entonces descubrí que una manifestación así está compuesta de microcosmos manifestantes, cada uno con su peculiar lógica. En el que me tocó hasta las siete y media, me encontré con un grupo de Girona, desplazado en autocar, que, en el trayecto, había improvisado eslóganes que iba lanzando al aire y que eran más o menos seguidos por la concurrencia. Y unoscastellers, ygrallas, y chicos con zancos, y ese que les dije de la bufanda holandesa.

En el zigzag hasta la Gran Vía comprobé que los bares del Eixample querrían una manifestación así cada sábado y me di cuenta de que las despedidas de soltero aguantan lo que sea, incluso un «independence day». Me di de bruces con un joven vestido de bailarina, con tutú incluido. Salí delante del Palace y, entonces sí, la concentración, aquel estarse quieto tan criminal sobre el asfalto, se convirtió por un momento en marcha. Pasamos ante un geriátrico y la masa se dirigió a los abuelos y les dedicó una cerrada ovación por las banderas que iban enarbolando. Nadie sabía si el inicio delSom una nacióestaba detrás o ya se había disuelto. Todo era fluido, casi líquido. Entonces, sí. Líquido. Quiero decir que pudimos caminar. Hasta que oímos a Lluís Soler y Txe Arana. Y luego cantamosEls segadorsy se dio por disuelta la manifestación. No sé si hubo mássegadorsy más disoluciones, porque tenías la sensación de que estabas en un magma sin principio ni final. Me imagino que en paseo de Gràcia, a esa hora, el hombre solitario que lanzaba sus proclamas en voz baja todavía estaba en su microcosmos.