Ci vediamo a Berlino

La Juventus jugará la final con el Barça, tras derrocar al Madrid y condenarle a un año en blanco

Celebración en el Bernabéu

Celebración en el Bernabéu / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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El partido más esperado seguirá esperando. El duelo cumbre del fútbol (¿europeo? ¿mundial?) se hará rogar otra temporada. Pasó el Barça, pero no pasó el Madrid, frustrando el pulso más morboso en el escenario supremo: la final de la Champions del 6 de junio. Al estadio Olímpico de Berlín, cita inolvidable del deporte desde que Jesse Owens, un atleta negro, conquistara cuatro medallas de oro rebatiendo la muy discutible supremacía blanca, acompañará al Barça la Juventus.

Otra final esperada. La de los culés que no deseaban vivir una ansiedad insoportable por el ruido que iba a generar. Desde anoche mismo hubieran tronado tambores y cornetas anunciando el duelo del siglo. Pero desde anoche se escucha la versión italiana que los barcelonistas entonan desde el martes: «'Andiano a Berlín'». Luis Enrique envió un saludo a los turineses, retuiteando el cartel promocional del partido. «'Ci vediamo a Berlino'».

La vieja Juventus regresa a las alturas para retrasar una vez más la exportación del clásico a la última estación futbolística. Doce años ha tardado en volver. Precisamente desde que eliminó al Barça de la semifinal 2002-03. Sí, aquella célebre noche que provocó la enésima frustración del barcelonismo y creó el punto de inflexión para el cambio. El día en que Zabaleta marcó en la prórroga para una Juventus que jugaba con diez, defendiéndose como siempre ha hecho, como ayer, no pasan los años, cerraba el trienio de Joan Gaspart, impedía la continuidad de Enric Reyna y forzaba las elecciones.

Vuelve a haber elecciones en el Camp Nou, en un clima muy diferente. El círculo virtuoso que impulsó Joan Laporta aún gira, aunque falten los protagonistas que lo impulsaron. Solo continúan Xavi en el campo y Josep Maria Bartomeu en el palco, ahora sentado en la primera línea. La Juventus ha seguido ganando Ligas (algunas se las anularon por trampas) y reaparece en la final. La última la perdió frente al Milan en un partido miserable (0-0) que desembocó en los penaltis.

La cláusula del miedo

Un penalti de esos que solo se ven en el Bernabéu empezó a socavar a los italianos. Abrazados a esa agonía que tanto les agrada, aguantaron el chaparrón y dejaron a Álvaro Morataa la intemperie del Bernabéu, sabiendo que tampoco se sentiría extraño. El madridista ejecutó a su antiguo equipo, del que se marchó porque Carlo Ancelotti firmó su venta. En Europa no valen las cláusulas del miedo que impone Florentino Pérez en España y el joven delantero marcó un gol en Turín y otro en Madrid. Como hizo Morientes jugando con el Mónaco.

«Ahora el favorito es el Barcelona, pero en una final todo puede pasar», comentó Ancelotti, sin driblar una pregunta peligrosa. Él también es italiano y no siente miedo al peligro. O tal vez apostó por los azulgranas sintiéndose sentenciado.

Ya no volverá a pisar el Bernabéu, entre la sanción de la Liga (dos partidos) y la eliminación europea. En la búsqueda de culpables, el nombre de Ancelotti es el más pronunciado. El Madrid solo ha ganado dos partidos de los seis de las eliminatorias, y certifica el maleficio que pesa sobre el campeón de la Champions. Desde la reformulación de la Copa de Europa (1993), nadie ha revalidado el título. Difícilmente revalidará Cristiano Ronaldo el Balón de Oro ante Messi.

Tampoco ningún club cuenta dos tripletes, y a ese sueño se agarra el Barça, que consumó el del 2009 de la primera temporada de Pep Guardiola. El reto de Luis Enrique. Y el de Massimiliano Allegri. La Juventus es campeona de Liga y finalista de Copa. El partido ante el Lazio deberá aplazarse: estaba fijado para el 7 de junio, al día siguiente de la final de Berlín. El lugar donde se abrazarán Suárez y Chiellini tras el mordisco del Mundial, enterrando el negro episodio que inauguró el curso.