Gonzalo Pérez de Vargas: "Me sentí imbatible"

El portero del equipo de balonmano del Barça comparte con EL PERIÓDICO sus sensaciones tras la clasificación para la 'final four' de Colonia

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Gonzalo Pérez de Vargas (Toledo, 10 de enero de 1991) ha disfrutado de una semana de gloria. Intervino decisivamente en la clasificación del Barça para la 'final four' de Colonia (3 y 4 de junio), donde luchará por la Copa de Europa, cumplía diez años desde que llegó a Barcelona y ha sido elegido por la EHF como el mejor jugador de balonmano del mes.

-Empecemos por la última tarde, la del Kiel, que usted calificó de increíble. ¿Puede ampliar el adjetivo? Increíble porque teníamos mucha tensión acumulada desde que supimos que íbamos a jugar otra vez contra el Kiel después de que nos eliminaran el año pasado, estuvimos varias semanas pensando en ellos. A eso se sumó la lesión en el dedo, sin saber si llegaría bien al partido. Vino además toda mi familia, remontamos y se vio el Palau lleno como en las grandes ocasiones. Es único. Por eso dije que sería una tarde de las que me acordaré toda la vida.

-Y habló de una «sensación indescriptible que compartiré con mis hijos y nietos». Haga un avance. Fueron muchas emociones en un terreno de juego que son difíciles de explicar. Por momentos me sentí imbatible, de seguridad total, de goce, cuando todo funciona a la vez. Paras una y el público te ayuda a parar otra y otra...

-Acumuló un 56% de efectividad. Dejar al Kiel con 18 goles es poquísimo. Ha habido partidos de la Asobal que nos han metido esos goles en media parte. La seguridad que sentí en el campo la transmití a mis compañeros y a la gente y me permitió llegar a ese índice de acierto.

"Cuando el equipo sabe que el portero tiene su tarde puede aprovecharlo para jugar con más riesgo. Cuando paras, transmites a la defensa y al público que todos lo estamos haciendo bien"

-¿Cómo se transmite esa seguridad? El hecho de celebrar las paradas más efusivamente. Pero cuando el equipo sabe que tiene alguien detrás que se sale, que tu portero tiene su tarde, puede aprovecharlo para jugar con más riesgo.

-Hay un punto de psicología. Sí. También pasa lo contrario; cuando el meta no está acertado, la defensa duda. Cuando paras, transmites a la defensa y al público que todos lo estamos haciendo bien.

-¿Cómo nota si la defensa defiende bien: porque le tiran poco o porque le tiran forzado? Porque tiran forzado, con contacto. Si los míos han defendido bien, el siguiente ataque del rival no es con tanta seguridad... Si el equipo está conjuntado, si la defensa está activa, es más fácil para el portero.

"Decir que el objetivo es ganar la Copa de Europa es tirarse a la piscina. Con el nivel que hay no puedes decirlo. No siempre gana el favorito ni el que lleva mejor temporada" 

-Esa tarde del Palau será mejorable si levantan la Copa de Europa. Claro. A estas alturas, prefiero jugar mal y que el equipo gane. Lo más difícil está hecho y ahora toca llegar bien al fin de semana y disfrutar.

-¿Por qué dice que lo más difícil está hecho? Por los rivales a los que hemos vencido. Llegar a la final four está a un precio muy caro. Hay ocho o nueve equipos que pueden ser campeones por su calidad. Y los tuvimos en el grupo. Al PSG y al Veszprem les queríamos ganar para demostrarles que éramos competitivos, pero era una liguilla y había margen de error. Los dos estarán en Colonia. Si llega a pasar el Flensburg en el cruce con el Vardar, habríamos hecho el pleno.

-¿En qué punto del camino están ahora respecto a la copa? Hemos avanzado mucho con clasificarnos. Espero que juguemos más liberados. Desde la eliminación del año pasado había cierto temor a lo que pudiera pasar. Una pesadilla nos perseguía. Ahora reina la tranquilidad de haber hecho las cosas bien y solo nos queda apretar un poco más para conquistar el título.

-¿El objetivo está cumplido? Decir que el objetivo es ganar la Copa de Europa es tirarse a la piscina. Puedes tener ese objetivo, pero con el nivel que hay y lo que se ha visto en Colonia en los últimos años, no puedes decirlo. No siempre gana el favorito ni el que lleva mejor temporada. No tienes esa certeza. Los cuatro pueden ser campeones y no es un tópico. El año pasado ganó el que parecía tener menos opciones [el Kielce], remontando nueve goles; hace dos años el Flensburg era la cenicienta y fue campeón... El objetivo es llegar; luego, puede pasar de todo.

-Usted ya ha vivido todas las sensaciones posibles en Colonia. Me queda alguna más... He ido como canterano, la primera vez, y estuvimos cerca de ganar; al año siguiente, lo logramos, con un papel más activo pero poco determinante, jugando la semifinal, y fue muy bonito. Cuando me marché del Barça vi claro que era eso lo que quería y al volver [2015] fue el curso en el que lo ganamos todo. El paso definitivo es ganarla sintiéndome un elemento importante. Tengo mucha confianza, pero eso no significa que vaya a jugar bien solo con eso. ¿Si es mi final four? Es a la que voy con más ganas y responsabilidad.

-¿Más presión o más ilusión? Muy poca gente creía que pudiéramos llegar. Era un año de transición, con jóvenes que llegaban y debían demostrar su crecimiento y jugadores importantes que se iban. El equipo debería liberarse de la presión. Nos darán por favoritos ante el Vardar. Pero con lo joven que es el equipo y la trayectoria que llevamos, hay más ilusión que presión.

-Dice que los cuatro participantes pueden ser campeones. ¿Da por bueno el sorteo con el Vardar? Para ser honesto, le habría elegido como rival. ¿Por qué? Por la inexperiencia del equipo en sí, aunque Sterbik haya disputado seis o siete finales. En el PSG y el Veszprem hay más jugadores decisivos que pueden marcar la diferencia.

"Poca gente creía que llegaríamos a Colonia. Era un año de transición. Con lo joven que es el equipo y la trayectoria que lleva, hay más ilusión que presión"

-Lleva 10 años en Barcelona. ¿Los nota o han pasado rápidos? Cuando hay dos dígitos, cuidado... Han pasado rápido. Mi vida aquí ha sido muy buena. Cuando las cosas van bien, el tiempo pasa más deprisa pero lo disfrutas más. He seguido la evolución que se esperaba. La decisión de venir fue más que acertada.

-¿Le resultó difícil en su día, con 16 años? No. Echo más de menos a mi familia ahora que antes. Cuando vine, tuve la suerte de coincidir con seis chavales en la misma situación que yo que serán mis mejores amigos, porque vivimos tantas cosas y tanto tiempo juntos que eso te marca para siempre. Hablaba con mis padres y mi hermana cada día, pero ellos eran mi nueva familia. Estar con tus amigos las 24 horas es una maravilla; al no convivir con mis padres no había siquiera ni una regañina por cosas domésticas.

-¿Ha sido su carrera como esperaba? Nunca pensé en cómo iba a ser, sino en lo que quería ser: jugador profesional de balonmano. Y en el Barcelona. Empecé a los cinco años, siempre como portero. De crío me acuerdo de mirar las Copas de Europa de aquel Barça. La primera vez que me llamaron, mis padres me vieron demasiado tierno para venir; en la segunda, lo sopesamos, vinimos y me quedé. No miramos por el futuro más cercano, porque en Toledo también jugaba campeonatos de España, sino en el lejano: si no iba bien habría sido una experiencia vivir fuera de casa y si iba bien, serviría para labrarme un futuro.

La 'final four' es un espectáculo muy bien montado, y como espectador es un acierto, pero como jugador me gustaría ganar una Copa de Europa en el Palau. Debe ser una pasada"

-Veía cómo era el Palau entonces... ¿Es igual que el de ahora? El Palau sigue siendo único. Ganar una Copa de Europa en casa debe ser una pasada. Recuerdo la del 2005 ante el Ciudad Real con gente hasta arriba animando. Es lo único que cambiaría de esta época. La 'final four' es un espectáculo muy bien montado, y como espectador es un acierto total, pero como jugador me gustaría disfrutar de un final a doble partido y remontar y ganar en el Palau.

-Volvamos a la lesión del dedo. ¿Temió perdérselo todo? Fue un balonazo directo, que no suele pasar. Cuando vi el dedo torcido, pensé que era una luxación. Fui a ver al médico, a Guti, y puso mala cara. Y si él pone mala cara, te tienes que asustar. Me lo colocó un poco y fuimos a hacer unas placas porque él intuía que estaba roto. Y, al confirmarse, agilizamos el asunto para ser operado cuanto antes. Me vio alicaído y me dijo: "Tranquilo que el sábado que viene jugarás en Kiel". Me tranquilizó, porque sé la experiencia y la sabiduría que tiene y que no lo decía para animarme.

"¿El dedo? En el partido de vuelta no noté nada. Solo cuando intentaba, y no podía, cerrar el puño para celebrar las paradas"

-Y jugó. Exacto. Me operaron un jueves y me pusieron dos tornillos en el dedo meñique [de la mano izquierda]; el lunes me quitaron el yeso, el martes entrené y el jueves empecé a recibir impactos de balón para comprobar el dolor y experimentar las sensaciones para el partido de ida. En el de vuelta no noté nada. Solo cuando intentaba, y no podía, cerrar el puño para celebrar las paradas.