LA JORNADA DE LIGA

El Espanyol se salva de cabeza (2-2)

Un testarazo de Colotto evita la derrota perica a tres minutos del final ante un Rayo más clarividente

RAÚL PANIAGUA / Cornellà de Llobregat

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No tiene aún la simbólica cifra de los 42 puntos pero el Espanyol puede darse ya por salvado matemáticamente. De hecho, ya casi lo estaba desde hace tres jornadas. Ahora suma 41 después del empate de ayer ante el Rayo (2-2) en un mal partido de los pericos, que flirtearon con la derrota demasiado tiempo. Un cabezazo de Colotto a tres minutos del final evitó el tercer fiasco consecutivo pero no despejó las sensaciones negativas de un equipo que se está dejando llevar en el tramo final.

Pocos partidos han sido más fríos en Cornellà que el de este domingo. No fue la peor entrada de la temporada (hubo 16.110 personas, un lunes ante el Villarreal acudieron 12.600), pero lo parecía. Cualquiera hubiese dicho que se trataba de un Ciutat de Barcelona y no de la jornada 33 de un campeonato que, un año más, se le está haciendo demasiado largo al Espanyol. Falta tensión. El mínimo objetivo, esa salvación virtual que tiene en el bolsillo desde hace semanas, ya está cumplido, lo que ha afectado más de la cuenta al rendimiento del equipo. Sin la máxima intensidad, el Espanyol, el mismo que ganó 1-4 en Vallecas, no mete miedo a nadie.

Concentración

Contaba Javier Aguirre antes de viajar a Sevilla que el equipo debía fijarse el reto de los 50 puntos, una cifra que no supera el Espanyol a final de Liga desde hace nueve años. Tampoco parece fácil en esta temporada. El equipo ha caído en uno de sus típicos baches desde el triunfo en Málaga del pasado 25 de marzo (1-2). Ese excelente resultado dejó encarrilada la permanencia a ocho jornadas del final y dio paso a tres episodios negativos: las derrotas ante el Barça y el Sevilla, y el triste empate de este domingo.

De poco sirvió el mensaje del técnico mexicano en la víspera destinado a exigir la máxima concentración y esfuerzo a sus jugadores. Una victoria suponía alcanzar los 43 puntos, uno por encima de los 42 que siempre proclama como límite para la permanencia. La cifra es lo de menos. Con los 41 puntos que ya tiene, 10 por encima de la frontera que marca ahora el Getafe, el Espanyol puede considerarse salvado. El problema es la imagen, esa sensación de dejarse llevar cuando no se vive al límite.

Desconexión

Más molesta esa desconexión cuando todo se pone de cara, como en el duelo de este domingo. No se habían cumplido ni tres minutos y ya ganaba el Espanyol gracias a una jugada iniciada por Sergio García, perfeccionada por Pizzi y culminada por Stuani. No podía empezar mejor el choque para los pericos, que marcaron en su primer tiro a puerta. Otro rival quizá se habría alterado tras un golpe así, pero el Rayo no. El equipo madrileño sabe perfectamente a lo que juega. Le gusta tener el balón, actúa con criterio y todo lo hace con sentido común, algo muy meritorio en un grupo con jugadores de clase baja, como Arbilla, Nacho Borja López. Con esa apuesta arriesgada, Paco Jémez ha recibido muchas críticas, también ha encajado más de una goleada, pero su equipo hace disfrutar y está casi salvado.

El Espanyol se esfumó a la media hora, después del gol de Stuani y de un posible penalti de Zé Castro sobre Sergio García (m. 27). Iago Falque empató tras una indecisión de David López (m. 42) y el Rayo siguió jugando al son de Trashorras y Alberto Bueno, los mejores peloteros del conjunto vallecano.

Desenchufados

El descanso no sentó bien a los pericos, que siguieron desenchufados. Hasta Casilla cometió su error más grave de la temporada en una mala salida que Larrivey cabeceó a la red (m. 50). El portero se rehizo y evitó el tercero del Rayo en sendos remates de Rochina (m. 62 y 70). Aguirre buscó la reacción con la entrada de Córdoba Lanzarote, pero el equipo seguía atascado. Un córner cabeceado por Colotto evitó la derrota (m. 87) en medio de las protestas del Rayo por una posible falta al portero.