LONDRES 2012

Dios salve al rey

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LUIS
MENDIOLA

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No había mucha discusión antes de los Juegos. Y menos la habrá ahora. Michael Phelps es pura leyenda. El más grande. Y sus 19 medallas olímpicas lo atestiguan. Llegó a Londres con un reto: el de darse un último baño de oro en los Juegos de su despedida. Y se irá en la cima, apropiándose de la marca de la legendaria Larissa Latynina, que hasta ahora reinaba en el olimpo de los deportistas con 18 medallas en tres citas olímpicas distintas. Phelps lo consiguió colgándose el oro en el 4x200 con el equipo de EEUU y la plata de los 200 mariposa en una jornada que quedará grabada para la historia. La reina ha caído. Dios salve al rey.

La trayectoria de Phelps, sus conquistas, quedarán para futuras generaciones como una referencia, aunque aún le quedan tres pruebas en estos Juegos para engrandecer su palmarés: los 200 estilos, los 100 mariposa y el 4x100 estilos. Antes de Londres, se hablaba de Phelps como el mejor nadador de siempre. Desde ayer, se hablará de este asombroso nadador de 27 años y 1,92 metros como historia viva.

En el margen de apenas una hora, Phelps culminó su gesta. Primero nadó el 200 mariposa y, después, el entrenador de EEUU le reservó el privilegio de entrar como el último relevista del 4x200 para saborear mejor la gloria. En una ocasión así, quizá el COI debería haber aceptado el ofrecimiento de Latynina de colgarle la medalla. El honor quedó en manos de un francés, Francis Luyce, de discreto palmarés, mientras sonaban los acordes de Carros de fuego y sus padres y su hermana dejaban ir la emoción en las gradas.

Una carrera como la de Phelps hubiera merecido el premio de un oro individual para traspasar la frontera de la historia. Y lo tuvo a tiro. Dominó el 200 mariposa durante 190 metros, igual que ha hecho en los últimos 12 años en Mundiales y JJOO. Nadie conseguía vencerle en esta especialidad desde Sídney-2000. Cuando tenía 15 años.

Dio la impresión, sin embargo, de que sus brazos se convirtieron en plomo en las dos últimas brazadas. Como si ver tan cerca la pared y su objetivo se le viniera encima y lo paralizara. Esas centésimas le costaron el triunfo. Chad Le Clos aprovechó ese instante de flaqueza para convertirse en el segundo sudafricano que consigue un oro individual en Londres tras Cameron Van der Burgh en los 100 braza.

En una jornada que quedará como referencia, la china Ye Shiwen, de 16 años, se colgó su segunda medalla de oro en los 200 estilos y volvió a rebajar el crono olímpico (2.07.57), igual que hizo 24 horas antes en las eliminatorias.

SEGUNDA FINAL DE MIREIA / Mireia Belmonte también destacó, clasificándose para la final de los 200 mariposa, su segunda final en estos Juegos, después de una brillante actuación en la segunda semifinal, que acabó en segunda posición por detrás de la estadounidense Kathleen Hersey, la misma en la que compitió su compañera en el CN Sabadell, Judit Ignacio, que acabó octava (2.08.96).

Belmonte estará hoy en la pelea por las medallas con el cuarto mejor tiempo(2.06.62 minutos). La nadadora badalonesa, de 21 años, volvió a hacer una carrera de menos a más, y eso la llevó a remontar del cuarto al segundo puesto en el último 50. «Estoy muy satisfecha, no era fácil entrar en esta final, porque hay mucho nivel en esta prueba. Pero me he encontrado muy bien y me he demostrado que puedo estar a este nivel. Impresiona nadar delante de tanta gente, pero me voy acostumbrando y me veo más suelta», indicó. Aun así, Mireia no se plantea nada. «El cuarto mejor tiempo solo significa nadar en la calle seis. El tema de la medalla está muy difícil y lo único que me planteo es dar lo mejor de mi misma», añadió Belmonte, que también aspira a hacerse con una plaza en la final de los 800 metros.