CICLISMO LA RONDA ESPAÑOLA
Contador toma el mando de la Vuelta y Quintana se va al suelo
El ciclista madrileño se viste de rojo tras mostrar su poderío físico en la contrarreloj
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
SERGI
LÓPEZ-EGEA
Ya manda. Ya está donde quiso y no pudo en el Tour. Alberto Contador ya es el patrón de una Vuelta a la que se apuntó solo para ganarla, solo para vestirse de rojo. El resto era palabrería. Llegó a la ronda española en una extraordinaria forma, incluso mejor que la que tenía en la ronda francesa. Nadie le creyó y hasta muchos han pensado qué necesidad tenía de escudarse día sí y día también en una rodilla que ayer, como desde el primer día, no solo se comportó aceptablemente sino que lo impulsó a lo más alto de la clasificación de la ronda española.
Las caídas, por desgracia, forman parte del guión del ciclismo. Por una caída perdió Luis Ocaña, en 1971, un Tour que tenía en el bolsillo y por idéntica razón, en julio, Contador se vio apartado de una ronda francesa que podía haber ganado.
Y las caídas, a veces, benefician a los rivales. Vincenzo Nibali no habría tenido tan fácil el triunfo en París con Contador en concurso. Y, seguramente, el guión de lo que queda de Vuelta no será el mismo, ni las tácticas, ni las reacciones, ni la forma de actuar, ni nada de nada, después del accidente sufrido ayer por Nairo Quintana, distanciado ahora a más de tres minutos de Contador.
Era una salvajada bajar en coche por el lugar donde se cayó Quintana a más de 50 por hora. Y suerte que los agricultores de Borja agradecerán durante años el paso de la Vuelta, porque asfaltaron una vía que habría resultado intransitable en una contrarreloj. Nadie, sin embargo, se cayó hasta que pasó el último, de rojo, a la defensa de una primera plaza que, antes de la caída, ya había perdido el ciclista colombiano.
LA ZAPATILLA DESAJUSTADA/ Quintana creyó que llevaba la zapatilla desajustada. ¿Y a quién se le ocurre? ¿A quién se le ocurrió mes y medio antes, en el Tour, soltarse del manillar para coger una barrita en el bolsillo posterior del maillot? Quintana, a 50 kilómetros por hora, se puso a arreglar el calzado. Y llegó la curva. Vio que el encontronazo era inevitable y antes de caer se lanzó al suelo, soltó la bici, «que se llevara la bicicleta el impacto». Fue visualmente una caída terrible. En la meta de Borja todos cerraron los ojos. Todos... hasta Miguel Induráin, en la zona de invitados, en el día en el que se cumplían 20 años de su récord de la hora en el velódromo de Burdeos.
Volvió la imagen de Contador, detenido, en la cuneta del Tour, poco antes de despedirse de la carrera. Nairo se tocó la clavícula, el pecho, vio que no tenía nada roto y se montó en la bici. «Solo tiene magulladuras, con un buen masaje y descanso, no tendrá problemas», explicó Pedro Sanz, médico de la Vuelta, que lo curó en el podio.
Contador ya había llegado, perfecto, extraordinario de forma, como en sus mejores días, para evidenciar una vez más que no perdió el tiempo tras abandonar el Tour y que los entrenamientos, primero en Lugano, donde vive buena parte del año, y luego en la sierra de Madrid, habían tenido el resultado que buscaba. «Ahora ya hay que pensar en llegar de rojo a Santiago», porque la ronda española termina este año en la famosa Plaza del Obradoiro el domingo 21 de septiembre y no en Madrid, como suele ser habitual.
Y Contador saldrá hoy de rojo, camino de una nueva llegada en alto, en la Navarra de Induráin, al Santuario de San Miguel de Aralar. Allí habrá que ver dos cosas: cómo reacciona Contador, supuestamente más defensivo, y sobre todo el Tinkoff, su equipo, que ya lo dejó muy solo el domingo, en Valdelinares, en una montaña menos agresiva que la que aguarda hoy a los ciclistas de la Vuelta.
VALVERDE, EN LA RETAGUARDIA / Habrá que ver también cómo actúa el Movistar, sobre todo si Quintana está recuperado, porque, de nuevo, una vez más, casi por los siglos de los siglos, es Alejandro Valverde, ahora segundo de la general, el ciclista del conjunto de Telefónica mejor situado en la general. «A mí, la verdad, me gustaba más la situación antes de comenzar la crono. Me he enterado de la caída de Nairo al cruzar la meta», se sinceró Valverde que ahora podría estar incluso por delante de Contador si el domingo no se le estropea la radio a su equipo. Nada oyó Valverde, que no se fue con Quintana tras Contador porque quiso respetar al compañero. En el equipo le chillaban que se fuera con ellos.
¿Y Chris Froome? Pues nueva decepción tras la evidencia del domingo, que falló en montaña. No es el Froome letal del Tour. ¿Y Purito? Pues ahí está, algo escondido pero vivo en la general tras la crono ganada, cómo no, por Tony Martin.
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