Benítez se arruga en el Calderón

El Madrid pasa del dominio de la primera mitad a desaparecer y ceder el empate

Cristiano se apoya en Benzema para cabecear en el Calderón.

Cristiano se apoya en Benzema para cabecear en el Calderón. / periodico

ANTONIO MERINO / MADRID

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El tercer empate del Madrid tuvo un protagonista en el dueño de su banquillo. Rafael Benítez debutaba en un derbi y perdió los papeles en una segunda parte infame en la que el miedo se apoderó del entrenador madrileño. Vio que antes del descanso su equipo abrumaba a un rival muy gris y que Benzema adelantaba a su equipo a los nueve minutos y se creyó que la vida sería de color de rosas por el feudo rojiblanco. Pero tras el descanso, en un ejercicio de pobreza futbolística, alguien desde la banda gritó retirada y allí se fraguó el tercer empate blanco con el gol de Vietto (1-1). Pudo ser peor si Keylor Navas no para un penalti a Griezmann en la primera mitad y un remate de Jackson en el minuto 90.

Antes de su desprecio por el fútbol en la segunda mitad, a Benítez le habían salido las cosas. Blindó el centro del campo con cuatro centrocampistas: Casemiro, Kroos, Modric e Isco y el Madrid controló el balón sin ningún problema. Su rival le daba la oportunidad de tocar y tocar sin apenas correr riesgos porque el Atlético apenas salía de su madriguera. Eso lo aprovechó el Madrid para dar el primer hachazo. Carvajal dejó sentado a Filipe y le puso un balón a Benzema que cabeceó al fondo de la portería de Oblak (m. 9).

El tanto apenas trajo cosas nuevas en el Atlético, un equipo plano y sin alma durante la primera mitad. De él solo tiró Correa porque Griezmann, su máximo goleador con cinco tantos, apenas daba señales de vida pegado a la banda derecha durante muchos minutos. Tampoco había noticias de Torres. Con ese panorama y la poca exigencia del rival, al Madrid le bastaba con tocar el balón. No necesitaba más para controlar el choque, con un Casemiro portentoso y con Modric al frente de la sala de máquinas.

PENALTI DE RAMOS

Enfrente, al equipo de Simeone apenas le alcanzaba para sostenerse en el campo y esperar que ocurriera algo ajeno a su insulso juego. Y ocurrió porque Sergio Ramos salió en auxilio del equipo rojiblanco con dos errores de bulto. Dos pérdidas de balón consecutivas del central terminaron en un penalti del sevillano por un derribo sobre Tiago. La suerte de Ramos fue que Keylor Navas estaba allí para salvar a su compañero. El meta de Costa Rica paró la pena máxima para devolver al Atlético a su languidez.

El Madrid, que perdió a Carvajal por lesión antes del descanso, también regresaba a su intensa relación con el balón. Tan profunda que llegó a abusar de él hasta enrocarse sin querer saber nada del área rival. El que sí le dio la vuelta al choque fue el Atlético metiéndole una velocidad más. Salió Carrasco por Óliver, Vietto por Correa y Jackson por Torres, que antes de irse firmó un duro remate que rechazó Varane. Los jugadores rojiblancos pidieron penalti sin ningún éxito.

ATAQUE DE PÁNICO

El Madrid apenas quiso saber más del balón. Se agarró al gol de Benzema, que quiso capitalizar hasta que la pizarra de Benítez saltó por los aires. Al técnico le entró un ataque de pánico. Dio entrada a un inoperante Bale y quitó a Benzema para dar entrada a Kovacic. Su mensaje no era otro que retroceder 30 metros y meterse atrás para perder de vista el dominio de la primera mitad y ser un fantasma durante una segunda mitad lamentable.

Como el fútbol suele castigar a los mediocres, a Benítez le llegó su hora con el tanto de Vietto después de que Jackson dejara tumbado a Arbeloa antes de poner el balón desde la izquierda (m. 83). No hubo más porque el Madrid se quedó helado, sin respuesta tras el tanto del empate. Un gol que deja en muy mal lugar a Benítez, al que anoche Simeone le sacó los colores con lo que tiene su Atlético.