Entrevista con el Alcalde de Barcelona

Pasqual Maragall: "La meta es ser la mejor ciudad de Europa"

MANUEL VILASERÓ / Barcelona

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Pasqual Maragall resiste desde hace tres días la terrible tentación de dejarlo todo e irse de vacaciones. Vacaciones especiales, tras ocho años de trabajo que acabaron el pasado domingo. Antes, satisfecho pero con el agotamiento reflejado en el rostro, se ha quedado para hacer un balance detrás de otro y mirar hacia un futuro que a más de uno se le antoja negro, negro.

Pregunta: Barcelona se ha quedado sin la meta que la ha movilizado en los últimos años. ¿Qué objetivo puede entusiasmarnos para que la ciudad no caiga en la apatía?

Respuesta: El de ser la mejor ciudad de Europa. Y quede claro que no digo capital. La capital es Bruselas.

P: Un objetivo algo más etéreo que los Juegos. ¿Cómo se persigue?

R: Por un lado, exportando nuestra experiencia. Estamos en condiciones de vender diseño, urbanismo, capacidad de transformación, organización de congresos, grandes actos culturales, hacer venir turistas o curiosos que quieran conocer nuestra peripecia cultural. Así,lograremos mantenernos en el cartel del mercado de los servicios urbanos.

La otra vía de mejora atañe a la propia ciudad, a nuestra calidad de vida. Vivir mejor que nadie, en el buen sentido de la palabra. Que Barcelona funcione a la perfección siguiendo el modelo ensayado en los Juegos. Menos ruido, más cultura, más música, más transporte público, menos vandalismo, más seguridad, más museos, mejores programas educativos. Ser los mejores en urbanidad, en una palabra.

P: ¿Cómo évitar que cuando la gente oiga este nuevo objetivo eche mano al bolsillo? ¿Es compatible con la política de ajuste que nos espera?

R: Lo haremos cumpliendo nuestro compromiso de no subir los impuestos.

P: ¿Con qué dinero se pagará?

R: Cuando hay imaginación ya hemos demostrado que no hace falta dinero. Si a usted le hubiesen dicho hace diez años que había que arreglar 1.500 fachadas, hubiese dicho: mano en el bolsillo. Y no ha sido así. Han sido las empresas y los propietarios quienes lo han hecho. Hay cosas que no cuestan dinero; sólo se trata de movilizar los recursos que hay.

P: ¿Qué papel puede desempeñar el equipo humano que ha organizado los Juegos en el nuevo objetivo?

R: A los voluntarios se les enviará una carta agradeciendo su colaboración y, seguramente, una segunda carta en la que se les invitará a trabajar para que Barcelona sea la mejor a través de una entidad que podría llamarse así: Barcelona, la mejor ciudad de Europa. A través de esta asociación, los voluntarios podrán apuntarse en los programas de bienestar social, colaborar con los servicios municipales de limpieza, seguridad, urbanismo, en la celebración de grandes acontecimientos ciudadanos, como la Jean Bouin, la Mercé y en la cooperación internacional con los países del Tercer Mundo.

P: ¿Los altos ejecutivos?

R: Sobre esto hay un cierto acuerdo que hemos hablado con los interesados. Hemos pensado en la creación de una sociedad anónima de ingeniería y urbanismo que lleve el nombre de Barcelona-92, que vendería urbanismo de Barcelona por todo el mundo. También podría crearse otra de organización de grandes eventos.

P: ¿Dejará que Josep Miquel Abad marche a la iniciativa privada?

R: Hemos tenido conversaciones sobre su futuro, pero no puedo decir nada más de momento.

P: Usted afirmó en una anterior entrevista que el nacionalismo radical se había portado muy bien mientras el moderado había actuado con frivolidad, y añadió que tras los Juegos entraría a fondo en este tema.

R: No ha llegado el momento.

P: ¿La pax olímpica se alarga?

R: Dejemos pasar las vacaciones.

P: ¿Ha habido algún pacto, algún acuerdo en este sentido con el president Pujol?

R: Es simplemente una tregua veraniega.

P: Felipe González no vino a la ceremonia de clausura por el fallecimiento de Fernández Ordóñez, pero el problema es que llueve sobre mojado. ¿A qué atribuye sus escasas visitas a Barcelona? ¿Es que quizás él, a diferencia del Rey, no se encuentra “como en casa”?

R: No viene a Barcelona ni va a ninguna otra parte. El Rey y el Presidente no hacen lo mismo. El primero es un cargo de representación y el segundo de gobierno. Creo que el Presidente siempre ha tenido una actitud de no solaparse con el Rey. Por otro lado, esto va con su carácter. Recientemente, ha explicado que cuando en tiempos de Franco oía aquello de cortar cintas e inaugurar pantanos decidió que se había acabado. En cambio, el Gobierno ha estado muy presente en los Juegos.

P: La ceremonia inaugural, con la entrada del Rey al son de Els Segadors,fue para usted la materialización del nacimiento de una nueva España. ¿Que habría que hacer a partir de ahora para que esa idea no se eche a perder?

R: Venir más a menudo. No estar tanto tiempo sin venir, porque la distancia es lo que crea las incomprensiones. La propuesta de trasladar el Senado a Barcelona o la sede del Comité Olímpico Español que he formulado va en este sentido. Con ella quiero decir que si Madrid quiere gobernar España entendiéndola como un conjunto de realidades muy diversas no debe conformarse con que se las expliquen. Lo mejor que ha pasado es la presencia de catalanes en el Gobierno, pero no acaba de ser suficiente. Debe haber más presencia del presidente de la Generalitat en Madrid y del presidente del Gobierno en Barcelona.

P: ¿Qué le ha parecido el balance final que el mundo ha hecho de los Juegos?

R: Espléndido. Hasta los países que fueron más críticos por proximidad, como Francia e Italia, han acabado deshaciéndose en elogios. Estoy convencido que lo que ha publicado el Times o el Daily Telegraph sobre Barcelona, sobre España, es lo que hubiesen deseado oír los miembros de la Generación del 98. Que más hubiesen querido los Barojas y Unamunos...

P: Desde el punto de vista personal, ¿como ha vivido los Juegos?

R: Mucho mejor de lo que esperaba. La experiencia de Los Angeles me había alarmado. Tom Bradley, el presidente de la organización, me contaba que tenía 20 recepciones diarias. En la recepción de Barcelona nos dijo que llegaría a las 8.23 y que se iría a las 8.26, porque antes tenía otra recepción y después otra. A mí esto me espanta. Pero aquí no ha sido así. Ha sido cansado pero he conseguido compaginarlo con una vida relativamente ordenada y tranquila dentro de lo que podía suceder.

P: Aparentemente no ha habido momentos difíciles.

R: Claro que los ha habido. Sobre todo los cuatro primeros días. Chirriaba absolutamente todo, si es que no estallaba. Pero es lógíco. En los próximos Juegos será igual.

P: ¿Chirriaba?

R: Sobre todo el transporte de la familia olímpica y los conflictos entre voluntarios y acreditados por el control de entradas a los recintos. Lo primero ya se ha explicado con extensión. El segundo creó muchos problemas entre los derechos que decían tener personas acreditadas y lo que interpre taba el responsable del acceso. No digo que siempre hayamos tenido razón nosotros. Pero todo se solucionó bien.

P: Durante la ceremonia inaugural usted dijo que el palco esta ba demasiado tenso. Además del lógico nerviosismo, había alguna otra razón.

R: Hombre, ahora a nivel de anécdota puedo contar que nos habían informado de que algún grupo preparaba un streaking p lítico. No pudimos confirmarlo ni esclarecer nada más, pero el chivatazo nos mantuvo en vilo.

Dentro de dos días, el alcalde descansará con un libro en las manos.