CEREMONIA DE CLAUSURA

Apuestas por la paz y el futuro

Los fuegos artificiales de la ceremonia de apertura de las Olimpiadas

Los fuegos artificiales de la ceremonia de apertura de las Olimpiadas / periodico

MARIÁNGEL ALCÁZAR / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El alcalde de Barcelona y presidente del COOB, Pasqual Maragall, lamentó en el discurso de clausura de los JJOO que la paz no haya sido respetada por los grupos que se enfrentan en la antigua Yugoslavia. “La guerra no ha querido saber nada de la tregua olímpica”, sintetizó Maragall, mientras hacía una defensa del futuro de las ciudades.

Este fue el único contrapunto de unos Juegos que han sido elogiados por todo el mundo y que Juan Antonio Samaranch definió, minutos antes de que la llama desapareciera del pebetero, como “los mejores Juegos de toda la historia olímpica”.

Las palabras del alcalde y del presidente del COI merecieron el aplauso unánime. Desde el palco, los reyes Juan Carlos y Sofía, el príncipe Felipe y los matrimonios Serra y Pujol, junto a las esposas de Samaranch y Maragall, hubo gestos emocionados y solidarios. Las actuaciones de El Tricicle, Comediants y la Rumba hechicera de Peret sumaron aplausos en el adiós. La interpretación de Amigos para siempre,a cargo de Josep Carreras y Sarah Brightman, fue uno de los momentos más emotivos. El palco se sumó al movimiento general del público. Desde el Rey al último diputado, todos bailaron con los brazos en alto.

Si el discurso de apertura de Pasqual Maragall fue el del recuerdo, ayer en la clausura el alcalde de Barcelona lanzó un mensaje de futuro y pidió que la llama de la concordia y del civismo continúe ardiendo tras los Juegos. De forma improvisada, tuvo un recuerdo para tres personas que han muerto mientras se celebraban los JJOO: el bombero y voluntario olímpico David Ballesteros, el exministro Francisco Fernández Ordóñez y Octavi Pahissa, militante del PSUC y relevante dirigente estudiantil durante el franquismo.

“Hemos sido, por unos días, una ciudad feliz. Una ciudad orgullosa de acoger gente de razas, lenguas y creencias diversas. Hemos sido una ciudad ilusionada y solidaria, en un mundo que no nos ha ahorrado su cara turbulenta y desequilibrada”, afirmó el alcalde olímpico. Y tras esta descripción, Maragall lanzó el mensaje: Los Juegos de Barcelona han demostrado que es posible que los pueblos compitan entre sí y formen un mundo sin otros símbolos ni otras banderas que las libremente compartidas, las que aceptan mezclarse democráticamente con otras y admiten que, por encima de todas, está la bandera blanca de la paz”. En la intervención de Maragall también hubo una mención para los voluntarios olímpicos.

Orden de oro al alcalde

Samaranch, que impuso a Maragall la Orden Olímpica de Oro, agradeció el esfuerzo de las instituciones y los organismos deportivos que han permitido celebrar con éxito los Juegos. En este contexto, hizo referencia especial a los Reyes de España ¿siempre han estado con nosotros, demostrando en todo momento su amor al olimpismo y su entusiasmo por el deporte”¿ y para los miles de yoluntarios: “El mejor ejemplo de lo que es la juventud actual de nues tro país”.

El presidente del COI dijo a los miembros de la familia olímpica que la unión es su fuerza y mencionó a los atletas, cuyo entusiasmo, entrega y éxitos “simbolizan lo mejor de este auténtico festival universal de amistad y paz".

Felipe González fue el gran ausente

El presidente del Gobierno, Felipe González, y su esposa, Carmen Romero, fueron los grandes ausentes en el palco presidencial durante la ceremonia de clausura de los Juegos de Barcelona. González estuva representado por el vicepresidente, Narcís Serra, razón por la cual se situó al lado del príncipe Felipe y de los Reyes y por delante de Jordi Pujol, que también se encontraba en la tribuna.

Miguel Gil, subsecretario del Ministerio del Portavoz del Gobierno, dijo que el Presidente no consideró oportuno acudir a Barcelona tras la muerte, el viernes, del exministro Francisco Fernández Ordóñez.

La presencia de Felipe González en la ceremonia de clausura fue una incógnita durante toda la semana, ya que en ningún momento llegó a ser confirmada de forma oficial. Cuando parecía que el Presidente acudiría, se produjo la muerte del exministro de Exteriores.

Felipe González ha mostrado poco interés por los Juegos Olímpicos. Desde que Barcelona fue nominada para organizarlos, el 17 de octubre de 1986, tan sólo acudió en dos ocasiones a visitar la marcha de las obras. La primera, en octubre de 1990, coincidiendo con el congreso del PSC en Girona, y la segunda y última en febrero de este año, aprovechando su estancia en Barcelona, a donde se desplazó para almorzar con Jordi Pujol en plena precampaña para las elecciones autonómicas. En los do casos, las visitas tuvieron carácter privado.

Anoche, en el palco también se encontraban las infantas Elena y Cristina, que acabaron bailando al ritmo de Los Manolos. En esta ocasión, y contrariamente a lo que sucedió en la ceremonia de inauguración, en la que estaban junto a los jefes de Estado, se sentaban detrás de los Reyes, junto a la hermana del Rey, la infanta Pilar. En el palco también se encontraba la madre de Juan Carlos.