BARCELONEANDO

Meditación con pincel

Pintar algo en la vida se ha convertido en una tendencia social. La ciudad se ha llenado de 'urban sketchers': dibujantes callejeros que pintan en grupo y comparten 'online'. Ahora estrenan asociación. Solo hay tres en el mundo

Quedada de urban sketchers

Quedada de urban sketchers / periodico

Ana Sánchez / Barcelona

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Parc del Centre de Poblenou. Cualquiera diría que hoy están aquí todos los que pintan algo en la vida. Cada 4, 5 metros te topas con alguien en un taburete portátil con un lápiz, un rotulador, un pincel en la mano. Ir hecho un cuadro aquí suena a cumplido.

Todos llevan acuarelas tamaño mini y pinceles con depósito de agua incorporado. Formato callejero. Hay quien sale por ahí hasta con sofá. Ese es su estado natural: en la calle, con una libreta sobre las rodillas, un par de estuches, la mirada clavada en el papel. Silencio de meditación. Uno se siente más relajado que en casa de Bertín Osborne.

“Así se te pasan dos horas”, asegura Ramón con sonrisa zen. No hace ni un año que pinta -es ingeniero jubilado- y sus dibujos ya son carnaza de Instagram. “Es cuestión de ponerse”, dice Ricard, que remata su boceto unos metros más allá. “Yo soy banquero –se ríe-. Si un banquero puede dibujar…”. “Es cuestión de práctica”,  repiten todos quitándose importancia. “Es querer más que poder”.

Diarios ilustrados

“No solo es dibujar”, apunta Montse frente a una panorámica a medio colorear. Ella sí fue dibujante profesional. “Luego añades texto y recuerdas las sensaciones”. Como un diario. “Es una forma diferente de ver la ciudad”, añade Miquel, que en sus ratos no libres es economista. “Cuando conocí a esta gente –añade-, me sentí como ‘Alicia en el país de las maravillas”. “Esta gente” que dice son los ‘urban sketchers’.

"La gran diferencia es internet –dice Swasky-. Dibujar ahora es una cosa social”

Si se teclea “sketchers” en MeetUp –ese TomTom vital donde encontrar gente con quien compartir aficiones- saldrán 40 grupos a menos de 25 kilómetros. Estos dibujantes callejeros se multiplican por el mundo desde hace una década al ritmo de capítulos piratas de ‘Juego de tronos’.

¿Qué es un ‘urban sketcher’? “Es una persona que dibuja en directo y narra lo que pasa en ese momento”, responde Jaume Jané. “Y lo comparte”, añade Melanie Menard King. “La gran diferencia es internet –apunta Swasky-. Dibujar ahora es una cosa social”. Los tres son miembros de la junta de la nueva asociación Urban Sketchers Barcelona (USk BCN). Solo hay dos más en el mundo. El sábado celebraron su fiesta de presentación en Poblenou. Punto de encuentro: la fábrica de Can Ricart. El barrio se convirtió en un museo de libro. De libreta, más bien. La gente se intercambiaba cuadernillos con el mismo ansia que si se pasaran droga dura. El más manoseado fue uno de contabilidad: lo que suele utilizar para dibujar el invitado estrella de la fiesta, el ilustrador francés Lapin.

Turismo 'slow'

Los ‘urban sketchers’ aparecieron por internet hace exactamente 10 años. Un catalán creó el primer grupo en FlickrGabi Campanario. “Es de Barcelona, periodista -explica Swasky-, trabaja en ‘The Seattle Times’. Dibujante autodidacta. Se fue moviendo por el mundo y conoció a más gente que utilizaba el cuaderno como medio de expresión”. Luego pasaron a los blogs, a Facebook, a Instagram. “Todo ha ido evolucionando en relación a cómo ha evolucionado internet”. Este es su manifiesto: 8 puntos a seguir para considerarse ‘urban sketcher’. 1. Dibujan in situ. 2. Cuentan la historia de su entorno. 3. Documentan un lugar y un momento. 4. Son fieles a la escena que presencian. 5 Usan todo tipo de material, soporte, estilo. 6. Dibujan en grupo, se apoyan. 7. Comparten los dibujos ‘online’. 8. Muestran al mundo dibujo a dibujo.

"Barcelona es la ciudad donde más ‘urban sketching’ puedes hacer”, asegura Melanie

En Barcelona empezaron quedando 5, 6 personas, hace memoria Swasky. Ahora se juntan 200. “Barcelona es la ciudad donde más ‘urban sketching’ puedes hacer”, asegura Melanie. “Puedes salir cada día si quieres”. Por eso han creado la asociación. “Demanda hay”, dicen. En tres semanas, se han inscrito más de 100 socios. ¿Su objetivo? “Que esto evolucione”, señala Swasky. “Hacer más actividades, libros, implicarnos a nivel social”. De momento, organizan cada mes el 3r dissabte (encuentros para dibujar por la ciudad). Y, cada tres meses, el  Sketchakucha (versión ilustrada del PechaKucha: presentaciones con 20 imágenes por ponente). También cada tres meses se organiza en todo el mundo el Sketchcrawl: un maratón de dibujo a lo ‘pub crawl’ (ir de pub en pub hasta que acabas gateando). Swasky enseña una foto de su móvil. “Queremos evitar esto”. Se ve la sala de un museo con todos los visitantes haciéndose selfis de espaldas a un cuadro de Van Gogh.  

Te cambia la mirada, aseguran. “Cuando no dibujaba –cuenta Jaume-, miraba la ciudad de la altura de mis ojos para abajo. Ahora miro de los ojos para arriba”. Es un turismo ‘slow’. “La relación con el entorno es muy distinta cuando te pones dos horas y media en un sitio y no dos minutos para una foto”, dice Melanie. “Y es meditación –añade Swasky-. Es zen. Dentro de poco –se ríe- saldrá el ‘skektching mindfulness’”.