mediación para solucionar un conflicto en LA CAPITAL CATALANA

Trias acepta parar el derribo de Can Vies y volver a negociar

Un local de restauración dañado por los disturbios del miércoles.

Un local de restauración dañado por los disturbios del miércoles.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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xavier Trias se enfrenta al momento más complicado de su mandato. «Un marrón», como repitió ayer en numerosas ocasiones. No mentía el alcalde el miércoles cuando aseguraba que no negociará con Can Vies mientras dure la violencia. Ayer, sin embargo, hubo diálogo, pero sin el concurso de los jóvenes del derruido centro social autogestionado. El concejal del distrito, Jordi Martí, se reunió con la cúpula del Centro Social de Sants, que le puso sobre la mesa un plan de cuatro puntos: detener el derribo del edificio, permitir que las entidades recuperen la actividad, evaluar el estado de la finca que queda en pie y eliminar toda presencia policial de la zona. Por la noche, ya muy tarde,  Trias anunciaba en TV-3 que si parar la demolición «es una condición» de los vecinos, así se hará, y señaló «la importancia de volver a negociar y buscar soluciones». Pero un detalle: no dijo cuándo.

Lluís Rabell, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), hizo las veces de celestina entre consistorio y vecinos, y explicó que de lo que se trata, visto lo sucedido en los últimos cuatro días, es de conseguir gestos que tapen «el error monumental de encargar el derribo de Can Vies a las pocas horas de hacer efectivo el desalojo, el lunes». «Es hora de que Trias decida si quiere ser el alcalde de Barcelona o el gestor del caos», dijo.

Si la empresa de demoliciones no se presenta a primera hora, se entenderá que Trias, que acordó los pasos a dar con el Govern, confía en la mediación del Centro Social y la FAVB para alcanzar un pacto con la plataforma de Can Vies. Esto implicaría asumir de manera indirecta que el derribo fue un error, algo que, a un año de las elecciones municipales, tiene un coste político relativo, más aún teniendo en cuenta que la oposición no pasa por su mejor momento. Si los tipos del casco siguen trabajando en el lugar y la promesa de Trias no cristaliza, las entidades que intentan mediar en el conflicto se harán a un lado y dejarán que el problema fluya por meandros tan previsibles como desagradables. «La situación requiere de cierta valentía política y audacia. Es cierto que se juegan el tipo porque les caerán palos por todos lados, pero es lo que se espera del alcalde», apuntó Rabell.

Can Vies dará su opinión esta mañana en una rueda de prensa frente al edificio después de que ayer tarde celebrara una asamblea. Un portavoz explicaba por la mañana, antes de la reunión en la sede de la FAVB, que la relación con el Centro Social de Sants ha sido siempre «muy buena», y confirmaba que la convocatoria del sábado para reconstruir la finca a partir de las diez de la mañana sigue en pie, así como la manifestación convocada a las seis de la tarde en el centro de la ciudad.

Jordi Soler, miembro de la asamblea de Can Batlló, participó en el encuentro con Martí y defendió que lo expuesto al concejal «es el resultado de todas las opiniones recogidas estos días en el distrito». «La presencia de la excavadora ha impactado mucho, y si no tienen la capacidad política de admitir que han metido la pata, mal vamos. No podemos estar dos semanas con el barrio quemando».

PROBLEMAS FUERA / Trias se presentó a las municipales del 2011 con un programa electoral de 408 páginas. Pero más allá de las voluntariosas intenciones de CiU, y fuera de los libros, tenía muy claro un detalle: no quiere problemas, y mucho menos que sean mediáticos. Fue él quien introdujo la opción C en la consulta de la Diagonal del 2010, y por lo tanto es muy consciente de hasta qué punto una mala decisión municipal bien administrada por la oposición puede salirle cara a un gobierno. Aquello, y el hartazgo de 32 años de dominio socialista en la ciudad, se llevaron a Jordi Hereu por delante.

En estos tres años, el alcalde ha podido capear tempestades sociales sin despeinarse demasiado: la marina de lujo del Port Vell, la aparición de la plataforma Nou Barris Cabrejada, el plan de usos de Ciutat Vella o Stop Pujadas, el colectivo que se organizó a finales del 2013 para condenar el aumento de las tarifas del transporte público. En este último caso la estrategia de CiU ha sido la del agotamiento, dejar hacer. No parece que Can Vies vaya a cansarse.