controvertida obra ENCIMA Del patrimonio HISTÓRICO

Trajín de turistas sobre la fuente más antigua de BCN

Unos turistas abandonan el Cercle Artístic por la escalera que se proyectó como salida de emergencia, ayer.

Unos turistas abandonan el Cercle Artístic por la escalera que se proyectó como salida de emergencia, ayer.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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va camino el asunto de alcanzar la categoría de culebrón urbano con tintes políticos. La escalera metálica que se ha instalado sobre la fuente más antigua de Barcelona, la de Santa Anna, debía ser una salida de emergencia para el restaurante del Reial Cercle Artístic. Y mientras en el ayuntamiento vuelan los puñales sobre la licencia de obra otorgada a la entidad y sobre la colocación de este andamio con escalones encima de un bien cultural de interés local, la nombrada escalinata resulta que no es una vía de escape, sino que se ha convertido en entrada principal.

Basta con quedarse un rato frente al edificio, situado en el cruce de Portal de l'Àngel y Cucurulla, para comprobar que aquí hay mucho más de lo que estaba previsto en un principio. Los turistas usan la escalera para entrar y salir del recinto. Incluso para subir un momento, hacer unas fotos desde la terraza, y bajar por donde han venido, justo encima de la fuente medieval, construida en 1356. Tan fácil como dejar la puerta abierta: un anzuelo irresistible para el visitante. Y no es cosa de una tarde, pues el lugar lleva así varios días, aunque es justo admitir que hay un cartel, en catalán, que avisa de que eso es «una escalera provisional para uso de evacuación».

EL PLAN B / El ayuntamiento denegó la licencia en primera instancia, pero más tarde la concedió, vinculada a la reforma del antiguo palacio de los Pignatelli y la casa Bassols, donde el Cercle, organismo que atesora más de 130 años de historia, está instalado desde hace 55 años. Permitió la escalera de emergencia porque si no era imposible que se diera trámite a la actividad de la primera planta, donde se han abierto varios restaurantes. La finca cuenta con una escalera de emergencia interior, pero forma parte de un local que se alquiló a un empresario que regenta una galería en los bajos y que mantiene muy malas relaciones con la dirección. Tal es el mal rollo, que se niega a permitir el acceso a la galería, lo que obligó a este plan b que está levantando tanta polvareda. Y no tanto por el Cercle, del que nadie duda de su buen hacer para la ciudad, sino por el permiso otorgado.

El tema se trató en el pleno del pasado viernes a través de una pregunta de Jordi Portabella. El teniente de alcalde de Hábitat Urbano, Antoni Vives, dio la razón al líder de ERC en que la estructura era doliente. «Deberemos actuar para solventar la situación que tenemos en estos momentos», zanjó el concejal. Un portavoz municipal aportaba ayer poco más, asegurando que como ayuntamiento se hará «un nuevo intento para mediar entre los dos privados para encontrar una solución que permita sacar la escalera de emergencia provisional que ha sido autorizada». De acuerdo, es provisional. Pero..., ¿salida de emergencia?