La Sagrada Família protege todo su perímetro con una valla de dos metros y medio de alto

El nuevo vallado que protege la Sagrada Família.

El nuevo vallado que protege la Sagrada Família. / periodico

CRISTINA SAVALL / CARMEN JANÉ / BARCELONA

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La Sagrada Família blindará su perímetro con una valla metálica de 2,5 metros de alto que rodeará toda la construcción y que la protegerá de accesos no deseados. El cierre se ha comenzado a construir ya en el tramo de la calle de Provença y se prevé que esté terminado a finales de año en un largo operativo que incluye diferentes fases. El objetivo, según fuentes del templo, que desvinculan la medida de la amenaza del terrorismo yihadista, es preservar y aumentar la seguridad de los visitantes y trabajadores del recinto, que recibe al año unos cuatro millones de visitantes.

El gran templo que proyectara Antoni Gaudí está actualmente protegido, en ciertos tramos, por un forjado modernista de varas muy amplias que permite pasar tranquilamente un brazo de lado a lado. Tan solo en la parte del ábside existe una trama semejante a la que se está instalando. Las obras de la calle Marina comenzarán por el punto de información y las taquillas, y concluirán en el edificio de las escuelas parroquiales a finales de junio, cuando ya haya terminado el curso escolar. La intención es que todo el proceso no afecte al flujo de visitantes, que aumenta coincidiendo con el buen tiempo.

La nueva protección consiste en una trama de metal expandido que técnicamente recibe el nombre de 'deploye' y que se usa, a modo de protección, en recintos industriales, domésticos y escolares, o en automoción. La trama tiene distintos diseños de malla, según el tamaño y la forma de los agujeros. El que se está colocando en la Sagrada Família es de hierro y no permite ni la escalada ni el paso de objetos más allá de un cable. Tampoco entra una mano, como ocurría hasta ahora. 

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Y es que la junta eclesiástica que dirige la construcción de la basílica, que se financia a través de las donaciones y la venta de entradas, se toma muy en serio la seguridad del recinto, pese a no haber recibido amenazas expresas. En la web del templo se avisa de que “el visitante será sometido al control de bolsas, mochilas, equipajes y efectos personales. En caso de que se detecte un objeto prohibido, este puede ser requisado hasta la salida o se puede denegar el acceso del visitante al recinto. Y se prohíbe explícitamente “la celebración de actos reivindicativos” en el interior del perímetro.

MENOS VISIBILIDAD

La nueva verja, recomendada por una compañía especializada en seguridad, evitará que un visitante que hubiera accedido al recinto con sus pertenencias controladas pueda recibir nuevos objetos de otras personas situadas en el exterior. La trama metálica es más opaca y resta buena parte de la visibilidad que actualmente tiene el edificio desde el exterior, una queja que ya han expresado algunos vecinos.

“Es separar todavía más el espacio privado del espacio público y fomentar el aislamiento del edificio”, explica Joan Balanyac, miembro de la asociación de vecinos de la Sagrada Família. “Hay mucha gente que se hace la foto desde fuera del templo, y esto lo pone más difícil”, añade.

En otros puntos de la ciudad, como en el Camp Nou, en Les Corts, o en la manzana del Seminari Conciliar, en el Eixample, se ha intentado que las vallas de seguridad afectaran lo menos posible a la visibilidad del recinto que protegían. En el caso del Seminari, se derruyeron los antiguos muros de piedra para incorporar un forjado de diseño y mostrar así los jardines.

OCUPACIÓN DE LA ACERA DURANTE LAS OBRAS

Las obras para erigir la nueva protección obligan a ocupar un metro de la acera pública, lo que dificulta aún más la movilidad, especialmente en meses de gran afluencia de turistas. El cambio de valla ha contado con el beneplácito municipal. Desde el ayuntamiento afirman que la junta les comunicó el inicio de las obras y que la afectación en la vía pública ha sido coordinada con el consistorio.