Barcelona veta los 'segways' en el frente marítimo durante el verano

La falta de regulación de algunos vehículos que hasta hace pocos años no circulaban por la ciudad no se solventará hasta que los grupos del consistorio y las entidades y sectores implicados lleguen a un acuerdo. Faltan meses, quizá más, y no existen ejemplos claros que sirvan en otras ciudades o incluso países. Un páramo normativo. Pero hasta que existan normas estables algo hay que hacer para frenar posibles molestias a la ciudadanía, sobre todo en una zona concreta: Ciutat Vella. Mientras crece el número y la variedad de las formas de transporte, las moratorias y regulaciones parciales siguen siendo la norma. El consistorio ha abierto un proceso de diálogo con los sectores afectados para caminar hacia una ordenación que aún tardará en cocerse.

A la vista de todos estos elementos, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido vetar la circulación de 'segways' en el frente marítimo durante el verano, hasta el 1 de octubre. so pena de una multa de 90 euros, salvo en el caso de que exista circulación con peligro o conducta incívica, en el que la sanción puede superar los 1.000 euros. La medida responde a que la proliferación de nuevos vehículos, lo que crea molestias a vecinos y transeúntes, se centra en Ciutat Vella, en tanto que por ahora no es considerado un problema en el resto de la ciudad.

Los 'segways' y los ciclos de más de dos ruedas, como los llamados trixis, cuentan con permisos temporales que se van renovando, en tanto que los ingenios electrónicos podían circular hasta ahora como lo hacen las bicicletas, siempre que estuvieran homologados. Los permisos indican cómo se debe circular y qué recorridos se pueden hacer. En el caso de los trixis, el frente marítimo ya estaba excluido.

MULTAS

A la vista de que en esa zona la congestión es máxima, el ayuntamiento ha aprovechado que esta semana y la próxima tocaba renovar permisos para devolver los nuevos de los 'segway's habiendo eliminado de las rutas que pueden recorrer la que va del Hotel Vela al Port Olímpic. En Barcelona hay siete empresas que alquilan estos vehículos. En total, disponen de 136 unidades.

En el caso de los pequeños ingenios eléctricos, como los monopatines, el ayuntamiento ha llegado a la conclusión de que la gran mayoría no están homologados, por lo que la Guardia Urbana se encargará de vigilar su uso, como también deberá velar por qué los segways se apliquen la nueva ruta. En en el caso de que se detecten vehículos electrónicos no homologados, la sanción será, como en el caso de los segways fuera de zona, de 90 euros. El consistorio insiste en que todo ello tendrá lugar en la zona en la que existe el problema: Ciutat Vella.

En la regulación futura, se determinará qué vehículos de movilidad personal (en este epígrafe entran los eléctricos) y qué ciclos de más de dos ruedas pueden circular por aceras, andanas y paseos, parques públicos y carriles bici, y a qué velocidad. Se está analizando también cuáles requerirán una identificación y seguro, y si deben incorporar luces.