TRÁFICO FERROVIARIO

Averías y pérdida de viajeros lastran Rodalies 5 años después del traspaso

Aglomeración de pasajeros junto a un tren en uno de los estrechos andenes de la estación de Plaça Catalunya de Barcelona, el pasado viernes.

Aglomeración de pasajeros junto a un tren en uno de los estrechos andenes de la estación de Plaça Catalunya de Barcelona, el pasado viernes.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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Retrasos medios de 20 minutos en todas las líneas de Rodalies menos una y también en las de Regionals por un fallo en el control del tráfico ferroviario en Sants. Es el último parte, anteayer, de Renfe, tantas veces repetido que muestra los problemas crónicos de esa red. En este inicio de enero se cumplen cinco años del traspaso a la Generalitat de la gestión del servicio, que no de la infraestructura, estaciones y trenes que detenta el Estado. La repetición de averías con retrasos notables, que en el segundo semestre del 2014 fueron más de dos al mes de media con miles de afectados, así como la pérdida continuada de viajeros desde el 2006, mantenida también el pasado año cuando el transporte ya se recupera, siguen lastrando al servicio.

Si se comparan las validaciones de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) en el 2006, cuando empezaron los grandes cortes y accidentes a causa del colapso de unas instalaciones en las que no se invertía desde los años olímpicos y también por el impacto de las obras del AVE en el corredor estratégico de Sants, con las cifras del 2014 recién acabado, Rodalies ha perdido una media diaria de 48.000 viajeros.

Si esa comparación se hace solo con el año del traspaso, el 2010, el resultado es de 15.000 pasajeros menos. Solo en uno de esos nueve ejercicios, el 2011, la red recuperó pasaje. El pasado año Renfe fue el único operador que siguió bajando con el 0,4% hasta noviembre en los datos provisionales de la ATM, frente a la subida del 1,3% del metro, 1,9% de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC), 2,9% del tranvía y 0,6% de los buses de TMB.

Las deficiencias seculares en las vías, en los sistemas eléctricos y en el control del tráfico así como la modernización y la accesibilidad pendiente de las estaciones deberían cubrirse con el plan rebajado y de mínimos que la Conselleria de Territori pactó en noviembre del 2013 con el Ministerio de Fomento. Fue la reacción posibilista al pulso perdido por reivindicar en el primer bienio de Gobierno de CiU el plan completo de 4.000 millones apalabrado, pero sin más, por el tripartito y el Gobierno de Zapatero.

LARGA LISTA / Esas obras imprescindibles para garantizar la fiabilidad de Rodalies cuestan 306,6 millones, según la larga lista de pequeñas y medianas realizaciones que Fomento debería completar en el 2016. Hasta ahora ha materializado solo el 20%, afirman fuentes de Territori, y en el 2015 tendría que licitar nada menos que los 240 millones restantes.

El posibilismo actual de la conselleria así lo espera. Se considera este año la prueba decisiva para alcanzar esa base mínima de fiabilidad técnica y operativa, sin grandes inversiones descartadas ahora por todos y por largo tiempo. Es entonces cuando sobre la eficiencia de lo que se dispone ahora se quiere dar un salto y sustentar el futuro modelo. Este nacerá del diagnóstico y la acción de control global que ya está preparando, y con plena discreción hasta hoy, la nueva Unidad de Dirección y Evaluación de Rodalies de Catalunya. Tal instrumento debe estar listo para su aplicación en el 2016.

Sin el control de la infraestructura y las estaciones que hoy son del gestor estatal Adif, áreas que sí se traspasaron en los años 80 en el exitoso caso siempre citado de FGC, Territori reconoce que «es complicado» mejorar la red. La intervención de los técnicos de la nueva unidad en todos los campos, incluido el análisis y reparación de averías hoy solo cuestión de Adif o Renfe, se insiste que con «plena transparencia y colaboración», facilitará una «inteligencia técnica» para actuar también en un futuro políticamente abierto.

Los objetivos de esta acción para superar los problemas actuales de Rodalies, tarea ciertamente ardua, son una nueva configuración racional de los servicios y mejorar su calidad y fiabilidad. Se estudia y planifica como si sobre la realidad de la red «no pasaran trenes», a partir de cero, afirman gráficamente las fuentes.

A esa reorganización se le añadirá un segundo frente, el de definir el mejor contrato con el operador. El de Renfe acaba este año pero no se entra en su posible sustitución. «Cualquier empresa tendría problemas con la infraestructura actual, origen de entre el 60% y el 70% de las incidencias», se asegura.

Para este 2015, Territori sostiene que ha planteado dos exigencias a Renfe. La primera y principal, mejorar de una vez la calidad de la información al usuario, tanto del servicio como de las incidencias que le dejan desamparado. Y también el cambio de los viejos trenes 470 por los renovados 447, en especial en las comarcas de Tarragona.