ENTREVISTA / JESÚS MARÍA ZAMORA, exjugador de la Real Sociedad

«Ganar dos ligas contra el Madrid y los árbitros fue un milagro»

Jesús María Zamora, el cerebro de la Real bicampeona de los años 80, retratado este jueves en San Sebastián

Jesús María Zamora, el cerebro de la Real bicampeona de los años 80, retratado este jueves en San Sebastián / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / SAN SEBASTIÁN

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Jugador mítico. Dice que no. Vale. Jesús María Zamora (San Sebastián, 1955). El cerebro de la Real Sociedad que ganó dos ligas consecutivas, las de 1981 y 1982, con aquella plantilla entrenada por el desaparecido Alberto Ormaetxea y en la que jugaban Kortabarria, Celayeta, Satrústegui, Idígoras, López Ufarte... El equipo donostiarra, que acaba de estrenar entrenador con el exazulgrana Eusebio Sacristán, es el próximo rival del Barça, el sábado en el Camp Nou.

–¿Qué, aquello fue tremendo, no?

–Un milagro. Piense, ganamos dos Ligas y la anterior (1980) nos la quitan los árbitros para dársela al Real Madrid. Ser campeón de Liga en aquellos años contra el Madrid y los árbitros tiene su mérito. Ganamos una Copa. Y nos robaron una final de la Copa de Europa, pues el gol del Hamburgo, que nos eliminó en semifinales, fue un fuera de juego escandaloso. Todo eso con un equipo de cantera contra los gigantes: milagro.

–¿Y todo aquello cómo se logró?

–Una generación, trabajo duro y bien hecho. Sentimiento de club único, implicación en la sociedad. Y dos ideas básicas: familia y club. Fuimos educados, en casa y en la Real, en el trabajo, el sacrificio, la solidaridad y la complicidad. No había líderes; había un equipo. La palabra clave del fútbol es equipo. Los muy buenos ayudaban a los menos buenos. Nadie se consideraba importante ni imprescindible. El día a día nos asignaba un rol claro a cada uno y cada uno lo asumía con determinación y buen rollo. Nuestras estrellas, que las había, nunca se creyeron dioses.

–¿Qué parte hubo de revolución?

–Fuimos un pequeño Barça. Si no en juego, sí en hacer equipo, buscar un estilo, crecer y evolucionar unidos. Nosotros también nos atrevimos a jugar un 4-3-3. Alberto Ormaetxea y Marco Antonio Boronat fueron unos innovadores. Ellos trajeron los métodos del Liverpool y empezaron a controlar nuestro descanso, la nutrición e, incluso, cuantificar el esfuerzo aunque, como no teníamos dinero, solo unos pocos llevábamos aparatitos pegados al cuerpo.

–Y así llegó el primer gran título.

–Fuimos a Gijón. Ellos no se jugaban nada. Necesitábamos empatar, pues un tercer gol mío en Atocha (3-1) ante el Madrid nos daba el 'goal-average' a favor. Marcamos (0-1) y, en nada, nos dan la vuelta (2-1). Y, en el último minuto, con todos en la portería del Sporting, me llega el balón y, sin mirar, ¡bueno, sabía dónde estaba la portería!, le meto un zambombazo y ganamos la Liga. Ya digo, milagro.

–Seguro que le encanta el Barça...

–¿Y a quién no le gusta? Como la perfección no existe, no puedes decir que el Barça es perfecto, pero casi. Yo creo que el secreto es que siempre lo entrene alguien del Barça. Antes Pep (Guardiola), ahora Luis Enrique y mañana Xavi. Eso y su capacidad para crear y fichar jugadores adecuados que den continuidad a esa idea de fútbol. El Barça te va hipnotizando, mareando, desgastándote. Te entretienen desde la posición para encontrar los espacios. Movimiento constante. Y para eso no sirve todo el mundo. Ha habido grandiosos jugadores que han fichado por el Barça y han fracasado. Parece fácil, pero no lo es, no.

–Dígame dos o tres cosas de Messi.

–Nació para ser el amo. Cada vez es mejor. ¿Por qué?, porque prueba, y le sale. Y vuelve a probar, más difícil aún, y le vuelve a salir. Antes, de niño, de joven, hacía las jugadas innatas, las de la calle. Ahora, ya crecido, experimenta. Y como es tan bueno y juega con fenómenos, le sale. Es mortal. Definitivo. Y ahora, encima, mete pases de 35 metros, faltas, cabezazos… El número 1, el más completo.

–Sí, claro, porque el tridente...

–Suárez es extraordinario pero, ¡ojito!, porque el 'crack' del futuro es Neymar. Es prodigioso. Tiene 22 años y ya está con Leo y Cristiano. Sin Messi, le hemos visto cosas de Leo: pide la pelota, golea, asiste, lidera... Regresa Messi y él volverá a ser complementario. Es el futuro. Es el relevo. Y cuando a su madurez deportiva sume la madurez mental será imparable. Como Leo. ¿La Real?, solo quiero que crezca en el Camp Nou.