El Barça abre una brecha

Messi y Suárez revientan el buen partido del Atletico, que acaba con nueve por su dureza

Neymar conduce el ataque azulgrana durante el partido de liga entre el Barcelona y el Atlético de Madrid.

Neymar conduce el ataque azulgrana durante el partido de liga entre el Barcelona y el Atlético de Madrid. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Tres puntos más y un partido pendiente de ventaja, más el ‘goal average’. El Barça ha abierto una brecha en la Liga en una cita cumbre, sin acusar el cansancio de dos partidos semanales ni la distracción de la Copa. Ocho victorias consecutivas y 26 encuentros sin perder suma el equipo azulgrana, que va avanzando sin echar la vista atrás ni atender a las víctimas que va dejando por el camino.

La anunciada llegada del Atlético ha sido recibida con todos los honores que se merece el antiguo campeón. El nuevo, el vigente, le ha echado de la tarima cuando se acercaba al trono a discutírselo de malas maneras, sufriendo las expulsiones de Filipe Luis y Godín, indiscutibles ambas.

SUPERIORIDAD INICIAL DEL ATLÉTICO

No tiene ninguna intención el Barça de apearse del aterciopelado sillón que compró el año pasado. Tipos como Messi o Suárez no son amigos de las concesiones, por eso están donde están, y han corregido inmediatamente los síntomas de debilidad que se manifestaron al principio del encuentro, cuando Koke había certificado muy pronto en el marcador la superioridad inicial del Atlético. Como solía pasar antes.

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El Barça de Tata nunca ganó al Atlético de Simeone (cinco empates, una derrota y dos títulos perdidos ante ellos) y el Barça de Luis Enrique nunca ha perdido contra él (seis victorias en seis duelos), con lo que el síndrome que provocó el once rojiblanco ha terminado. El desenlace de hoy lo ha confirmado, por si era necesario.

El Atlético del pie fuerte no ha cambiado un ápice. Ni tampoco su manera de enfocar los partidos, particularmente los grandes. Salida ambiciosa, ofensiva, intimidante en busca de un botín con el que justificar la segunda parte de la estrategia: defenderlo. El Barça tampoco ha cambiado. Sigue jugando Messi, Neymar va mejorando, y Suárez es un minero que encuentra diamantes en una fábrica de cemento.

GOLPE FORTÍSIMO, DEFINITIVO

El guion ha saltado por los aires a la media hora, en cuanto el Barça ha podido encarrilar tres ataques seguidos para que el estadio volviera a subir el volumen. En realidad, ha saltado por los aires porque Messi ha culminado una bella triangulación. Ocho minutos después, Suárez ha asestado el segundo golpe. Fortísimo para el once rojiblanco, que se encontraba en desventaja sin haberlo merecido. Definitivo para el desenlace del encuentro por todas las consecuencias que ha acarreado.

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Suárez ha ganado la partida a Giménez y Godín, sus compatriotas, los guardianes de Uruguay, pese a la ifnerioridad con que se planteaba la batalla. Al primero, al joven, le metió el cuerpo para obtener el espacio que le permitiera armar la pierna y disparar a Oblak; al segundo, al veterano, lo desquició arrancándole las dos amarillas que le han costado la expulsión.

Por entonces, Messi iba manteniendo un curioso diálogo con Filipe Luis que pasaba desapercibido para el público, mucho más para las cámaras. Lejos de la pelota. Al filo del descanso, el cochonero ha embestido a Leo de forma tan grosera que protestar esa roja era un innecesario ejercicio de victimismo.

LA REACCIÓN DE BRAVO

El antiguo ‘Pupas’, que dejó de serlo con Simeone, ha seguido con su plan, ligeramente modificado en el descanso. Había en juego una considerable porción de Liga y no había que renunciar a ella. El ardor que se ha visto en el campo corroboraba el valor de los puntos. El Atlético ha vuelto a ser mejor el primer cuarto de hora de la reanudación y ha tenido el gol en sus pies. Griezmann no ha tenido la suerte de Koke y su remate se ha estrellado en Bravo, cuya reacción ha sido puramente instintiva para despejar la pelota.

Al Barça le ha costado recoger el hilo que había dejado suelto y ha preferido contemporizar, evitando riesgos, sin reprimir del todo algunas aproximaciones del Atlético, cada vez más desordenadas, casi inexistentes ya cuando se ha quedado con nueve.

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