Las claves tácticas del Barça-Málaga: el centro como impotencia
El equipo de Luis Enrique no tuvo recursos ni imaginación para derribar el 'muro Kameni' enredado en su ineficacia
Marcos López
Periodista
MARCOS LÓPEZ / BARCELONA
SIN SOLUCIONES NI EFICACIA ANTE EL 5-4-1
Ni con Piqué ejerciendo de delantero centro. Tropezó el Barça con la misma piedra del Alavés, o sea se le atragantó el 5-4-1 que planteó Juande Ramos. No tuvo recursos ni imaginación el equipo de Luis Enrique para derribar ese muro andaluz, que entendió de maravilla el partido. Cerró por dentro, no se despistó por las bandas y vivió tranquilamente cuando tenía 11 jugadores. Con 10, y Piqué de delantero, sufrió más, pero entonces emergió Kameni. El Barça no aprende. Ni puntería tuvo para derrotar a un rival que terminó con 9.
INTERIORES SIN IMPACTO E INFLUENCIA EN EL JUEGO
Solía el Barça ser un equipo que se articulaba a través del pase. Control y pase en el centro del campo, pero frente al Málaga, y de manera inesperada, al no encontrar atajos para romper al 5-4-1 decidió olvidarse de esa estratégica área. No encontró Luis Enrique recursos ni tampoco hallaron us jugadores soluciones individuales para tejer el fútbol con paciencia quedando los interiores (usó hasta cuatro el técnico asturiano) como prueba de la impotencia.
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Tanto renunció el Barcelona a su libro de estilo que convirtió el centro al área, o el viejo balón a la olla, en su principal recurso ofensivo. Sobre todo en la segunda mitad cuando el Málaga se encerró en el hogar de Kameni. Empezó Luis Enrique con Rafinha (interior derecho) y Denis (interior zurdo) y terminó el partido con André Gomes y Rakitic. Pero ni así. No tuvieron peso ni influencia.
ALCÁCER, EL 9 QUE SE HIZO TRANSPARENTE
Empezó con energía Paco Alcácer, interviniendo en los primeros 10 minutos del partido. Cayó, eso sí, en fuera de juego. Estuvo luego media hora, ¡sí, media hora!, desconectado del juego. No tocó ni balón. Además, sus dos remates (ambos en la primera parte) fueron desviados. Ni lanzó a puerta.
Después, se convirtió en un delantero centro transparente, que apenas participó. No se asoció con los interiores, el fútbol nacía más en las diagonales de Mascherano y Piqué buscando hallar huecos a la espalda de los centrales del Málaga (algo casi utópico), mientras el exdelantero del Valencia se consumía.
A esa gris primera mitad, enredado entre la tela de araña que levantó Juande, le añadió después una triste segunda parte. No existió Alcácer. No lo encontraron los centrales en sus lanzamientos largos ni tampoco lo detectaron después los centros laterales de Sergi Roberto (derecha) o Neymar y Alba (izquierda) porque Piqué invadió su área de acción. Y se lo llevó literalmente por delante. La estadística lo demuestra: Piqué, tres remates, 2 a puerta; Alcácer, 2 tiros, 2 fuera.
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