LA VUELTA DE LOS CUARTOS DE LA COPA
El Barça golpea al Atlético con goles
Los azulgranas se sobreponen dos veces a la ventaja rojiblanca antes del descanso y dejan pasar la segunda mitad (2-3)
No hay peor cuña que la de la misma madera, y el Barça ejecutó este miércoles al Atlético (2-3; 1-0 en la ida) empleando las mejores virtudes de su rival. Con dos goles de contrataque y una acción de estrategia. Tan singular fue el doloroso método empleado para terminar con su pesadilla como la exhibición de entereza que dieron de los azulgranas, que fueron devolviendo golpe a golpe, hasta dar el último, antes del descanso. Acabó ahí el duelo, antes de hora, por el marcador, por la expulsión de Gabi en el descanso, y porque el Barça ya no quiso hacer sangre. Solo la quería la hinchada local, irritada y vengativa.
Volvieron por fin los felices Atleti-Barça, aquellos añorados festivales goleadores que quedaron requisados cuando llegó Diego Simeone. La batalla táctica, que la hubo, saltó por los aires por el azar imprevisible de los errores, tan propios de los humanos y que nunca se ven en las pizarras. Se vieron a montones en todos los rincones del césped, y esa imperfección recuperó el jolgorio de los goles. Se quedó enganchado Mascherano en el primero, descompuesta estaba la defensa del Atleti en el segundo, Gil Manzano pitó un penalti que no era en el tercero y dejó de pitar uno que habría impedido el quinto y Miranda se marcó en propia puerta en el cuarto. Un poema.
Equipo repetido
Un drama para los puristas, una verbena para los aficionados, una frustración para los atléticos y una alegría para los culés, que ven al Barça que querían. Empezando por la alineación. Con cuatro de los seis últimos onces repetidos y el único cambio del portero, Luis Enrique ha apretado la tecla de la estabilidad, un buen punto de partida para que el Barça se asiente. Sin que eso sea garantía de nada, porque luego toca correr.
De nada servía a los 43 segundos, cuando Mascherano se quedó enganchado atrás y habilitó a Torres para que destrozara todas las previsiones del Barça, que se veía reviviendo la última visita al Calderón en la Champions. Pero esta vez tenía de portero a Ter Stegen. Y no porque parara más que Pinto, sino porque fue un jugador más de campo y el equipo sintió que gozaba de superioridad numérica.
Gol de vídeo
Sin que se notara la diferencia con la excelente técnica del alemán en los pases, Torres marcó a los 43 segundos. Sin haber superado el susto, el Barça empató pronto con un gol de vídeo enhebrado por las tres estrellas. Una delicia de rapidez, precisión y técnica en un contrataque que empezó Messi con un maravilloso quiebro, continuó Suárez con un engaño y culminó Neymar como si fuera un nueve. Por segundos también se contó la construcción del tercero, que nació con un rechace de Alba en el área. Sintiéndose culpable, huyendo del lugar del crimen (desvió con el brazo el tiro de Griezmann) se plantó en el área de Oblak y regaló el tanto a Neymar.
Acostumbrado a jugar a la contra, al Atlético le incomodó tener que llevar la iniciativa. Sabía que no tenía otro remedio y quiso descomponer al Barça con pase largos y cruzados hacia los laterales, a los que acudían con fe Torres y Griezmann. Se replegaba bien el equipo azulgrana y eso impidió que las jugadas acabaran con algún remate. Solo dos permitió en todo el partido, uno de Griezmann y otro Cani.
Con la estrategia
En cambio, cedió más córneres y faltas laterales, un caudal que suele salvar al once rojiblanco. Solo aprovechó el penalti, porque el Barça de hoy parece imbatible. No ha crecido, pero se coloca mejor y presta más atención. Miranda, por el contrario, tan obsesionado estaba con agarrar a Suárez que perdió de vista la pelota hasta que la mandó al fondo de la red.
Por tercera vez batió el Barça al Atlético, la primera en el Calderón, y aquello que parecía tan fácil antes de la llegada de Simeone, ahora tiene un enorme mérito. Su equipo tampoco se descompone con facilidad. El Barça jugó lo que pudo en un campo maltrecho, teniendo que estar pendiente además por su integridad física, y supo responder al fútbol directo gracias al desahogo que brinda la salida desde atrás: si no es pase a pase, es con los lanzamientos de Ter Stegen hacia Messi y Neymar.
La violencia por método
Tan hábiles fueron que pudieron salvar las piernas. Corrieron peligro los dos en la segunda mitad con feísimas entradas por detrás pese a que el Barça había anunciado en la reanudación que sería misericorde. El Atlético pega siempre, cuando gana y también cuando pierde. Enrabietado e impotente el equipo, Gabi fue expulsado en el descanso, después Suárez forzó la segunda amarilla y Arda le tiró una bota al juez de línea. Once amarillas y dos rojas enseñó el árbitro, desbordado por tanto frenesí.
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