ESTRENO DEL DOCUMENTAL 'YO SOY ÁLEX'

Cómo Álex Márquez dejó de ser 'el hermano de...'

La familia Márquez Alentá, Emilio Alzamora, Jordi Arquer y el piloto Xavi Vierge explican cómo el pequeño de la saga se ha convertido en uno de los favoritos de MotoGP

"No me obsesiona ganar, me obsesiona intentar ser mejor cada día", explica Álex Márquez, de 24 años, piloto oficial de Honda en el equipo LCR del italiano Lucio Cecchinello

"Lo que más valoro de Álex es cómo ha sido capaz de gestionar el peso, la mochila, que supone ser 'el hermano de...' ganándose un sitio en la parrilla de MotoGP", dice Marc

Allianz presenta el documental “Yo soy Alex”, la visión más personal del doble campeón del mundo

Emilio Pérez de Rozas

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No es fácil ser el hermanísimo. Tampoco es sencillo ser el pequeño de la familia. Y mucho menos ser el hermano que sigue a Marc Márquez Alentá, de 28 años, un tipo que ha revolucionado su profesión, su deporte, su juego, su divertimento, su principal entretenimiento de niño. Y, sin embargo, Álex, de 24 años, ha sido capaz de demostrar (y así queda demostrado en el documental que acaba de estrenar Allianz, “Yo soy Álex”) que todo lo que es (piloto oficial de Honda en MotoGP), todo lo conquistado (dos títulos mundiales de Moto3 y Moto2, que poquísimos pilotos de la máxima categoría tienen) y todo lo que está por llegar (victorias en MotoGP y, quien sabe, tal vez un próximo título en la cilindrada reina) ha sido fruto, por supuesto, de su talento y duro trabajo.

Jordi Arquer, el técnico que siguió sus pasos desde niño; Xavi Vierge, el piloto que compartió equipo con él de pequeños y que jamás se ha separado de su amigo; Emilio Alzamora, su manager de toda la vida y sus padres, Roser Alentá y Juliá Márquez están convencidos y así lo cuentan que en Álex se concentran todas, absolutamente todas, las cualidades que tiene Marc, pero a cámara lenta o más poco a poco. Una cosa es evidente: sin talento de nada sirve el trabajo. Y, otro detalle, no llegas a bicampeón del mundo solo proponiéndotelo o machacándote en el gimnasio, en las pistas, en los circuitos. Es decir, el punto de partido siempre es el talento. Y cultivarlo. Entrenarlo. Mejorarlo. Madurarlo.

Un muchacho sencillo

“No me obsesiona ganar. Me obsesiona aprender, prepararme, ser mejor cada día. Sé que los resultados, el podio, las victorias, los títulos, llegan como fruto del trabajo, del aprendizaje, de proponerte ser mejor cada día”, comenta Álex Márquez. “Si algo tiene Álex es que todo lo que ves es lo que es. No tiene doblez, no engaña, no esconde nada”, explica Alzamora. “Es un gran tipo, humilde, sencillo, un encanto, da gusto trabajar con él. Entiende a la perfección su profesión. No hay muchos pilotos como él en el Mundial, desde luego”.

“Todo el mundo me felicita por tener en casa un campeón como Marc y a todo el mundo le digo lo mismo: yo no tengo un campeón, tengo dos, dos grandes campeones”, cuenta papá Márquez. “Es tremendo y maravilloso a la vez que algo que empezó como un juego, nos haya proporcionado tantas alegrías. Álex es muy cabezón, mucho, y muy trabajador, mucho. Cuando se propone algo, no para hasta conseguirlo, le cueste lo que le cueste”, añade su padre, que recuerda que, de niño, Álex quería ser mecánico como él, es decir, ayudarle a reparar la moto de Marc. “Pero un día se subió a una motito que yo tenía y me dijo: papá, no quiero ser mecánico como tú, quiero ser piloto como Marc”.

"Álex es la alegría de la huerta, le encanta ver gente feliz a su alrededor"

— Roser Alentá / Madre de Marc y Álex Márquez

“Yo, como madre, solo puedo decir que Álex es la alegría de la huerta”, cuenta Roser Alentá. “Álex lo quiere y lo tiene todo en su sitio, desde que se levanta hasta que se acuesta. Él es feliz haciendo su trabajo, entrenándose, compitiendo y, sobre todo, compartiendo con los demás su ilusión, sus sueños. A Álex le gusta hacer el bien, disfruta viendo feliz a la gente de su alrededor”.

No le obsesiona ganar

“Yo, la verdad, jamás imaginaba que iba a ir cumpliendo todos los sueños que se me ocurrían, mientras dormía, de niño”, reconoce Álex. “Así que todo lo que me está pasando es increíble y, por supuesto, inimaginable. He conseguido cumplir muchos más sueños de los que imagine. Pero estoy en una profesión, en un deporte, donde el pasado apenas cuenta y tienes que vivir el presente y, sí, claro, tratar de seguir buscando objetivos que cumplir. Y el mío, ahora, no es tanto ganar grandes premios o, incluso, el título de MotoGP como ser mejor cada día y estar entre los diez mejores de mi categoría. No, de verdad, no me obsesiona ganar”.

"Lo que más admiro de Marc es que, después de todo lo que ha ganado, siga con la misma hambre"

— Álex Márquez / Piloto oficial de Honda

“A mí lo que más me gusta de Álex, lo que le hace, bajo mi punto de vista, único”, señala Marc, “es que es una auténtica caja de sorpresas. No es fácil entrar en su mundo y lo que más admiro de él es la serenidad con la que gestiona ser ‘el hermano de …’, que tanto le ha perseguido a lo largo de muchos años. Esa es una mochila muy pesada, mucho, pues todo el mundo le ha etiquetado como ‘el hermano de Marc’ y eso a él no le ha desviado de su línea, de su trabajo, hasta ser bicampeón del mundo, piloto oficial de MotoGP y hacerse un nombre”. Para Marc, la gran virtud de Álex como piloto “es que cuando algo no le sale bien, insiste, insiste e insiste. Lo fácil es desistir, pero él nunca deja de pelear, de trabajar, de intentar mejorar”.

“Yo lo que admiro de Marc”, señala Álex, “es que, después de haberlo demostrado todo, de haberlo ganado todo y de todas las maneras, sigue con hambre de ganar, de superar lesiones como la que le ha tenido alejado de los circuitos durante meses. Marc es un ejemplo para mí porque siempre quiere más, y más, y más. Cualquier comparación con él, la pierdo. Él es él. Y yo soy Álex”.