PIONEROS DE UN DEPORTE GANADOR

Crivillé o el título que Nieto celebró tirando un sofá a la piscina desde un 11º piso

Sito Pons y Àlex Crivillé, hoy embajadores de Honda, celebran los 30 y 20 años de las conquistas de sus títulos mundial de 250cc y 500cc, en 1989 y 1999.

Sito Pons y Àlex Crivillé, hoy embajadores de Honda, celebran los 30 y 20 años de las conquistas de sus títulos mundial de 250cc y 500cc, en 1989 y 1999. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Honda ha querido celebrar hoy que lleva vendidas un millón de motos en España. Y no ha encontrado mejor manera que juntar a dos de sus enormes, grandiosos campeones. Sito Pons, bicampeón del mundo de 250cc en 1988 y 1989, uno de los pilotos que, en efecto, cambió el mundo de las motos y las carreras en España con semejantes logros, ya de categorías superiores, y, cómo no, el inmenso Àlex Crivillé, el primero campeón del mundo español de 500cc (1999) y el prodigioso ‘rookie’ de 1989 cuando sorprendió a todo el mundo ganando el campeonato de 125cc. Pons, con 59 años y su porte de siempre, y Crivilllé, con 49, y su sencillez casi muda, reconocieron que, ahora, cuando se cumplen exactamente 30 y 20 años, de sus tremendas gestas “el motociclismo español vive su mejor época gracias a la explosión que provocaron en el país sus conquistas”.

Hasta aquellos días, el motociclismo español había disfrutado de enormes carreras, pilotos filigraneros y, por supuesto, auténticos y verdaderos campeones del mundo. Pero siempre en categorías pequeñas: 50cc, 80cc y 125cc. En 1988, Sito Pons logró el primero de sus dos títulos en dos y medio, una categoría que ya empezaba a ser algo muy serio. Así que lo que estaba en manos del ‘nen de Seva’, el niño que había admirado al mundo ganando su primer título con una moto artesanal, obra del inmenso ingeniero Antonio Cobas, era algo muy grande.

Victoria, incluso lesionado

Perdón, la mayor conquista jamás realizada: ser campeón del mundo de 500cc, una máquina que daban miedo y que solo los norteamericanos y australianos parecían saber pilotar a destajo. Crivi se fracturó la mano izquierda antes de llegar a Brasil, donde se jugaba el título en aquel 1999. Se la dañó en Australia, corrió en Suráfrica con el hueso roto y, en el trazado de Jacarepaguá (Brasil), a orillas de Río de Janeiro, peleó y conquistó el ansiado título mundial.

Y, claro, lo mejor de aquella gesta fue la celebración. Fiesta que arrancó, todo hay que decirlo, con una barbacoa infinita, no solo en carne y comida diversa sino, ¡cómo no!, en bebida. ««Yo solo sé que nos pasamos la tarde-noche celebrando el título. Y, por supuesto, ahora lo puedo decir, el maestro de ceremonias no fue otro que el desaparecido Ángel Nieto», reconoce Crivillé, tras el escenario del Salón Vive la Moto, de Barcelona, una cita que está teniendo, de nuevo, muchísimo existo estos días en la Feria de Montjuïc.

«Ángel decidió que todo el mundo acabase en la piscina. Y, cuando digo todo el mundo, digo ‘todo el mundo’, es decir, periodistas incluidos”. Le digo que yo mismo, ya veterano, puedo dar fe de ello. Todos, incluido Jesús Benítez, periodista de 'Marca', que pidió, por favor, que a él lo tirase al agua Àlex. Y Crivi cogió a Benítez y lo empujó a la piscina. A las once de la noche, Crivillé estaba ya destrozado, así que subió a la habitación 1.105 del Hilton (piso 11, claro) y se metió en la cama.

"Nos pasamos toda la tarde de barbacoa, todo el mundo, todos, acabamos en la piscina y a Ángel, maestro de ceremonias, se le fue la mano desde mi habitación"

Àlex Crivillé

— Primer campeón del mundo español de 500cc, con Honda, en 1999

A los 10 minutos, Nieto estaba destrozando su puerta con los nudillos. ‘Crivi’ le abrió. «Pero, bueno, Àlex, ¿qué haces en la cama? ¡Eres campeón del mundo! ¡eres el primer español que lo logra! Venga, sigamos la fiesta. ¡Hay que romperlo todo!» Y Crivillé se volvió loco Y Nieto empujó el sofá de la habitación hasta la ventana. «Venga, venga, tiremos el sofá». Y Crivillé ayudó a Ángel a lanzar el sofá por la ventana. Y voló, desde el piso 11, hasta la piscina. «Venga, venga, Ángel, ¡qué rompemos más!», se puso a gritar Crivillé. «¿La televisión? ¿tiro la televisión?», gritaba Àlex eufórico. Y, sí, el nen cogió la tele y, justo cuando la iba a lanzar a la piscina, o vaya usted a saber dónde, Nieto le gritó: «¡No, no, Àlex, la tele no, que puede explotar!» Y Crivi se frenó. Suerte. Solo tuvo que pagar el sofá como nuevo.

"Solo sé que mis títulos cambiaron la fisonomía del motociclismo, tanto en las calles, donde las motos empezaron a ser más populares, como en los circuitos"

Sito Pons

— Bicampeón del mundo de 250cc, en 1988 y 1989, con Honda

“Fueron tiempos maravillosos, como los que han vivido, especialmente en la última década, el resto de campeones que hemos tenido, sin duda, fruto de nuestras victorias”, insiste Crivillé. “Cuando llegué a Honda no tenía presión por ganar, pues estaba Mick (Doohan) para cubrirme las espaldas. Pero 1999 fue mi año y no podía desaprovechar la ocasión. Ese título fue, dicen, el que lo cambió todo en el mundo de las carreras, porque, a partir de entonces, todo el mundo empezó a creer que, en efecto, España también podía ganar los títulos grandes. Y, ya veis, hemos ganado ocho de los últimos nueve, tres gracias a Jorge Lorenzo y cinco, gracias a Marc Márquez”.

Sito Pons, al lado de ‘Crivi’, recuerda que fueron sus dos títulos mundiales de 250cc a finales de los 80, los que provocaron que Barcelona, Catalunya, pensase en la necesidad de construir un circuito. Y, sí, así fue cómo surgió el espectacular y elegiado Circuit de Montmeló. “Mis títulos permitieron que la moto pasase a ser algo habitual, aceptado, en la sociedad española. No olvidemos que, en aquella época, las carreras, que las ofrecía TVE, las veían 7 millones de personas, una auténtica locura”.

Pons recuerda que todo coincidió. “Mis títulos, el entusiasmo de los ‘motards’, el hecho de que las motos empezasen a ser vehículos asequibles a todos, España entró en el Mercado Común, Honda y otras marcas se establecieron en nuestro país y la moto empezó a popularizarse, tanto en las familias españolas como en las calles y, por supuesto, en la esfera deportiva”.

Lo cierto es que todo el mundo, por supuesto, recuerda a pioneros como Salvador Cañellas, el primer español en ganar un GP, en Montjuïc, en 1968, Ángel Nieto, Ricardo Tormo, Jorge Martínez ‘Aspar o/y Joan Garriga, pero los títulos conseguidos por Pons, hace ahora 30 años, y Crivillé, hace 20, no solo han contribuido, como celebra hoy Honda, a vender millones de motos en España, sino que han convertido las carreras en uno de los escenarios donde más y mejor se celebran los triunfos, podios y títulos españoles, ahora como el país con más grandes premios del Mundial, cuatro, en Jerez, Aragón, Barcelona y Valencia.