ICONO DE MOTOGP

Rossi cumple los 40 soñando con su 10º título y un hijo

El rostro de Valentino Rossi ya mostraba, en el calor de Malasia, la pasada semana, el paso de los años.

El rostro de Valentino Rossi ya mostraba, en el calor de Malasia, la pasada semana, el paso de los años. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Era el año 1991. Valentino Rossi tenía 12 años. Acababa de convertirse en un auténtico equilibrista de las minimotos. Papá Graziano pensó que era momento de que el niño probase una moto de verdad, una Aprilia 125. Y su amigo Claudio Lusuard se la acercó a Magione, en la provincia de Perugia.

Valentino llegó al box, saludó a todos, se subió a la moto y arrancó. Al llegar a la primera curva... se estrelló. Llevaron la moto al taller, le repararon los desperfectos y volvió a salir a pista. Llegó, de nuevo, a la primera curva de izquierdas y ‘Vale’ volvió a caerse. Papá Graziano salió corriendo hacia el punto maldito y, cuando se encontró a su hijo, ya de pie, este se levantó la visera con rabia y, mirándole fijamente a los ojos, le dijo: “Papá, ¿de verdad tengo que hacer este trabajo?”.

Nueve años sin título

Este sábado, 28 años después, Valentino Rossi Palma cumple 40 años en la cresta de la ola. Cierto, lleva nueve años sin ganar un título por culpa del australiano Casey Stoner (2011), Jorge Lorenzo (2010, 2012 y 2015) y, muy especialmente, de Marc Márquez (2013, 2014, 2016, 2017 y 2018), pero sigue siendo la estrella de MotoGP, el icono del Mundial, el ‘puto amo’ del ‘paddock’, el ser más influyente del deporte de las dos ruedas aunque, deportivamente, haya sido devorado por el hambre y sed insaciables de aquel niño que, un 5 de junio del 2008, se presentó en su ‘motorhome’ para saludarle, conocerlo y hacerle entrega de un detalle que le había proporcionado uno de sus patrocinadores, Scalextric, para el ‘Doctor’.

El piloto, el hombre, el tótem que hoy cumple 40 años ha llegado al máximo, fuera y dentro de la pista, despertando la admiración de los 2.000 habitantes del ‘paddock’ y medio mundo por su capacidad de conquistar a las gentes, aunque no sea oro todo lo que reluce y, mucho menos, auténtica su bondad y simpatía. Lo cierto es que Rossi, a los 40 años, es (casi) tan competitivo como antaño y, sobre todo, aún siente la pasión, las ganas de entrenarse y competir de hace 23 temporadas, cuando debutó con su Aprilia 125cc, sí, sí, la misma con la que se estrelló en Magione.

El poder de Rossi

Hay quien cree, y no es descartable, que Rossi se cambia la sangre cada año, en una clínica de Suiza, como, dicen, hace Mick Jagger, el ‘capo’ de los Rolling Stones. Desde luego, a ‘Vale’ se le ve ‘Jumpin' Jack Flash’, pura ‘satisfaction’. Mimado por la organización del Mundial, protegido por Carmelo Ezpeleta, jefe máximo del campeonato (“no hay plazas en la parrilla de MotoGP pero, si cuando se retire, 'Vale’ quiere tener un equipo grande, lo tendrá ¡es nuestro icono!”), amo y señor dentro del box (y fábrica) Yamaha, su palabra tiene una gran influencia aunque Márquez le ha ido arañando terreno en la reunión de cada viernes de GP donde los pilotos hacen sus sugerencias. La voz del pentacampeón más joven de la historia de MotoGP ya ha alcanzado la credibilidad de la de Rossi, que, incluso, cuando teme no llevar la voz cantante, no acude a la cita.

"Lo que hace Valentino me parece increible. ¡Ojalá yo llegase a los 40 años con esa pasión y, sobre todo, siendo tan competitivo!"

Marc Márquez

— Pentacampeón del mundo de MotoGP con el equipo Repsol Honda

Ese Rossi, desde hoy admirado cuarentón, sigue teniendo gran poder en el deporte de las dos ruedas, aunque no gane en la pista desde hace 27 grandes premios (Holanda-2017). El mando se lo otorga su tremendo palmarés (nueve títulos mundiales y 115 victorias), su dominio del escenario, pero, sobre todo, su capacidad para seguir codeándose con los jabatos en la pista. Ese es el punto que más admiración provoca: seguir siendo competitivo, por encima de ser capaz de alargar su vida más allá de los 40.

Ese campeón, ese mito, ese icono acaba de confesar, en una entrevista en 'La Gazzetta dello Sport', que este año tiene dos objetivos muy claros. "Quiero mi décimo título, por todo lo que he hecho, me lo merezco, ya debería tener. Y, dos, creo que ha llegado la hora de tener un hijo y piensa que Francesca (Sofia, su novia, modelo de profesión) es la mujer ideal, perfecta, para formar una familia".

El dominio del escenario

La aureola de Rossi se extiende por todo el campeonato. Por ejemplo, se intuye que Yamaha le convertirá en su jefe supremo cuando decida colgar el casco, entregándole su equipo oficial, ahora dirigido por el británico Lin Jarvis. Por ejemplo, su escuela de pilotos, impresionante, la VR46 Academia, de donde han salido campeones como Franco Morbidelli (Moto2, 2017) o ‘Pecco’ Bagnaia (Moto2, 2018) y excelentes pilotos como Luca Marini, hermanastro de ‘Vale’, y Marco Bezzecchi, pronto le permitirá tener alumnos en muchos equipos.

Es evidente que, desde la aparición de Márquez, el resurgir de Ducati y Andrea Dovizioso, más el renacer de un enorme Lorenzo, Rossi tiene pocas posibilidades de ganar e, incluso, de conquistar el décimo título, aunque para su inseparable amigo Uccio Salucci “'Vale’ ya ha conquistado ese décimo cetro, ya lo tiene, por todo lo que ha hecho en los últimos nueve años”.

El palmarés de Rossi es impresionante y solo Márquez, con 15 años menos (siete títulos y 70 victorias), podría igualarlo y superarlo. Cuando le preguntan a Rossi cuál es su momento de gloria en estos 23 años, no lo duda: “En mi casa de Tavullia solo tengo una moto en el salón, mi primera Yamaha, aquella con la que gané, tras abandonar Honda, el primer GP del 2004, en Welkom (Suráfrica). Aquella fue una apuesta muy atrevida y vencí”.

La otra Yamaha, la de su último título (2009), la tiene en su despacho de la empresa VR46 de mercadotecnia, que factura 40 millones de euros al año y da trabajo a más de 40 personas. ¿Y su mayor fracaso? Tampoco hay duda, aunque Rossi nunca lo confesará públicamente: sus dos años (2011 y 2012) en Ducati cuando, en 35 carreras, solo logró tres podios y cero victorias.

"Para todos nosotros es un honor que Valentino siga en el Mundial, pues nos otorga mayor relieve y la gente se interesa por nuestro campeonato"

Jorge Lorenzo

— Tricampeón del mundo de MotoGP y piloto Repsol Honda

“Valentino, si quisiese, podría correr hasta los 46 años. Es más, creo que correrá hasta la edad de su dorsal”, acaba de contar su padre Graziano Rossi a ‘Il Corriere della Sera’. “Valentino ha detenido el tiempo. Todo hombre quiere mantenerse joven, lucha por mantenerse joven y ‘Vale’ lo está consiguiendo, sobre todo porque vive como un joven y se codea con ellos. La adrenalina le hace ser tremendamente competitivo y pelearse contra pilotos 15 años o 20 más joven que él y eso es lo que lo convierte en alguien muy especial”.

“Yo, la verdad, jamás pensé que lograría ganar un título ¡imagínese nueve!”, ha dicho hace poco Stefania Palma a la revista ‘Cycle News’. “No soy muy buena pronosticando, pues tampoco creía que Luca (Marini, su otro hijo) llegaría al Mundial. Estoy feliz por los dos, pues han cumplido su ilusión de correr. Y de lo que estoy convencido es de que Valentino seguirá corriendo mientras se divierta. Vivir entre jóvenes, entrenarse con ellos, sentir aún ese cosquilleo, sobre todo en esta época del año, cuando prepara la moto para el primer gran premio, es lo que le hace sentirse vivo, feliz, competitivo”.

El sacrificio de cada día

“Soy un poco viejo, sí, pero es hermoso ser competitivo a los 40”, confesó Rossi a EL PERIÓDICO, el viernes de la semana pasada, en Sepang (Malasia), a la conclusión de los tres días de test. “Soy el primer piloto que llega a los 40, pero estoy seguro de que, a partir de ahora, muchos lograrán estirar sus carreras. Eso sí, hay que estar motivado, sentir pasión por la motos y ser veloz, pues lo normal es que si no estás delante, lo dejes”.

Rossi reconoce que de los 30 a los 40 “no cambia nada”. El problema es de los 25 a los 40. “Ahora he de ir con cuidado. No puedo llevar la vida que llevaba a los 20 o 25. He de cuidarme y entrenarme más. O cada día. El físico no es vital en las motos. No hacemos los 100 metros o el Tour, pero no puedes abandonarte, pues los jóvenes de ahora aprietan mucho”. Y eso lo dijo justo después de explicar que “con los 60 grados en la pista de hoy (por el jueves 7 de febrero), me hubiese muerto si hubiera intentado hacer un simulacro de gran premio aquí, en Malasia”.

No hay duda, Rossi sigue porque se siente joven y porque es competitivo. “Tengo la pasión por pilotar y los chicos de la VR46 Academia me dan el resto: ganas de vivir, de entrenarme, de competir. He de vigilarlos porque ya me empiezan a ganar. Lo que aún me mueve a seguir en activo es saber que, cuando voy al gran premio, aspiraré al podio”.

Si le preguntas al bueno de Aleix Espargaró por el cumpleaños de Rossi, te dice que “lo de Valentino es surrealista, de verdad, no soy capaz de entenderlo. El otro día estaba en Kuala Lumpur, en mi habitación, viendo el calendario de ensayos, tests, carreras, eventos, mi actividad de este año, y pensé: ‘Estás loco, no vas a ver a los gemelos ni un día’. Y yo no soy Rossi, no tengo ni el 10% de su presión, así que me es imposible imaginarme cómo se puede ser Valentino, tener su vitalidad, su pasión, sus ganas y llegar a los 40 peleando por la victoria”.

Lo ha dicho Marc Márquez: “Lo que hace Valentino es increíble, enorme, tremendo. ¡Ojalá llegue yo a los 40 años con esas ganas de vivir, con esa pasión por correr y, sobre todo, con ese nivel, siendo tan, tan, competitivo”.