Conflicto enquistado

El TSJC pone freno a los escraches de la comunidad Al Huda en la casa del alcalde de Mollet

Les insta a buscar un nuevo emplazamiento para sus protestas, que buscan la reapertura de un local que lleva casi una década precintado

El juez entiende el derecho de los manifestantes "no resulta afectado", al no incidir el cambio en la efectiva celebración de la reunión, ni en los días y duración

El alcalde de Mollet del Vallès, Josep Monràs.

El alcalde de Mollet del Vallès, Josep Monràs. / Ayuntamiento de Mollet

Àlex Rebollo

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El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) ha instado a la comunidad Al Huda de Mollet del Vallès (Vallès Oriental) a poner fin a los escraches que se han sucedido los viernes, y algunos domingos, del último mes frente a la casa del alcalde de la localidad, Josep Monràs, donde llegaban a reunirse cientos de personas. De este modo, el tribunal insta a Al Huda a buscar un nuevo emplazamiento donde llevar a cabo sus protestas, que tienen por objeto la reapertura de un local que la entidad compró en el 2013 y que lleva desde entonces precintado por el consistorio.

La resolución llega después de que el Ayuntamiento presentase un contencioso-administrativo frente al TSJC para cambiar el emplazamiento de las concentraciones que esta asociación estaba haciendo frente al domicilio del alcalde de Mollet. El magistrado estima así la medida solicitada por el Ayuntamiento "acordando la modificación del lugar de celebración".

El magistrado ha tomado la decisión entendiendo que el derecho de los manifestantes "no resulta afectado en su núcleo esencial", al no incidir el cambio de ubicación en la efectiva celebración de la reunión, ni en los días, horas y duración de la misma. Además, se estima que hay que respetar "la privacidad y la intimidad de los vecinos y vecinas".

Previamente, desde la Comunidad Islámica Al Huda de Mollet ya habían anunciado un parón en sus protestas frente a la vivienda del alcalde para los próximos viernes 28 de enero y domingo 30 de enero, aunque tenían intención de retomarlas en febrero. Según un comunicado publicado por la entidad, el motivo del parón se debía a “motivos de descanso vecinal” tras llevar “cuatro semanas seguidas en el mismo sitio”. “No queremos causar molestias seguidas y más en fin de semana a terceros inocentes”, sigue el texto antes de pedir disculpas a los vecinos de la zona.

Josep Monràs, ha afirmado estar “satisfecho de la decisión de la Justicia que, una vez más, ha dado la razón a los argumentos que el Ayuntamiento siempre ha explicado y vuelvo a lamentar el silencio del conseller de Interior”. Por su parte, preguntado por la resolución del TSJC, el presidente de la comunidad islámica molletense, Ahmed Balghouch, señala que “si la orden judicial nos dice que ahí no se pude, buscaremos otro sitio [donde protestar]. Siempre dentro de la ley”.

Conflicto enquistado

El conflicto entre la Comunidad Islámica Al Huda, que lleva más de 25 años funcionando en la ciudad, y el Ayuntamiento de Mollet empezó hace ya casi una década, después de que en 2012 la entidad decidiese cambiar su lugar de rezo. Tras ello, la entidad compró un local en la avenida Badalona para tener una mezquita con mayor capacidad, centro de culto que nunca ha llegado a estar activo.

Desde 2013, el gobierno que dirige Monràs ha insistido en que desde el primer momento que plantearon comprar el local de la avenida Badalona, el Ayuntamiento les informó que “la normativa urbanística no permitía abrir ahí un centro de culto” y que, sin embargo, Al Huda lo compró, motivo por el que se denegó posteriormente la licencia de actividades. "Las normas son las mismas para todos, sin distinciones de ningún tipo", afirmaba ya en 2013 Monràs, quien insistía en que "la normativa dice que no se puede abrir un centro de culto en este local". El presidente de la comunidad Al Huda asevera por su parte que, cuando compraron el local, el anterior propietario les dio un informe “en el que decía que estaba permitido” y que fue en 2013, al solicitar los permisos, que se encontraron con el Ayuntamiento les dijo que no lo estaba.

Ante la imposibilidad de obtener permiso para hacer un uso religioso del local, Al Huda solicitó en 2015 una licencia de obras al consistorio para desarrollar en el espacio actividades educativas y culturales en el nuevo local y mantener las actividades religiosas en la antigua mezquita. “Ellos interpretaban que lo que estábamos haciendo era como una pantalla”, relata Balghouch, quien denuncia que han solicitado los permisos y el desprecintado en múltiples ocasiones a lo largo de los últimos años y siempre se les ha denegado.

Sobre el cambió de actividades del espacio, desde el consistorio remarcan que “el Ayuntamiento recurrió a la justicia porque, mientras decían eso y presentaban documentación, en la redes sociales decían [Al Huda] que sería la nueva mezquita. Entonces el juzgado les dijo también que no, una sentencia del contencioso lo deniega [en 2018]”.

Las protestas de la comunidad han seguido desde entonces, con tramos de mayor y menor actividad. Así, últimamente, según indican desde el consistorio, la comunidad se manifestaba cada 15 días frente al Ayuntamiento, pero, tras una nueva denegación de la licencia de apertura del local, a finales de diciembre trasladaron las quejas a casa del alcalde. “Pudieron hacerlo por silencio administrativo del Departament d’Interior, que no respondió ni sí ni no a la petición de concentración. Entonces, el Ayuntamiento presentó ante el contencioso administrativo una solicitud a Interior para que cambiaran de sitio, que es lo que el juez ha determinado”, apuntan desde el Ayuntamiento de Mollet.

"Si hay que hacer otras medidas para evitar que sea un centro religioso que nos las digan, pero nos condenan por algo que no ha pasado y no aportan soluciones", concluye Ahmed Balghouch.

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