Amenaza

La capibara, el mayor roedor del mundo, se adentra en las ciudades americanas

Gracias a su gran capacidad de adaptación y una dieta muy flexible, este animal causa problemas en cada vez más urbes del continente

Las capibaras empiezan a colonizar ciudades americanas

Las capibaras empiezan a colonizar ciudades americanas / Pinterest

Verónica Pavés

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Una verdadera invasión. Así lo evidenciaban los medios de comunicación argentinos hace apenas dos años, cuando unas 400 capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris) empezaron a ser vistas campando a sus anchas por Nordelta, uno de los barrios más ricos de Argentina, ubicado en Buenos Aires. Se trata de una especie de rata gigante, que puede llegar a medir 1,30 metros de largo y pesar 65 kilos. Los animales, que siempre habían convivido con los vecinos, se habían multiplicado rápidamente y empezaban a causar estragos: se enzarzaban en peleas con perros y gatos, provocaban accidentes de tráfico y destrozaban las zonas ajardinadas. Estos grandes roedores pasaron a convertirse en urbanitas y la razón de ello radica en su asombrosa capacidad para comer, básicamente, lo que encuentren por delante.

Ha sido un artículo publicado en el Journal of Zoology el que ha arrojado luz sobre la dieta de este animal cada vez más común en muchas ciudades del mundo. Los capibara viven de forma natural en vastos pastizales, humedales y ríos en toda América del Sur. Son herbívoros, al menos así lo refleja su nombre, que significa literalmente ‘comedor de hierba’ en el idioma tupi, que es indígena de Brasil y otras regiones de América del Sur. Sin embargo, las hierbas no son lo único que pueden comer.

Imagen de una capibara con su cría

Imagen de una capibara con su cría / Pinterest

Las capibaras han abandonado las densas praderas para asentarse en las zonas ajardinadas de algunas ciudades, reivindicando el lugar que un día fue suyo. Otro ejemplo es el de São Paulo, la metrópolis más densamente poblada de Brasil, donde han invadido el campus de su universidad. También deambulan por caminos y campos de cultivo frecuentes, lo que les da fácil acceso a cultivos ricos en calorías.

Fueron precisamente los ejemplares asentados en la capital brasileña los que han brindado una explicación a esta invasión sin precedentes. Marcelo Maglioli, ecólogo de la Universidad de Sao Paulo y del Centro Nacional de Pesquisa e Conservação de Mamíferos Carnívoros (CENAP), ha sido el encargado de liderar este estudio en el que se ha analizado el pelo de 210 capibaras de 13 grupos poblacionales distintos dentro del país –algunos naturales y otros antropizados– para saber qué tipo de dieta llevaban a través del análisis de isótopos estables de carbono.

Comen de todo y se adaptan a todo

Sus hallazgos sugieren que la flexibilidad de la dieta de las capibaras les ha ayudado a sobrevivir en lugares que nada tienen que ver con la frondosa selva tropical e incluso aquellos fragmentados por carreteras, campos y otras modificaciones que el ser humano ha llevado a cabo durante las últimas cinco décadas más o menos.

Aunque estén acostumbradas a comer hierbas y plantas tropicales, las capibaras que se asientan cerca de zonas agrícolas son igual de felices comienzo maíz o caña de azúcar (pastos). En zonas urbanas se decantan por arbustos, árboles, enredaderas e incluso algún cactus. 

El animal se adapta a vivir en la ciudad

El animal se adapta a vivir en la ciudad / Pinterest

“Nuestro estudio proporciona evidencia de la flexibilidad dietética de los capibaras en diferentes ambientes”, explican los investigadores en el estudio, que recalca la idea de que esta adaptación de la especie es lo que explica “su resiliencia para sobrevivir, e incluso prosperar, tanto en entornos naturales como modificados por humanos”.

“Creo que lo que más me impresionó sobre el comportamiento de esta especie es que pueden hacer una transición rápida entre alimentos preferidos (como plantas) y no preferidos (pastos) para poder sobrevivir en prácticamente cualquier hábitat”, aseguró Maglioli en declaraciones a la revista Science News.

Si bien dicha dieta flexible puede suponer una mejora para la adaptación de las capibaras que han sufrido grandes cambios en su ecosistema, no todo es tan beneficioso. El estudio también advierte de que las capibaras que se alimentan de cultivos tienden a engordar más y a sufrir problemas de salud.

Numerosos problemas para la población

Sobre ellos también pesa el estigma de convertirse en una ‘plaga’ para los agricultores, y como suelen correr entre los coches acaban provocando más accidentes en los que hay personas involucradas.

Por último, su presencia en grandes urbes también aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades a la población, dado que las garrapatas que les afectan pueden transmitir la mortal fiebre maculosa brasileña a los humanos.

En este sentido, Maglioli recuerda la importancia de reconectar paisajes fragmentados para permitir que los depredadores naturales controlen las poblaciones de carpinchos, disminuyan el contacto con los humanos y restablezcan el equilibrio ecológico.

¿CÓMO ES LA CAPIBARA?

El (o la) capibara, chigüire o carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) es una especie de roedor de la familia de los cávidos, nativa de Sudamérica. Es el roedor viviente de mayor tamaño y peso del mundo, pues llega a medir 1,30 metros y pesar 65 kilos. El otro miembro existente de ese género es el capibara menor (Hydrochoerus isthmius). Sus parientes cercanos incluyen a los conejillos de indias y los mocós, y está relacionado más lejanamente con el agutí, la chinchilla y el coipo. Habita humedales y bosques densos y vive cerca de cuerpos de agua. Es una especie muy social y se puede encontrar en grupos de hasta cien individuos, pero por lo general vive en grupos de diez a veinte individuos. El animal es cazado por su carne y piel y también por la grasa de su piel.

Estudio de referencia: https://zslpublications.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jzo.13057