Cumbre del clima

Estados Unidos traslada a las grandes empresas el pago de la transición ecológica

John Kerry plantea crear un mecanismo para que las multinacionales compren créditos de carbono a los países en vías de desarrollo

Entidades y oenegés critican esta iniciativa y alertan de que puede "socavar el trabajo que se está realizando para recortar emisiones"

John Kerry se dirige al auditorio en una de las charlas del COP27

John Kerry se dirige al auditorio en una de las charlas del COP27 / AHMAD GHARABLI / AFP

Valentina Raffio

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El debate sobre cómo financiar la transición energética aterriza en Sharm el-Sheikh. Este miércoles, en el cuarto día oficial de negociaciones de la cumbre del clima de Egipto, Estados Unidos ha anunciado una nueva iniciativa para costear el paso de los combustibles fósiles a las energías renovables en todo el mundo. El plan, presentado por el embajador climático estadounidense John Kerry, traslada a las grandes empresas la responsabilidad de financiar los planes de transición energética de los países. Sobre todo en el caso del sur global. "Financiar la transición energética costaría entre 2,5 y 4 billones de dólares anuales. Ningún gobierno dispone de tanto dinero. Necesitamos asociarnos con empresas privadas para movilizar este capital y acelerar la transición", ha explicado Kerry durante la presentación de este plan.

La iniciativa ha sido bautizada como "Acelerador de Transición Energética" (ETA, por sus siglas en inglés) y, por el momento, ya cuenta con el respaldo de iniciativas privadas como las fundaciones Rockefeller y Bezos, así como de multinacionales como Microsoft y Pepsi. Según ha explicado este miércoles Kerry durante una comparecencia organizada por el Gobierno estadounidense, hay otras grandes empresas interesadas en la iniciativa y otras muchas que han mostrado interés en entrar en las conversaciones. Todavía no han trascendido más detalles sobre el perfil de estas compañías pero, tal y como ha detallado el embajador climático de Joe Biden, la iniciativa no incluirá a empresas relacionadas con los combustibles fósiles. Es decir, las compañías de petróleo, carbón y gas quedan excluidas.

El plan consiste, esencialmente, en la creación de un nuevo mecanismo de compra y venta de créditos de carbono (el instrumento lanzado en el marco del Protocolo de Kioto por el que cada país tiene una cuota máxima de emisiones anuales). Según ha explicado Kerry, las empresas que se adhieran a esta iniciativa podrán comprar créditos de carbono directamente a los países del sur global. De esta manera, las compañías podrán "compensar" sus emisiones de gases de efecto invernadero y, paralelamente, los países pobres tendrán una "inyección extra de dinero" para financiar sus proyectos de transición energética

La iniciativa todavía está en fase embrionaria y, por el momento, tan solo han trascendido unos pocos detalles sobre cómo funcionará. El plan, de hecho, arranca en Sharm el-Sheikh pero EEUU se da hasta el año que viene, en la siguiente cumbre del clima, para consolidarlo de forma oficial. Kerry, por su parte, ha adelantado que esta propuesta se presenta como "una herramienta más" para impulsar la transición energética en el sur global y que en ningún caso sustituye los compromisos de reducción de emisiones de los gobiernos.

Críticas al plan

El anuncio de Kerry ha levantado más de una ampolla en Sharm el-Sheikh. Sobre todo porque se produce justo un día después que Naciones Unidas alertara sobre el peligro de algunas "iniciativas sostenibles" de gobiernos y empresas que, en el fondo, entorpecen la reducción de emisiones necesaria para esquivar la catástrofe climática. Una de las grandes "líneas rojas" que plantea el último informe de ONU tiene que ver justamente con los planes de "cero neto". Estas iniciativas, según destaca un panel internacional de expertos, solo plantean un recorte de las emisiones en vez de acelerar la "reducción drástica" que haría falta para frenar el calentamiento global.

""Es un mal acuerdo para los países en desarrollo"

El plan de Estados Unidos para trasladar la responsabilidad de la transición ecológica a las multinacionales ha sido especialmente criticado por entidades, oenegés y plataformas ambientalistas. "Este plan puede socavar el trabajo que se está realizando para recortar emisiones", destacan varios portavoces presentes en Sharm el-Sheikh.

"Es un mal acuerdo para los países en desarrollo. En lugar de disponer de fondos públicos para usar estratégicamente, esta iniciativa ofrece financiamiento impredecible que varía según el mercado", destaca Navroz Dubash, una de las coordinadoras del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).

La trampa de las emisiones

Otra de las grandes críticas a esta iniciativa tiene que ver con el fracaso de Estados Unidos a la hora de movilizar fondos para la lucha contra la crisis climática. "Este plan no compensa el hecho de que Estados Unidos no ha proporcionado su parte justa al fondo de los 100.000 millones de dólares", destaca Ulka Keljar, directora del programa de cambio climático del World Resources Institute de India. "El anuncio puede resolver un problema de narrativa política, ya que cuenta una historia sobre el desbloqueo de las finanzas, pero es muy poco probable que realmente consiga movilizar suficientes fondos para hacer frente a este reto", añade Dubash.

"Este plan no compensa el hecho de que Estados Unidos no ha proporcionado su parte justa al fondo de los 100.000 millones de dólares"

Los expertos temen que esta iniciativa se convierta en un mecanismo más para desviar el cómputo de emisiones hacia países en vías de desarrollo. "Si una compañía norteamericana compra créditos a la India, será India la que se tenga que hacer responsable de estas emisiones", destaca Vaibhav Chaturvedi, experto Council for Energy Environment and Water.

"Compensar el carbono es como pagar a otra persona para que corra una maratón y llevarse el mérito. Las compensaciones son utilizadas con demasiada frecuencia por las empresas como una forma de seguir contaminando mientras afirman que reducen las emisiones", destaca Tefere Gebre, director de los programas estadounidense de Greenpeace.

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