La brecha
de emisiones

Dónde estamos y dónde necesitamos estar para esquivar la catástrofe climática

El mundo se encamina hacia una catástrofe climática, pero no todo está perdido. Todavía estamos a tiempo de esquivar los peores pronósticos. La comunidad científica, de la misma manera que alerta sobre la gravedad del problema, también marca una hoja de ruta clara sobre qué tenemos que hacer para frenar el avance de la crisis climática. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) sostiene que la única fórmula para lograrlo es reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero antes de que acabe esta década.

Este es el camino que, según insisten innumerables estudios y análisis científicos, debemos seguir para evitar un calentamiento global extremo y esquivar la catástrofe climática. El objetivo no podría estar más claro. La pregunta es: ¿estamos cerca de conseguirlo? El último informe de Naciones Unidas señala que, pese a los avances de los últimos años, sigue habiendo una enorme brecha entre lo que estamos haciendo y lo que deberíamos hacer para lograr este objetivo.

Este es uno de los grandes retos que estará en la mesa de negociaciones de la cumbre del clima de Sharm el-Sheikh. El año pasado, reunidos en Glasgow, los países acordaron aumentar su "ambición climática", revisar sus políticas ambientales y reforzar aún más sus respectivos recortes de emisiones.

Esta es la brecha de emisiones que debemos cerrar cuanto antes

Hace más de 25 años que el mundo prometió cerrar el grifo de sus emisiones. Con la firma primero del Protocolo de Kyoto (1997) y después del Acuerdo de París (2015), los países se comprometieron a trazar planes para restringir sus niveles de gases de efecto invernadero. Estos primeros acuerdos lograron reducir ligeramente la curva del aumento de emisiones. Pero poco más.

Las políticas climáticas que estaban sobre la mesa en el año 2010 exponían al mundo a la emisión de unas 68 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030. Si estas emisiones hubieran llegado a la atmósfera, para finales de siglo los termómetros del mundo habrían aumentado casi cinco grados de media. Esto habría desencadenado una catástrofe global extrema.

En los últimos diez años, el refuerzo de los planes climáticos ha logrado recortar cerca de un 10% de las emisiones previstas en la década anterior. Aun así, los actuales compromisos prevén la emisión de 58 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030.

Incluso si estos pactos se cumplieran al pie de la letra, la temperatura global aumentaría unos 2,5 grados de media. En países como España, esto podría traducirse en un incremento de los termómetros superior a los cuatro grados. Este escenario, según alerta la comunidad científica, también conllevaría un aumento exponencial de los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías y las pérdidas de ecosistemas.

El último informe de Naciones Unidas sobre emisiones considera que las actuales políticas medioambientales son "insuficientes" para evitar la catástrofe climática. Por eso mismo, los expertos reclaman, una vez más, recortar drásticamente las emisiones antes de que acabe esta década.

Para limitar el calentamiento global a dos grados de media, el mundo debería emitir 'solo' 41 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030. Esto implicaría un recorte de un 30% adicional de las emisiones previstas hace diez años.

La comunidad científica afirma que el único "umbral seguro" para el planeta y sus habitantes es limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados de media. Esto implicaría emitir, como mucho, 33 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2030. O dicho de otra manera, recortar a la mitad las emisiones previstas actualmente.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) explica que, para lograrlo, las emisiones globales deben alcanzar su pico antes de 2025 y caer a la mitad antes de llegar a 2030. Este es el único escenario seguro para el planeta.

La hoja de ruta para esquivar la catástrofe climática está clara. El debate radica en cómo conseguirlo. En el ya conocido Acuerdo de París, los países se comprometieron a trazar planes para reducir progresivamente sus emisiones y a revisar su progreso cada cinco años. En un principio, esta evaluación debía realizarse en 2025 pero, tras un tenso debate en Glasgow, los países acordaron adelantar el calendario y presentar planes más ambiciosos antes de que acabe el 2022.

Un año después de esta promesa, y en vísperas del inicio de la cumbre del clima de Sharm el-Sheikh, la última revisión exhaustiva de las políticas climáticas sigue evidenciando la enorme brecha entre los planes presentados hasta la fecha y los que haría falta implementar para esquivar un calentamiento global extremo. Inger Andersen, directora del programa ambiental de Naciones Unidas, denuncia que los países están "procrastinando" en esta tarea y que, de seguir así, la inacción política expondrá al mundo una catástrofe climática global.

La cumbre del clima de este año arranca con el reto de pactar una reducción de emisiones más ambiciosa. El gran obstáculo será forjar un acuerdo así de ambicioso en la delicada situación geopolítica actual. Todo apunta a que la guerra de Ucrania, la tensión con Rusia, la crisis energética, la creciente inflación y el fantasma de una recesión económica podrían torpedear un debate que, según argumentan los expertos, será clave para el futuro del planeta.

El reto es el siguiente

58

Hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero desde las 58 gigatoneladas previstas actualmente...

33

... hasta un máximo de 33 gigatoneladas de CO2

1,5 grados

Solo así se logrará contener el aumento global de las temperaturas por debajo de 1,5 grados de media.

La gran pregunta es cómo conseguir una reducción tan drástica de las emisiones en un tiempo récord. Los expertos explican que estamos a tiempo de conseguirlo, pero solo si aplicamos estrategias "rápidas", "profundas" y, en definitiva, "estructurales" a todos los niveles de la sociedad. Los informes científicos más exhaustivos realizados hasta la fecha apuntan, por ejemplo, a la necesidad de sustituir de manera urgente los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) por fuentes de energía limpia. También se requieren transformaciones en el sector de los transportes, la industria, los edificios y el sistema alimentario.

Muchas de estas medidas pasan por endurecer la legislación. Pero otras muchas tienen que ver de manera directa con transformar nuestro estilo de vida. Ahí entran cambios de hábitos tan diversos como reducir los viajes en avión, el uso del coche y el consumo de carne.

1

Cada persona debería emitir como máximo una tonelada de dióxido de carbono al año

5

En estos momentos, se estima que la huella ecológica de los españoles suma más de cinco toneladas anuales de CO2.

32

En Catar, las emisiones per cápita suman 32 toneladas. En Emiratos Árabes rozan las 20. Y en países como Canadá, Australia y Estados Unidos rozan las 15.

"La cumbre de Sharm el-Sheikh debe ser el lugar en el que se tomen las decisiones necesarias para evitar que nuestro planeta vaya hacia el precipicio climático", destaca Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, en vísperas del inicio del encuentro. Más allá del reto de las emisiones, el encuentro también intentará forjar un acuerdo para hacer frente a las "pérdidas y daños" de la crisis climática. O para reforzar los planes de adaptación frente a los extremos meteorológicos.

"No hace falta exagerar: la situación ya es bastante mala. Tampoco edulcorar las cosas: debemos ser lo bastante adultos para enfrentarnos a la verdad. Y nada desesperación: nunca es demasiado tarde para empezar a salvar tanto como sea posible", destaca la activista Greta Thunberg.

Este reportaje se ha publicado en EL PERIÓDICO el 5 de noviembre de 2022.

Textos: Valentina Raffio
Gráficos y diseño: Ricard Gràcia
Coordinación: Rafa Julve