Océanos
Descubren el mecanismo que ralentiza la gran corriente del Atlántico y amenaza el clima
La conocida como AMOC es clave para el equilibrio climático mundial y está frenándose de forma preocupante
La circulación de la Corriente Meridional del Atlántico (AMOC, en inglés), un sistema de flujos oceánicos que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el Atlántico norte y agua fría desde el hemisferio norte hacia el sur, es un mecanismo fundamental para la regulación del clima de la Tierra. Esta ‘cinta transportadora’ se paralizó en el pasado remoto debido a factores naturales, con serias consecuencias globales. De hecho, el colapso más reciente jugó un papel clave en la última deglaciación. Ahora, la AMOC ahora está amenazada por el calentamiento global, según han demostrado los científicos. Las consecuencias para el clima pueden ser considerables.
El estudio fue realizado por investigadores alemanes y el paleoclimatólogo brasileño Cristiano Mazur Chiessi, profesor de la Universidad de São Paulo (EACH-USP), en Brasil, y los resultados se han publicado en la revista Nature Communications.
Esta gigantesca cinta transportadora traslada agua superficial más cálida desde el Atlántico Sur hasta el Atlántico Norte. Allí, este agua superficial hace dos cosas: libera calor a la atmósfera fría y, además, se vuelve más pesada y se hunde en las profundidades del océano. Cuanto más profundidad alcanza, el agua se hace más fría y más densa y luego fluye hacia el sur nuevamente, atravesando casi todo el planeta, hasta llegar a las inmediaciones de la Antártida. Allí, este inmenso caudal vuelve a emerger a la superficie, donde se calienta, pierde densidad y completa la circulación.
Pero la Corriente Meridional del Atlántico no solo transporta un enorme volumen de agua, que asciende a unos 18 millones de metros cúbicos por segundo. También transporta una gigantesca cantidad de energía, equivalente a unas 100.000 veces la generada por la segunda planta hidroeléctrica más grande del mundo, la de Itaipu, en la frontera entre Brasil y Paraguay. La distribución espacial de esta energía influye en el clima en varias partes del planeta.
Una circulación vigorosa y estable de la AMOC mantiene el clima global tal como lo conocemos, mientras que su ralentización provoca una pronunciada alteración de la energía, trastocando la climatología mundial.
Ya sucedió en el pasado
De hecho, puede verse cuáles serán las consecuencias de esta ralentización fijándose en lo que sucedió en el pasado.
La AMOC se paralizó varias veces durante el último período glacial, hace entre 71.000 y 12.000 años. Estudios basados en un análisis de sedimentos marinos recolectados entre la costa de Venezuela y el noreste de Brasil demuestran que estos colapsos provocaron un aumento torrencial de lluvias en el noreste de Brasil y una fuerte caída de lluvias en Venezuela y el extremo norte de la Amazonía. También se ha descrito una disminución de las precipitaciones en las zonas tropicales del norte de África y Asia.
También se ha descubierto que después de producirse el calentamiento del fondo marino del Atlántico Norte en latitudes altas, tuvo lugar una masiva liberación de icebergs al mar en Canadá y EEUU. Ello permitió a los investigadores establecer la secuencia de eventos responsables del colapso de la AMOC.
El enorme volumen de agua dulce añadido al mar por el derretimiento de los icebergs modificó la composición del océano en las altas latitudes del hemisferio norte. Esto tuvo un tremendo impacto en el clima global, porque la región entre Canadá y Groenlandia es una parte particularmente sensible de la AMOC.
Esto es lo que sucede cuando se ralentiza la corriente AMOC
"El proceso comienza con un debilitamiento aparentemente insignificante de la AMOC, que provoca el calentamiento submarino en latitudes altas del Atlántico Norte. Este calentamiento derrite las bocas marinas de los glaciares, moviéndolos rápidamente hacia el mar y liberando colosales flotas de icebergs. A medida que los icebergs se derriten, la salinidad del agua superficial disminuye en la región. El agua superficial no es lo suficientemente densa como para hundirse y, entonces, la AMOC colapsa", explició Mazur Chiessi.
Y, efectivamente, el seguimiento de la AMOC en las últimas décadas muestra que se está debilitando. Hay tres razones principales: la intensificación de las precipitaciones en latitudes altas del Atlántico Norte; derretimiento de la capa de hielo sobre Groenlandia; y el calentamiento de la superficie del planeta. Pero, sea cual sea la causa, es evidente que estas tres posibilidades están relacionadas con el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera debido a la actividad humana.
Este último descubrimiento sugiere que una AMOC más débil causará un calentamiento anómalo del fondo marino en las altas latitudes del Atlántico Norte, lo que derretirá los glaciares en Groenlandia. En última instancia, esto podría llevar al colapso de la AMOC, lo que exacerbaría la crisis climática con importantes repercusiones, concluyen los científicos.
Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41467-022-31754-x#Fig1
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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es
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